El gobierno de China respondió el domingo a un aumento en las infecciones por coronavirus cerrando su centro de negocios en el sur, Shenzhen, una ciudad de 17,5 millones de habitantes, y restringió el acceso a Shanghái suspendiendo el servicio de autobuses.
Todos en Shenzhen, un centro financiero y tecnológico que limita con Hong Kong, se someterán a tres rondas de pruebas después de que se informaron 60 nuevos casos de COVID-19 el domingo. Todos los negocios, excepto los que suministran alimentos, combustible y otras necesidades, recibieron la orden de cerrar o trabajar desde casa.
Esta reciente ola de infecciones de China es baja en comparación con otros países y con Hong Kong, que informó más de 32.000 el domingo. Pero las autoridades chinas están aplicando una estrategia de “tolerancia cero” y han confinado ciudades enteras para encontrar y aislar a todas las personas infectadas.
En Shenzhen se encuentran algunas de las empresas más importantes de China, como la compañía de telecomunicaciones Huawei Technologies Ltd., la marca de automóviles eléctricos BYD Auto, la aseguradora Ping An Insurance Co. y Tencent Holding, operador del popular servicio de mensajes WeChat.
En el continente, el gobierno reportó 1.938 casos nuevos —el triple que el sábado— y unos 1.412 casos de este grupo estaban en la provincia de Jilin en el noreste, donde la metrópoli industrial de Changchun fue cerrada el viernes y se ordenó cuarentena a las personas.
China, donde se detectaron los primeros casos de coronavirus a fines de 2019 en la ciudad central de Wuhan, ha informado un total de 4.636 muertes y 115.466 casos confirmados desde que comenzó la pandemia.
En Shanghái, la ciudad más poblada de China con 24 millones de habitantes, el número de casos en la reciente ola aumentó en 15 a 432.
El gobierno de la ciudad pidió al público no salir a menos que fuera necesario. El servicio de autobuses interurbanos se suspendió desde el domingo.