Brasil, el país liderado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, alcanzó la primera posición en un ranking de 19 países que mide la simpatía de sus ciudadanos por ideas populistas. Así, según el sondeo elaborado por el instituto de investigación YouGov, la Universidad de Cambridge en conjunto con el diario británico The Guardian, más de dos de cada cinco brasileños fueron identificados como populistas, índice que casi duplica al promedio mundial de respaldo a esta tendencia, que llega al 22%.
Según el Índice de Populismo, el 42% de los brasileños apoya ideas populistas, mientras que Sudáfrica aparece en segundo lugar, con el 39%. Más atrás su ubican Tailandia (30%), México (29%), Turquía (28%), Polonia (26%), Francia (24%), Estados Unidos (23%), España (22%) e India (21%).
Entre los demás países encuestados la adhesión a esta tendencia es notablemente inferior. Por ejemplo, Canadá, Reino Unido y Suecia registraron índices inferiores al 15% de opiniones populistas. En Dinamarca y Japón menos del 10% de manifestó su adhesión a esta tendencia.
El Índice de Populismo se mide de acuerdo con la cantidad de encuestados que respondieron con un "totalmente de acuerdo" a dos afirmaciones: "Mi país está dividido entre la gente común y las elites corruptas que los explotan" y "la voluntad de la gente debería ser el principio elemental en la política del país", explica a La Tercera Levente Littvay, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Centroeuropea y uno de los autores de la investigación publicada por The Guardian.
El estudio anual entrevistó a 25.325 personas en los 23 países más grandes del mundo -que representan más del 60% de la población mundial- entre febrero y marzo, a través de encuestas online. Sin embargo, China, Arabia Saudita, Egipto y Nigeria no fueron incluidos en el informe final sobre populismo.
"La encuesta no intenta explicar o hacer suposiciones sobre si el populismo se ha masificado en la opinión pública porque no tenemos la información para evaluar si ha crecido o no en el mundo.
En todo caso, hay muchos datos de que los políticos se están volviendo cada vez más populistas en las últimas tres décadas. La tendencia no es clara. En países como Bulgaria, Eslovaquia y República Checa el populismo ha disminuido en la última década", señala Littvay.
Con todo, de los 1.006 encuestados en Brasil, el 84%, o sea, cuatro de cada cinco brasileños, "tiende a estar de acuerdo" o "está totalmente de acuerdo" en que el gobierno "está dominado por poderosos intereses que se cuidan así mismos". Según el diario británico, la corrupción y la desconfianza hacia los políticos habría impulsado el alza del populismo en Brasil.
El encarcelamiento del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) condenado a prisión por el caso Lava Jato por supuestamente recibir pagos ilícitos de la constructora brasileña Odebrecht; el impeachment contra la expresidenta Dilma Rousseff (2011-2016), y la estadía de cuatro noches en la cárcel en marzo pasado del también expresidente Michel Temer (2016-2018) debido a presuntos sobornos recibidos en 2014, explicarían en alguna medida el respaldo de los brasileños a ideas populistas.
Fenómeno Bolsonaro
Según The Guardian, la campaña centrada en la lucha contra la corrupción habría permitido la victoria del ahora mandatario Jair Bolsonaro. El ultraderechista obtuvo 58 millones de los sufragios en la segunda vuelta de octubre pasado, con un apoyo del 55,13%.
"La prensa europea y norteamericana viene utilizando el concepto de populismo sin el indispensable respaldo de la sociología y la ciencia política", explica a La Tercera el sociólogo y analista político brasileño Bolívar Lamounier. Y agrega: ¿Fue la corrupción la que eligió a Bolsonaro? De alguna forma, pero lo que lo sacó electo, en primer lugar, fue la amplia mayoría que se opone visceralmente a Lula y al PT, principales responsables de la trama de corrupción de Lava Jato. A esto se suma el pésimo desempeño de los partidos de centro que presentaron candidatos débiles y sin una nueva agenda. ¿Pero por qué Brasil sería el país más populista? ¿Más que Argentina, que retrocedió increíblemente debido a la dominación peronista, y más que Venezuela, prácticamente destruida por un populismo de inclinación totalitaria', se pregunta Lamounier.