El general iraní que Estados Unidos eliminó en un ataque con un dron en Irak era "una amenaza para todos nuestros intereses" y "no lamentaremos su muerte", afirmó el primer ministro británico Boris Johnson.
Johnson, que conversó el domingo con el mandatario estadounidense Donald Trump, se pronunció porque todas las partes contribuyan a reducir las tensiones.
"Todos los llamados para represalias y venganzas simplemente provocarán más violencia en la región y no convienen a nadie", agregó.
Esta declaración fue la primera de Jonson sobre el incremento de las tensiones en el Medio Oriente desde el asesinato del general iraní Qassem Soleimani ocurrido el viernes en Bagdad.
Antes de estas palabras, Johnson fue criticado por guardar silencio sobre lo sucedido y no interrumpir sus vacaciones en la isla privada caribeña de Mustique pese a la intensificación de la crisis.
Johnson ya regresó a Gran Bretaña.
Soleimani "representaba una amenaza para todos nuestros intereses y fue responsable de un patrón de conducta perjudicial y desestabilizadora en la región", afirmó Johnson.
"Dado el papel importante que desempeñó en acciones que causaron la muerte de miles de civiles inocentes y personal occidental, no lamentaremos su muerte".
Johnson celebraba el año nuevo en Mustique después de que su Partido Conservador lograra una sólida mayoría en las elecciones del 12 de diciembre.
La muerte de Soleimani suscitó temores de que una intensificación de las tensiones mundiales pudieran derivar en una guerra después de que Irán amenazara con vengarse de Estados Unidos, que ha enviado a 3.000 soldados más a Kuwait.
Antes del comunicado de Johnson, el secretario británico del exterior Dominic Raab había defendido al primer ministro de las críticas de la oposición cuando señaló que ambos estuvieron en comunicación constante.
El gobierno británico ha elevado su alerta de viaje al Medio Oriente y envió dos buques de guerra para que escolten a los barcos de bandera británica que cruzan el estrecho de Hormuz, un corredor marítimo importante para el suministro petrolero mundial.
Jeremy Corbyn, dirigente saliente del opositor Partido Laborista, dijo que Johnson "debió interrumpir de inmediato sus vacaciones para hacer frente a un asunto de posibles graves consecuencias para Gran Bretaña y el mundo".