En medio del "juego político" entre el nuevo gobierno británico y la Unión Europea sobre quién tendrá la responsabilidad del tipo de Brexit que se producirá el 31 de octubre, el primer ministro Boris Johnson advirtió ayer a los líderes del bloque que no deberían escuchar a los "muy equivocados" parlamentarios británicos que piensan que pueden detener la salida de Reino Unido de la UE.
Estos dichos, filtrados por The Telegraph, hacen referencia nada menos que a una reunión que los líderes opositores (el laborista Jeremy Corbyn, la liberal demócrata Jo Swinson e Ian Blackford, del Partido Nacionalista Escocés) llevarán a cabo hoy, para discutir sobre las distintas alternativas que tienen para bloquear un Brexit sin acuerdo. A ellos se suma el extitular de Hacienda Philip Hammond, quien está formando un grupo paralelo de conservadores rebeldes que tienen el mismo objetivo.
Aunque eso no es todo, el periodista Paul Brand, del canal ITV, señaló que una reunión multipartidista se llevará a cabo hoy y que al final de esta se firmaría una declaración en la que se van a oponer a cualquier suspensión del Parlamento y que se formará una Cámara de los Comunes alternativa si eso ocurre.
Johnson confesó ayer en Biarritz, en el marco de la cumbre del G7, que se encuentra "apenas más optimista" sobre la eventualidad de encontrar un acuerdo de salida. "Hay un desacuerdo profundo", reconoció el primer ministro, que centró el principal punto de discordia en la situación de la frontera entre las dos Irlandas.
En las reuniones de la semana pasada entre Johnson y sus pares de Alemania y Francia, los líderes europeos mostraron cierta flexibilidad al señalar que le corresponde a Reino Unido mostrar alternativas al problema del backstop o de la salvaguarda irlandesa (mecanismo del acuerdo de salida que busca garantizar que no habrá una frontera "dura" entre las dos Irlandas) en 30 días. El gobierno ha señalado que está estudiando alternativas.
"Esto realmente es un déjà vu, que los líderes europeos están abiertos a discutir con Reino Unido si Londres llega con propuestas creíbles para reemplazar el backstop. El problema es que las negociaciones se han venido dando por más de dos años y Reino Unido nunca realmente ha presentado una alternativa al backstop que sea creíble y que funcione. Además, la realidad es que quien está haciendo las negociaciones es la Comisión Europea, entonces ni Berlín ni París pueden cambiar nada por sí solos", explicó a La Tercera el analista Federico Fabbrini, director del centro de estudios Brexit Institute.
"Lo que realmente está pasando acá es que hay un proceso político en Reino Unido que va a llevar, muy probablemente, a elecciones generales, y creo que Boris Johnson se está tratando de posicionar como un negociador duro que realmente quiere lograr que se concrete el Brexit", añadió Fabbrini.
Otro de los puntos en discordia mencionados ayer en el G7 fue el pago de la deuda que Reino Unido debe hacer al bloque. La Comisión Europea (CE) insistió ayer en que es "esencial" que Reino Unido honre los compromisos financieros que hizo como Estado miembro.
Johnson ha amenazado con retener parte de esos 39.000 millones de libras (US$ 47.600 millones) si la Unión Europea no realiza concesiones favorables a Londres en el acuerdo del Brexit.
A juicio de Johnson, si Londres deja Bruselas sin un acuerdo ya no deberá legalmente ese dinero, que fue acordado por su predecesora, Theresa May.