“Si estas tendencias continúan, California tendrá que tomar medidas drásticas”, anunció hace una semana el gobernador Gavin Newsom en una sesión informativa virtual. El domingo 29 de noviembre, California se convirtió en el primer estado en registrar más de 100 mil casos en solo una semana. Además, hace dos semanas hubo un promedio de 16.821 casos por día, un aumento del 60%.

Así, tal como lo anticipó el jefe del estado, finalmente se anunciaron medidas más estrictas en un intento por frenar el avance del virus. “Si no actuamos ahora, nuestro sistema hospitalario se verá abrumado y seguiremos viendo cómo sube nuestra tasa de mortalidad”, dijo Newsom.

Las nuevas restricciones -que afectan a cerca de 33 millones de residentes- dividen al estado en cinco regiones. Una vez que la capacidad de las unidades de cuidados intensivos descienda por debajo del 15%, los residentes de esa zona deberán quedarse en sus casas, excepto para tareas esenciales y ejercicio al aire libre. La mayoría de las empresas tendrá que cerrar, incluidos los restaurantes y eventos deportivos, mientras que los hoteles de las áreas afectadas solo podrán operar “en apoyo de servicios de infraestructura crítica”, mientras que los clientes en las tiendas se limitarán al 20% de su capacidad.

El nuevo reglamento durará al menos tres semanas. Para terminar con la restricción, la capacidad de la UCI prevista debe alcanzar el 15% o más en las cuatro semanas siguientes. Después de eso, cada condado volvería al sistema de niveles de reapertura vigente.

A diferencia de las disposiciones aplicadas en marzo, algunas tiendas, playas y estacionamientos de parques estatales permanecerán abiertos, aunque sí cerrarán los comedores al aire libre, peluquerías, museos, zoológicos, acuarios y cines.

Los restaurantes, en tanto, seguirán abiertos para llevar y entregar a domicilio, mientras que los servicios religiosos serán permitidos al aire libre, y las escuelas que habían reabierto podrán seguir funcionando, al igual que los deportes profesionales sin espectadores. La nueva orden prohíbe las reuniones públicas o privadas, de cualquier tamaño.

Aunque se sabía que las medidas entrarían en vigencia pronto, nunca se pensó que pasaría tan rápidamente. Para el sábado, el estado informó que la capacidad de UCI en el Valle de San Joaquín se redujo a 8,6%, mientras en el sur de California, que abarca Los Angeles, Orange, Riverside y San Diego, llegaba a 12,5%.