El 3 de septiembre de 2016, el abogado chileno-venezolano Braulio Jatar fue detenido junto a otras 30 personas en Villa Rosa, en el marco de una serie de manifestaciones que se desarrollaban contra el gobierno de Nicolás Maduro en Isla Margarita, Venezuela. En ese entonces, Jatar informó de los hechos en su calidad de editor del portal de noticias Reporte Confidencial. También trabajaba en un estudio jurídico, entre otras actividades. La administración chavista lo acusó de "legitimación de capitales", al presuntamente portar un maletín con US$ 25 mil, para financiar a grupos políticos opositores.

Después de nueve meses en la cárcel, en mayo de 2017 se le concedió el arresto domiciliario. Sin embargo, tanto él como su familia insisten en su inocencia. Su hermana, Ana Julia Jatar, se ha transformado en una de sus principales voceras y en innumerables ocasiones ha pedido al gobierno de Chile que interceda por la liberación de Braulio.

En 2017, la ONU y otros organismos emitieron resoluciones por su libertad, pero hasta ahora no se ha hecho efectiva. ¿Por qué?

Pienso que por falta de apoyo en esos organismos por parte del gobierno de Chile, y la contumacia del gobierno de Venezuela. Nosotros logramos resoluciones de la ONU, de la OEA, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como de Human Rights Watch, el Foro Penal, Provea, el Sindicato de Prensa, la Sociedad Interamericana de Prensa, Espacio Público, el Instituto Prensa y Sociedad Venezuela, y países como Brasil, Colombia o México, además del Congreso de Chile. Es decir, no podemos numerarlos a todos, y ante ninguna de esas instituciones, que yo sepa, la Cancillería chilena ha hecho algo para representarme o para convertirse en mi defensor ante el gobierno venezolano.

¿Ha sido poco enérgico el gobierno sobre su caso?

No he sido contactado por nadie de la nueva administración, no sé si el nuevo canciller conoce de mi caso, nunca me ha nombrado públicamente. Lo mismo sucede con el Presidente. La pasada administración fue mucho más enérgica, por lo menos, ante la opinión publica sobre mi caso. Mis contactos siguen siendo a través única y exclusivamente de Pablo de Linares Mesa, cónsul de Chile en Venezuela, y su personal. Ellos se mantienen en esa posición desde la época de la Presidenta Bachelet.

Ahora Michelle Bachelet ocupará un cargo en la ONU como autoridad máxima de derechos humanos. ¿Tiene esperanzas?

Ella llega a una posición en la cual puede hacer más por los DD.HH. que desde la presidencia de Chile. En mi caso particular, desde ese organismo ya se ha ordenó mi excarcelación con pago indemnizatorio. La expresidenta debe insistir en que el gobierno de Venezuela cumpla lo ordenado. Desde que estoy en prisión ningún gobierno de Chile ha exigido mi liberación, solo se han limitado a decir que deben garantizarse mis derechos. Estoy convencido que Bachelet será una muy importante pieza en la búsqueda de soluciones para Venezuela.

¿Cómo describiría este período privado de libertad?

Me trataron como lo hacen con los delincuentes comunes. Perdí 22 kilos en solo los tres primeros meses y todavía mi salud paga un precio muy alto producto de lo que tuve que soportar. Todo, como dicen en Venezuela, 'por publicar la verdad'. Debo decir que los presos siempre me respetaron, igual que la mayoría del personal, y estoy agradecido a todos por eso.

¿A qué dedica sus actividades diarias durante el arresto domiciliario? ¿Qué líderes lo apoyan?

Me he dedicado a escribir. Van cinco libros. No creo que haya habido un preso que escriba tanto en cautiverio. Tengo la suerte de contar con la amistad de muchos líderes de todas las tendencias, y en distintas posiciones dentro y fuera de Venezuela y Chile. Ellos siempre se han preocupado por mí, y les estoy muy agradecidos. Últimamente en Chile senadores como Francisco Chahuán y jóvenes como José Ignacio Concha, entre muchos otros, me han manifestado que hacen todo lo posible para lograr mi libertad.

De conseguir su liberación, ¿qué espera hacer luego?

Hacer lo que iba a hacer cuando me secuestraron. Viajar a Chile con mi familia y dedicarme a la escritura. Mi hija Claudia ya está en Chile hace casi un año. Por cierto nadie del gobierno la ayudó. Ella se abrió camino sola y con los contactos de amigos de muchos años que tenemos allá. Ella es chilena y perseguida como su padre.

¿Cómo califica la agudización de la crisis en Venezuela?

No quiero hablar de temas que me coloquen como un erudito. Los presos políticos somos una hermandad donde la modestia y humildad debe ser nuestra amalgama.

¿Cuál es la salida a los actuales problemas sociales, políticos y económicos en ese país?

Venezuela es una cantera de hombre y mujeres preparados, que saben lo que es necesario hacer. Chile es un ejemplo mundial de cómo cuando una sociedad se decide a triunfar el objetivo se alcanza. Yo siempre digo: "Adelante, adelante por encima de la rocas y los obstáculos siempre adelante. Los pesimistas esos no cuentan, no he conocido a uno solo que haya hecho historia".