Mientras el ex espía ruso, Sergei Skripal, y su hija Yulia se debatían anoche entre la vida y la muerte en un hospital de la localidad inglesa de Salisbury con síntomas de envenenamiento, el caso ya es comparado con el asesinato del ex agente del KGB, Alexander Litvinenko. Autoridades británicas y rusas intercambiaron fuertes declaraciones basadas en la supuesta injerencia de Moscú en un hecho que evoca códigos usados en los tiempos de la Guerra Fría entre Occidente y los soviéticos.
El domingo, Skripal y su hija fueron encontrados inconscientes y sin heridas visibles en una banca afuera de un centro comercial en Salisbury, una ciudad inglesa a unos 145 kilómetros al oeste de Londres. Aún se desconoce la sustancia a la que fueron expuestas las víctimas.
El caso despertó de inmediato comparaciones. En 2006, Litvinenko fue envenenado tras ingerir té contaminado con polonio radiactivo. El hecho generó un conflicto diplomático entre Londres y Moscú, tras una investigación británica que, 10 años más tarde, concluyó que el Estado ruso tuvo responsabilidad, algo que Rusia negó. Al episodio se sumaron luego otros, como el del opositor ruso Alexander Perepilichny y el del oligarca Boris Berezovsky, cuyas muertes, en 2012 y 2013 respectivamente, fueron caratuladas como "inexplicables".
Skripal fue un agente de la inteligencia militar rusa, conocida a menudo por su acrónimo GRU, y se retiró en 1999. Tras su salida, trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores hasta 2003. Luego se dedicó a los negocios.
Pero su suerte comenzó a cambiar en 2004, cuando fue arrestado en Moscú. En esa ocasión confesó haber sido reclutado por la agencia de inteligencia británica MI6 en 1995 y dijo que entregó información sobre agentes del GRU en Europa, a cambio de US$ 100 mil. Así, fue sentenciado en 2006 a 13 años de prisión por espionaje, pero en 2010 el ex agente de 66 años fue dejado en libertad y se le otorgó asilo tras un canje de espías entre Estados Unidos y Rusia.
Las autoridades británicas manifestaron su inquietud a raíz del caso de Skripal. El ministro de Exteriores, Boris Johnson, afirmó en el Parlamento que el gobierno de Reino Unido "responderá con contundencia", si se descubre que Rusia está detrás de la intoxicación. Además, insinuó un eventual boicot de Londres al Mundial de Rusia, si se confirman las sospechas. El Foreign Office explicó después que no se refería a la selección, sino al viaje oficial a Rusia de funcionarios británicos.
El Kremlin, por su parte, calificó de "trágico" el incidente que afecta a Skripal y su hija de 33 años, pero dijo que no sabía nada sobre ello y mostró su disposición a colaborar. A través de su embajada en Londres pidió a las autoridades que le proporcionen información sobre "la situación real" del caso para "poner fin a la demonización de Rusia". También la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajarova, criticó a Johnson por vincular cualquier denuncia contra Rusia con amenazas de no acudir al Mundial.