La nueva línea para trenes de carga que unirá China e Irán no es cualquier conexión ferroviaria. La semana pasada, la agencia oficial de noticias de China, Xinhua, informó del lanzamiento de este tren de mercancías que unirá la ciudad de Bayannur, en la Región Autónoma de Mongolia Interior, y la capital de Irán, Teherán. El anuncio se dio justo en la misma semana en la que el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirarse del acuerdo nuclear iraní -lo que generó una dura respuesta por parte de Europa- y cuando también escalaban las tensiones entre Irán e Israel.
Son 8.352 los kilómetros que atravesará el tren, pasando por Kazajistán y Turkmenistán, y transportará 1.150 toneladas de semillas de maravilla. Bayannur es el mayor centro de producción de estas semillas de China y exporta alrededor de 180 mil toneladas de este producto. La nueva ruta del tren acortará el tiempo de transporte en al menos 20 días en comparación con el trayecto marítimo, cumpliendo un viaje que durará solo dos semanas.
Pero este tren tiene un mensaje más importante. Luego que el 8 de mayo Trump se retirara del acuerdo nuclear con Teherán -negociado en 2015-, Estados Unidos comenzó a instar a las compañías extranjeras a cerrar sus operaciones en Irán, con la amenaza de sancionar a las empresas europeas que continúen realizando negocios con ese país. Pero las intenciones de China van por el lado contrario, al intensificar las relaciones comerciales con Irán a través de esta nueva ruta férrea. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, ya lo había advertido, al anunciar la semana pasada que Teherán y Beijing "mantendrían los lazos económicos y comerciales normales".
El lanzamiento de esta ruta se enmarca dentro de la política china denominada "la Franja y la Ruta", que tiene como fin aumentar el comercio y abrir nuevos mercados para sus empresas. Esto implica la expansión de ferrocarriles entre China y Europa, creando una moderna "Ruta de la Seda". Irán sería clave en dicho programa, puesto que éste se convertiría eventualmente en país de tránsito entre ambas regiones, según sostuvo el ministro de Transportes de Irán en 2016, cuando se inauguró el primer tren de carga entre China e Irán. Un tren que transporta 32 contenedores y llega a Teherán desde la ciudad de Yiwu, en el este de China, atravesando un trayecto de 10.399 kilómetros en 14 días, lo que acorta en 30 días el viaje habitual de los barcos desde Shanghai hasta el puerto iraní de Bandar Abbas.
Así, la oportunidad de China de estrechar y ampliar los lazos comerciales con Irán resulta innegable. "Esta es parte de la estrategia de China para reemplazar a Estados Unidos y Rusia como el socio económico de Irán", explica a La Tercera Meir Javedanfar, analista israelí de origen iraní y profesor de política contemporánea iraní en el Centro Interdisciplinario de Herzliya, en Israel. "Como Trump canceló el acuerdo nuclear con Irán, ahora China tiene una gran oportunidad para mejorar su posición en el mercado iraní, especialmente en el sector energético que vale millones de dólares y es muy importante para el mercado chino", añade el experto.
En la misma línea, el diario estadounidense The Washington Post señaló que esta nueva ruta de tren envía un claro mensaje a Trump: "Seguiremos comerciando de todos modos".
Para el director del Observatorio de la Política China en Beijing y columnista del diario español El País, Xulio Ríos, todo el proyecto de la iniciativa de "la Franja y la Ruta" es un mensaje a Estados Unidos, ya que "plantea otro modelo de globalización, una globalización a la china, basada no solo en el comercio sino también en las infraestructuras, y le permitirá, si lo logra, construir un nuevo espacio económico que será determinante para definir las hegemonías en el siglo XXI".