"La unión que significa Reino Unido se encuentra en un peligro mortal, más de lo que nunca ha estado en sus 312 años de existencia. En juego no está solo la clase de Brexit que vamos a tener, sino que también en qué clase de país nos vamos a convertir. Crucialmente también el destino de la Unión no puede ser ignorado en medio de la carrera por nuestro nuevo primer ministro", advirtió el expremier laborista Gordon Brown (2007-2010) en una columna en el Daily Mail de Escocia ,el 24 de junio.

Si bien por ese entonces no se conocía el nombre del futuro premier, el político escocés hacía referencia a Boris Johnson, quien el 24 de julio se convirtió en el jefe de gobierno británico y que ya está preparando planes de contingencia ante un Brexit sin acuerdo el 31 de octubre. Esto significa que Reino Unido se saldría de la Unión Europea sin ninguna regla de convivencia.

¿Podría este escenario, que es uno de los más temidos tanto por los británicos como por los comunitarios, poner en riesgo la continuidad de la unión entre Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte?

"En el caso de un Brexit sin acuerdo aumenta la probabilidad de que haya una frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Hay preocupación por el impacto económico que tendrá en las personas de Irlanda del Norte. Muchas personas viven en la frontera y causará grandes interrupciones. En esas circunstancias, se podría aumentar el apoyo por la unificación entre Irlanda del Norte y la República", explicó a La Tercera, Jess Sargeant, analista especialista en el proceso de devolución (de poderes a Escocia, Irlanda del Norte y Gales) del centro de estudios Institute for Government.

La experta advierte que "en el Acuerdo de Viernes Santo (de 1998, que puso fin al conflicto), hay un requerimiento de un referendo en caso de que haya una mayoría de las personas en Irlanda del Norte que les gustaría ser parte de una Irlanda unida, por lo que el gobierno de Reino Unido tendría que llamar a un referendo". Eso sí, "no está no está claro cómo se medirá el respaldo a una unificación de Irlanda".

El otro escollo es Escocia, ya que si bien el gobierno de Nicola Sturgeon está a favor de realizar un segundo referendo (el primero se realizó el 18 de septiembre de 2014 y un 55% estuvo en contra de la independencia), esta consulta tendría que permitirla el gobierno británico, algo que ya ha dicho no ocurrirá. Esto, porque Escocia no tiene el poder de hacer otro referendo, por lo que ahora esta situación se encuentra en punto muerto. El problema radica en que un 62% de los escoceses votó a favor de la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea.

"Nuevamente, es posible otro referendo, porque la mayoría de las personas en Escocia votó por permanecer en Reino Unido. Puede que haya un aumento de personas que está a favor de la independencia si es que no hay un acuerdo, pero eso no significa que Escocia tenga el poder de hacer ese referendo", explicó Sargeant.