Jair Bolsonaro, un excapitán del Ejército que elogia las dictaduras y promete una brutal represión del delito y la corrupción, arrasó en las elecciones en Brasil. Según el 87%, el candidato ultraderechista lograba un 47%, frente al 27,5% de su rival, el petista Fernando Haddad. La segunda vuelta tendrá lugar el 28 de octubre y Bolsonaro parte como gran favorito.

Bolsonaro, de 63 años, estuvo acompañado de una enfermera mientras emitía su voto, un mes después de que sufriera un ataque a puñaladas casi fatal en un mitin de campaña que le llevó a someterse a dos cirugías de emergencia.

El candidato afirmó que estaba confiado en que tenía la mayoría de los votos válidos necesarios para ganar la presidencia sin una segunda vuelta , evitando un enfrentamiento con el izquierdista del Partido de los Trabajadores (PT) Fernando Haddad. "Si Dios quiere, se liquida hoy", dijo a periodistas. "Estamos en una creciente trayectoria y confiamos en que las personas de bien de Brasil quieren alejarse del socialismo". Sin embargo, el resultado mostró que sí habrá balotaje.

Los analistas coinciden en que Bolsonaro aprovechó la ola de enfado contra la clase política tradicional tras descubrirse una de las mayores tramas de corrupción del mundo y el aumento de la delincuencia en un país con más asesinatos que cualquier otro. Sus partidarios culpan de todo al PT, que dirigió a Brasil en 13 de los últimos 15 años, junto con políticas económicas imprudentes que contribuyeron a la peor recesión del país en una generación.

Pero Brasil está dividido sobre el costo que su democracia podría tener que pagar si elige a Bolsonaro, un legislador experimentado que ha elogiado en repetidas ocasiones al régimen militar de 1964-85 y que ha sugerido que sus oponentes sólo podrían ganar a través del fraude, aunque ahora se compromete a adherirse con firmeza a los ideales democráticos.

Genies Correa, un administrador de negocios de 46 años en Brasilia, aseguró que votó por Bolsonaro y respaldaría un Golpe de Estado si gana el PT, culpando al partido por la desenfrenada corrupción. "Si ellos ganan, se convertiría en Venezuela, la gente tendría hambre, con una moneda que no vale nada", aseguró, en momentos en que abandonaba un local de votación con su hija.

LEGADO DE LULA

El rival de Bolsonaro, Fernando Haddad, es exalcalde de Sao Paulo y exministro de Educación. Sustituye al fundador del partido, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, actualmente en prisión por corrupción y lavado de dinero.

Muchos brasileños como Ruth Pereira Santos, de 65 años, recuerdan con nostalgia los años de rápido crecimiento que comandó Lula y donde se beneficiaron con sus programas que sacaron a muchos de la pobreza. "¿Quién podía comprar un automóvil? Gracias a Dios, hoy tengo un automóvil en mi garaje. Antes eso no era accesible", afirmó Santos, un cuidador de ancianos.

Los colegios electorales abrieron a las 8.00 hora local (1100 GMT) y el último cerrará a las 19.00 horas de Brasilia (2200 GMT). Las encuestas a boca de urna y los resultados comenzarán a fluir poco después porque Brasil utiliza un sistema de votación electrónico.