El gobierno del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva envió un texto a la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) pidiendo el retiro de las críticas al régimen en Nicaragua, en un intento de suavizar la relación con el país.
En la cumbre de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se llevará a cabo del 21 al 23 de junio en Washington, el organismo internacional tiene entre sus planes aprobar una resolución crítica de la situación en Nicaragua, en la que denuncia represión y violaciones a los derechos humanos y al derecho de propiedad.
Canadá, Chile, Costa Rica, Estados Unidos y Antigua y Barbuda han redactado una resolución sobre la crisis de los derechos humanos en Nicaragua, que será presentada en la asamblea general, la que es muy crítica con el gobierno de Daniel Ortega. Pero el gobierno de Lula presentó sus observaciones y pidió que se cambien las palabras utilizadas para suavizar el tono de la resolución y, además, le agrega condicionales a algunos de los graves hechos que ocurren en el país centroamericano.
La Misión Permanente de Brasil ante la OEA no quiere que en el escrito se inste al gobierno nicaragüense a que “cese la represión”, sino que “se abstenga de reprimir” y “de detener arbitrariamente a líderes de la Iglesia Católica”.
En el texto se hace un llamado “al gobierno de Nicaragua para que deje sin efecto las normas que han permitido a las autoridades del Estado privar arbitrariamente de su nacionalidad a ciudadanas y ciudadanos nicaragüenses”. Pero Brasil pide que se cambie a las normas que “pueden haber permitido” la privación de nacionalidad.
También quieren que no se lea en el texto un “retorno a la democracia”, sino que se hable de un “fortalecimiento”. Que se suprima del informe que la “conclusión es alarmante” y también que se elimine que se evidencia un “empeoramiento de las condiciones” en el país.
Otro punto sugerido por el gobierno para modificar es que se use “expresa preocupación” en lugar de “profunda preocupación” con los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la represión en Nicaragua.
Además, Brasil también pide la eliminación de los pasajes que hablan de “confiscación de bienes y negación de pensiones a personas por parte del gobierno”. También agrega la palabra “presuntas” al documento ante denuncias de “violaciones al derecho a la propiedad” en el país.
Los arreglos y sugerencias brasileños fueron a dados a conocer en Twitter por Arturo McFields, exembajador de Nicaragua ante la OEA, quien calificó la acción de Brasil como “vergonzosa” tras enviar un “documento mentiroso en defensa de Ortega, al asegurar que en Nicaragua sí existe democracia y solo hay que fortalecerla y reiterar que son supuestas las confiscaciones”.
“La delegación de Lula ante la OEA acaba de cometer un acto vergonzoso, repugnante y una burla para miles de personas que han tenido que huir de Nicaragua, centenares que han sido víctimas de persecución y más de 355 asesinatos”, añadió.
En uno de los puntos de la resolución se establece hacer un llamado al gobierno de Nicaragua para que, en aras de la transparencia y la rendición de cuentas, “permita el acceso pleno y sin obstáculos a su territorio a los órganos internacionales de derechos humanos”. La Misión Permanente de Brasil sugiere que esa frase sea sustituida y que, en vez de permitir acceso pleno, se “coopere”, reduciendo así el señalamiento específico a una ambigüedad de libre interpretación.
La postura de Brasil quedó en evidencia en mayo durante un Consejo Permanente, en momentos en que Chile y Canadá, que presiden la comisión de seguimiento sobre Nicaragua, hicieron un informe y presentaron sus críticas al régimen de Daniel Ortega, y Brasil, que también integra esa comisión, se mantuvo en silencio. Previo a que asumiera el gobierno de Lula en enero, el país era crítico del régimen nicaragüense.
El argumento que manejan en el gobierno de Brasil es que si realmente se quieren producir cambios en Nicaragua se necesita bajar el tono de la confrontación y permitir tender puentes de diálogo, indicó el portal argentino Infobae.
Sin embargo, indicó el portal brasileño UOL, el silencio de Brasil ha causado molestias. “Parece que el discurso en defensa de la democracia se limita a la situación interna del país”, afirmó una fuente de la ONU, indignada con la postura de Lula. Otra voz que llama a la acción desde Brasil es Bianca Jagger. En entrevista exclusiva con UOL, la activista social y política de origen nicaragüense hizo un llamado a Lula para que se pronuncie durante la represión en el país y defienda la democracia. Para los activistas, es hora de que Brasil tome una posición. “Conocí al Presidente Lula hace muchos años”, informó Bianca Jagger.
“Por eso quiero hacer un llamado al Presidente Lula: que se pronuncie de manera clara y contundente en apoyo al pueblo de Nicaragua, a los presos políticos, como el obispo Rolando José Álvarez”, dijo. “No olviden: necesitamos a Brasil. El país necesita asumir un papel muy importante en relación a los nicaragüenses”, dijo la activista. “Confío en que lo hará y quiero ir pronto a Brasil”, agregó.
Fuentes dijeron al portal que el gobierno brasileño, sin embargo, todavía quiere explorar canales de diálogo con el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, mientras aumenta la presión internacional para que se impongan medidas contra el gobierno centroamericano por abusos y violaciones de derechos humanos.
“Entre los diferentes gobiernos occidentales, la orientación es presionar para que la crisis de Nicaragua gane otro estatus dentro de la ONU. Hasta ahora, la decisión era incluir el debate sobre el país dentro de los temas relacionados con la cooperación. El objetivo era no crear más vergüenza para Ortega y, por lo tanto, permitirle escuchar las recomendaciones de expertos internacionales en derechos humanos”, escribió UOL.
Pero ahora muchos países de la región latinoamericana, y para el Grupo Occidental, piensan que es hora de sacar a Nicaragua del capítulo de cooperación y colocar al país en la agenda internacional de violadores de derechos humanos. En la diplomacia brasileña, sin embargo, la preferencia es que el país siga siendo tratado en el capítulo de la agenda que trata de la cooperación entre los estados y el sistema de la ONU. El gobierno de Lula teme que, si se le presiona aún más, Ortega amplíe la represión.
Lula el mes pasado también hizo una defensa al Presidente venezolano, Nicolás Maduro. Luego de invitarlo a una cumbre con otros presidentes en Brasilia, dijo que Venezuela sufre de una “narrativa” impuesta.
Desde 2018, la OEA ha pedido al gobierno de Nicaragua respetar los derechos humanos y cesar la represión contra los nicaragüenses, lo que llevó a Ortega a criticar al organismo, renunciando en noviembre de 2021 y tomando la decisión de salirse, tras calificarlo de injerencista.