El exlíder separatista catalán Carles Puigdemont desafió una orden de arresto para presentarse en un mitin en Barcelona el jueves después de siete años de exilio autoimpuesto y luego desapareció, lo que desencadenó una frenética búsqueda policial para detenerlo.
En medio de una fuerte presencia policial, Puigdemont habló ante una multitud de miles de seguidores en la capital catalana desde una plataforma cerca del Parlamento catalán, y les dijo que su objetivo era revivir el impulso independentista que sumió a España en una crisis política en 2017.
“Pensaban que iban a celebrar mi detención y que este castigo nos disuadiría a nosotros y a ustedes”, dijo. “Pues se equivocan”.
Cuando terminó de hablar, Puigdemont se fue a los camerinos, tras lo cual la policía y los medios de comunicación no pudieron localizarlo.
Un anuncio por megafonía llamó a la multitud a acompañar a Puigdemont en una marcha hacia el Parlamento catalán. Pero mientras altos cargos del partido de Puigdemont, Junts, y miembros del separatista moderado Esquerra Republicana de Catalunya se dirigían al edificio, él en su lugar subió a un auto blanco que pertenecía a un oficial de la policía regional, dijo una fuente del gobierno catalán.
Un portavoz de la policía regional, conocida como Mossos d’Esquadra, dijo que uno de sus agentes había sido arrestado “como parte de la investigación sobre el paradero de Puigdemont”.
Caos en el tráfico
La búsqueda del líder separatista generó un caos en el tráfico en Barcelona y cerca de la frontera con Francia, ya que la policía instaló controles de carretera y registró maleteros de vehículos.
La búsqueda de Puigdemont fue suspendida más tarde, dijo un portavoz de los Mossos, sin explicar por qué.
Varios partidarios de Puigdemont se enfrentaron a la policía en un intento de romper el cordón que rodea el parque donde se encuentra el edificio del Parlamento. Los agentes vestidos con equipo antidisturbios utilizaron lumas y gas pimienta para disuadirlos.
Puigdemont, de 61 años, huyó a Bélgica hace siete años después de un intento fallido de secesión y ha estado viviendo en el exilio desde entonces.
Se enfrenta a una orden de arresto por presunta malversación de fondos relacionada con el referéndum de independencia de 2017 declarado ilegal por los tribunales españoles, pero insiste en que la votación no fue ilegal y, por lo tanto, los cargos relacionados con ella no tienen base.
El debate para jurar el cargo de presidente de la Generalitat de Cataluña, el socialista Salvador Illa, que pondrá fin a una década de gobierno separatista, comenzó en medio de la confusión y las especulaciones sobre el paradero de Puigdemont.
Un portavoz del gobierno catalán confirmó que Puigdemont había eludido su captura. “Puedo confirmar que Puigdemont no ha sido detenido todavía”, dijo.
En reacción a la noticia de que Puigdemont había vuelto a fugarse ante las narices de un gran despliegue de la fuerza policial regional catalana, una fuente del Tribunal Supremo dijo que el juez había sido claro en sus instrucciones de que el expresidente regional debía ser detenido.
“Los Mossos saben que tienen una orden de detención. El auto del juez recordaba a las fuerzas de seguridad del Estado que la orden de detención nacional por malversación agravada seguía activa y que tenían la obligación de detenerlo y llevarlo ante los tribunales”.
Dos sindicatos de policía nacionales criticaron el fracaso de la detención de Puigdemont.
“¿Dónde están los Mossos? La policía mejor pagada de España incapaz de hacer su trabajo, de detener al golpista y prófugo de la justicia Puigdemont”, dijo en X el sindicato de policía Jusapol.
Dos fuentes con vínculos con el gobierno catalán dijeron que se estaba dando cuenta de que tenía un problema con algunos Mossos rebeldes, que parecen ser leales a Puigdemont.
“Una humillación insoportable”
Alberto Núñez Feijóo, líder del opositor Partido Popular (PP), culpó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la situación, describiéndola como “una humillación insoportable”.
“Es imperdonable dañar la imagen de España de esta manera”, dijo Feijóo en X.
Un portavoz del gobierno no respondió a una solicitud de comentarios, ni tampoco lo hizo el abogado de Puigdemont.
El miércoles, Puigdemont había anunciado que había iniciado su “viaje de regreso del exilio”, diciendo que seguía comprometido a asistir a la sesión del jueves del Parlamento regional, que se reúne para jurar al nuevo líder de la región después de las elecciones de mayo, en las que el partido de Puigdemont, Junts, terminó en segundo lugar.
Su arresto podría poner en peligro la frágil alianza del gobierno nacional liderado por los socialistas con Junts, en el que se basa para el apoyo legislativo.
Los socialistas esperan que tomar el control de Cataluña después de una década de gobierno separatista sirva para pasar página en el proceso de independencia.
El Parlamento español aprobó en mayo una ley de amnistía que perdona a los implicados en el fallido intento de secesión de 2017, pero el Tribunal Supremo confirmó las órdenes de arresto contra Puigdemont y otras dos personas que también fueron acusadas de malversación de fondos, dictaminando que la ley de amnistía no se aplica a ellos.
La multitud de miles de personas, que se había reunido cerca del Parlamento para darle la bienvenida, esperaba que su regreso ayudara a generar impulso hacia la independencia, que ha perdido apoyo en los últimos años.
“Representa el regreso de un símbolo”, dijo Xavier Vizcaíno, de 63 años, envuelto en una bandera independentista.
Nadie esperaba que desapareciera de nuevo.
El ex alcalde de Barcelona Xavier Trias, que estaba presente en la reunión, describió a Puigdemont como un mago.
“Fue mágico”, dijo a Reuters sobre la fuga de Puigdemont.