Arabia Saudita denunció el lunes las resoluciones del Senado de Estados Unidos que llaman a un fin de la ayuda militar para la guerra en Yemen y que culpan al príncipe heredero al trono, Mohammed bin Salman, por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, argumentando que se basan en afirmaciones infundadas.
Las decisiones son un inusual revés para el presidente Donald Trump, pero son en gran parte simbólicas. Para convertirse en ley deben ser aprobadas en la Cámara de Representantes, cuyos líderes republicanos han bloqueado todas las iniciativas contra los saudíes.
"El reino rechaza categóricamente cualquier intromisión en sus asuntos internos, cualquier acusación que falte el respeto a su liderazgo... y cualquier intento de minar su soberanía", sostuvo el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores saudí.
Khashoggi, un periodista crítico del príncipe Mohammed que comenzó a escribir para el diario The Washington Post tras irse a vivir a Estados Unidos el año pasado, fue asesinado dentro del consulado saudí en Estambul a comienzos de octubre. Funcionarios del reino rechazaron las acusaciones de que el heredero al trono hubiera ordenado su muerte.
El asesinato de Khashoggi ha provocado indignación mundial y dañado la reputación internacional del príncipe de 33 años, el líder de facto del reino, que está impulsando cambios sociales y económicos en el mayor exportador mundial de petróleo.
Arabia Saudita también es blanco de las críticas por la muerte de civiles y la crisis humanitaria que afecta a Yemen, donde el reino respalda al Gobierno reconocido internacionalmente contra los hutíes aliados de Irán en la guerra civil de casi cuatro años.
Los que se oponen a las resoluciones del Senado quieren preservar la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita, pues consideran que el reino es un contrapeso esencial ante Irán en Oriente Medio.
Funcionarios estadounidenses también creen que el respaldo saudí es crucial para el plan de paz palestino-israelí que aún no ha sido detallado por el Gobierno de Trump, y argumentan que el fin del respaldo de Washington podría complicar los esfuerzos de paz en Yemen.