El ciclón Batsirai abandonó Madagascar este lunes dejando al menos 21 muertos y devastando los arrozales del centro del país, lo que podría agravar la situación humanitaria.
“Batsirai dejó Madagascar esta mañana (lunes) a las 07H00 (04H00 GMT) y salió al golfo de Mozambique”, declaró Jean Benoit Manhes, representante adjunto de Unicef en Madagascar.
Según el último balance de la Oficina de gestión de riesgos y de catástrofes (BNGRC), además de los 21 muertos, el fenómeno climático obligó a 70.000 personas a abandonar sus hogares.
Este ciclón tropical tocó tierra en Madagascar en la noche del sábado con vientos de 165 km/h, tras haber azotado la isla francesa de la Reunión.
La Unicef teme que numerosas víctimas sean niños, en un país donde representan más del 50% de la población. Madagascar tiene unos 28 millones de habitantes.
El ciclón tocó primero una zona costera de 150 km de largo, poco poblada y agrícola. Luego se dirigió al oeste, provocando crecidas de los ríos que devastaron los arrozales, el “granero de arroz” de Madagascar en el centro del país, según Unicef.
Unas veinte carreteras y 17 puentes permanecían cerrados el lunes, según las autoridades, lo que aisló algunas zonas.
“El impacto del ciclón no termina hoy, va a durar varios meses, y su impacto será agrícola” advirtió Manhes. La isla, de los países más pobres del mundo, ya fue azotada por una tormenta tropical en enero, Ana, que dejó 55 muertos y decenas de miles de desplazados o damnificados.
La capital Antananarivo y el principal puerto del país, Tamatave no fueron alcanzados por el ciclón, lo que explica un balance humano menor a lo temido por las autoridades.
Cada año, durante la temporada de ciclones (de noviembre a abril), unas diez tormentas o ciclones atraviesan el suroeste del océano Índico de este a oeste.
En 2018, el país ya había sufrido dos tormentas seguidas (los ciclones Ava y Eliakim) que dejaron 51 y 20 muertos respectivamente. Y en 2017, el ciclón Enawo mató al menos a 78 personas.