El ministro de Exteriores de Rusia declaró que el objetivo final en Ucrania es derrocar al gobierno del presidente Volodimir Zelensky, mientras las fuerzas rusas seguían bombardeando y cañoneando ciudades a lo largo y ancho de Ucrania.

El comentario del ministro Serguei Lavrov surge en medio de los esfuerzos de Ucrania por reanudar las exportaciones de granos desde sus puertos sobre el Mar Negro, lo que podría ayudar a atenuar la escasez mundial de alimentos, bajo un acuerdo que pareció peligrar debido a un bombardeo ruso contra el puerto de Odesa el fin de semana.

En declaraciones a una cumbre de la Liga Árabe el domingo, Lavrov declaró que Rusia está decidida a ayudar a los ucranianos a “liberarse del yugo de este régimen inaceptable”.

Lavrov acusó a Kiev y “sus aliados occidentales” de esparcir propaganda a fin de hacer que Ucrania “se convierta en el enemigo eterno de Rusia”.

“Los pueblos ruso y ucraniano podrían coexistir, y definitivamente ayudaremos al pueblo ucraniano a librarse de este régimen, que es totalmente antipopular y antihistórico”, expresó Lavrov.

Los comentarios marcaron un agudo contraste con la retórica rusa al inicio de la guerra, de que el objetivo no era el derrocamiento del gobierno de Zelensky.

Lavrov sostuvo que Rusia estaba dispuesta a negociar un acuerdo para poner fin a las hostilidades en marzo, pero que Ucrania se retractó y declaró su objetivo de derrotar a Rusia en el campo de batalla. Lavrov añadió que Occidente ha estado animando a Ucrania a seguir luchando.

“Occidente insiste en que Ucrania no debe iniciar negociaciones hasta que Rusia sea derrotada en el campo de batalla”, dijo Lavrov.

No queda claro cuándo se reanudarán las exportaciones de granos, luego que Rusia y Ucrania firmaron acuerdos idénticos con Naciones Unidas y Turquía en Estambul el viernes. Los pactos buscan despejar el camino para el envío de millones de toneladas de granos ucranianos, y de granos y fertilizantes rusos.

El lunes, el Kremlin insistió en que el ataque contra el puerto de Odesa fue solo contra objetivos militares y que no afectaría las exportaciones de alimentos.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró ante reporteros que el ataque fue “exclusivamente contra la infraestructura militar”.