El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, ha defendido este domingo el arresto del activista propalestino Mahmud Jalil y asegurado que no será el último, a pesar de las críticas de organizaciones humanitarias que denuncian que Jalil ha sido detenido solo por expresar una opinión política.

Jalil, nacido en Siria de padres palestinos, fue el portavoz de los estudiantes propalestinos acampados la Universidad de Columbia durante 2024 en el marco de las protestas contra la guerra de Gaza. El activista acabó arrestado el 8 de marzo y transferido a un centro de detencion en Luisiana por declarar su partidismo hacia el movimiento islamista palestino Hamas.

Su detención ha generado una ola de protestas como la que tuvo lugar este pasado sábado en Nueva York, organizada por varios grupos, entre ellos, The People’s Forum, ANSWER Coalition y el Partido del Socialismo y la Liberación de Nueva York, entre otros. Los manifestantes llevaban carteles que decían “Liberen a Mahmud Jalil” y ondeaban banderas palestinas mientras marchaban por las calles, a menudo coreando “Palestina libre, libre, libre”.

Se espera que las protestas continúen hasta la audiencia de inmigración de Jalil, el 27 de marzo.

Rubio, en una entrevista a la cadena CBS, ha descrito a Jalil como el portavoz de un movimiento dedicado a “apoderarse de edificios enteros y vandalizar universidades”. Defender esa postura es, aseguró Rubio, cuyo departamento está tramitando la expulsión de Jalil, “un delito en sí mismo”.

No queremos que en nuestro país haya personas que cometan delitos y socaven nuestra seguridad nacional o la seguridad pública. Es así de simple”, ha esgrimido.

La ONG Amnistía Internacional (AI) ha denunciado por contra la detención ilegítima de Jalil, “el último ataque” por parte del presidente estadounidense Donald Trump contra los Derechos Humanos.

“El arresto y la detención de Jalil, residente permanente legítimo en Estados Unidos, envía un mensaje disuasorio a la gente de todo el país, dentro y fuera de los campus universitarios, dando a entender que cualquiera que ejerza sus derechos estará sujeto a represión, detención y una posible deportación”, ha señalado el director ejecutivo de AI en Estados Unidos, Paul O’Brien, en un comunicado.