Brasil retiró a su embajador en Israel, luego de que el gobierno hebreo declaró que Luiz Inácio Lula da Silva no era bienvenido en ese país, tras comparar la guerra sionista contra la Franja de Gaza con el trato de Hitler a los judíos.

Las medidas adoptadas por el régimen brasileño, que incluyen la convocatoria del embajador israelí para mantener conversaciones, fueron confirmadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores del país sudamericano este lunes, después de que funcionarios israelíes amonestaran el sábado formalmente al representante de Brasil por el comentario de Lula.

“Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza con el pueblo palestino no tiene paralelo con otros momentos históricos”, dijo en esa ocasión el mandatario de Brasil.

“De hecho, sí existía cuando Hitler decidió matar a los judíos”, agregó Lula durante una cumbre de la Unión Africana celebrada el fin de semana en Addis Abeba, refiriéndose a los crímenes de guerra nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

A primera hora del lunes, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Israel Katz, anunció que el Presidente brasileño no será bienvenido en el país de Medio Oriente hasta que se retracte de sus comentarios.

“No olvidaremos ni perdonaremos. Es un grave ataque antisemita. En mi nombre y en el de los ciudadanos de Israel, digan al Presidente Lula que es persona non grata en Israel hasta que se retracte”, dijo Katz al embajador de Brasil.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil dijo que convocaría al embajador de Israel en Brasil, Daniel Zonshine, a una reunión en Río de Janeiro, donde el titular de la diplomacia brasileña asiste a una reunión del G20.

La guerra de Gaza comenzó cuando el grupo militante islamista palestino Hamas envió combatientes a Israel el 7 de octubre, matando a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestrando a 253 rehenes, según los recuentos israelíes.

Desde entonces, la ofensiva aérea y terrestre de Israel ha devastado gran parte de Gaza, provocando la muerte a más de 29.000 personas, civiles en su mayoría, según las autoridades sanitarias palestinas, y obligando a casi la totalidad de sus más de dos millones de habitantes a abandonar sus hogares.