"Como si no hubiera suficientes problemas internos, el Presidente Jair Bolsonaro fue a buscar uno afuera". Ese fue el comentario que los columnistas del diario O Estado de S. Paulo, Vera Magalhães y Marcelo de Moraes, hicieron luego que el mandatario brasileño lanzara su durísima crítica a la Alta Comisionada de la ONU para los DD.HH., Michelle Bachelet. "Si no fuera por el personal de (Augusto) Pinochet, que derrotó a la izquierda en 1973, entre ellos a su padre, hoy Chile sería una Cuba", dijo Bolsonaro en respuesta a las declaraciones de Bachelet, quien denunció que en Brasil había una "reducción del espacio democrático".
Y es que tal como sostienen Vera Magalhães y Marcelo de Moraes, Bolsonaro tiene suficientes frentes abiertos a nivel interno. Al difícil trámite de la reforma previsional y los cuestionamientos a su actual ministro de Justicia, Sérgio Moro, por su rol como juez en la Operación Lava Jato, se han sumado las críticas a su gestión en el manejo de los incendios en la Amazonía. Todo ello se ha traducido en una fuerte caída en su popularidad. Así lo refleja la última encuesta de Datafolha, publicada el lunes, la cual muestra que la desaprobación de Bolsonaro aumentó al 38% en agosto desde el 33% en julio, mientras que la aprobación cayó del 33% al 29% en el mismo período.
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Foto: AP[/caption]
Como resultado de "tantas frases y actitudes controvertidas", como consigna el diario Folha de S. Paulo, la peor evaluación de Bolsonaro se encuentra entre los más pobres, quienes ganan hasta dos salarios mínimos (22%), los más jóvenes (16 a 24 años, 24%) y con educación baja (solo escuela primaria, 26%). Pero a juicio de la columnista de Folha de S. Paulo, Daniela Lima, lo más llamativo de este sondeo son los "indicios de que la erosión en la evaluación del gobierno de Bolsonaro se aceleró en los estratos del electorado que lo apoyaron durante la campaña presidencial".
Así, entre los electores más escolarizados, con educación universitaria, el índice de quienes califican la gestión del Presidente como mala o pésima cambió por primera vez. En abril, este grupo totalizó el 35%. Luego, en julio, osciló ligeramente al 36%. En la encuesta de agosto, sin embargo, alcanzó el 43%. En vísperas del balotaje de 2018, según Datafolha, el 55% los votantes con educación universitaria dijo que tenía la intención de votar por Bolsonaro, mientras que otro 34% afirmó que prefería a Fernando Haddad, el candidato del PT. La pérdida de apoyo de Bolsonaro también fue acentuada entre aquellos más ricos, con ingresos mensuales superiores a 10 salarios mínimos. En este segmento, la aprobación del Presidente cayó del 52% en julio al 37% actual.
El aumento del rechazo al mandatario también se observa en áreas tradicionalmente bolsonaristas. Es el caso de la región Sur, donde la tasa de quienes califican al gobierno como malo o pésimo aumentó del 25% al 31%, de julio a agosto. Para Mauro Paulino, director gerente de Datafolha, "la prueba del diagnóstico" está en el contingente de los arrepentidos: uno de cada cuatro de los que votaron por el capitán retirado no repetiría la opción si las elecciones fueran hoy, "garantizando a Haddad una ventaja ajustada, pero fuera del margen de error".
Los más arrepentidos son los que tienen entre 45 y 59 años, un rango especialmente afectado por la reforma de las pensiones, escribió Paulino en Folha.
La persistencia en "el tono belicoso" tiende a deshidratar la popularidad de Bolsonaro a niveles próximos a su núcleo fiel, señala el encuestador. Según Datafolha, este núcleo duro de apoyo al Presidente alcanza al 12% de la población brasileña.
Para los dirigentes de centroderecha brasileña, afirma Daniela Lima, "el Presidente está determinado a alimentar apenas al núcleo duro de su militancia, manteniendo vivo el antagonismo con el PT en esta ala por creer que en 2022 el rechazo a la izquierda va a reeditar el guión que le valió la victoria en la última disputa".
Fiel a su postura, sin embargo, Bolsonaro desvirtuó los resultados de la encuesta.
"¿Alguien cree en Datafolha?, ¿Usted cree en Papá Noel? Pasemos a otra pregunta por favor", declaró el mandatario al ser consultado por la prensa cuando dejaba el Palacio de Alvorada