Los colegios electorales de Portugal cerraron hoy a las 19:00 hora local -salvo en Azores, donde lo harán una hora más tarde-, tras una jornada sin incidencias marcada, según los datos oficiales, por una elevada abstención.

A pesar de que los líderes políticos y el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, apelaron a la participación de los 10,8 millones de portugueses llamados a las urnas, la abstención puede superar el récord batido en las legislativas de 2015, cuando alcanzó el 44%.

En total, 21 partidos -número que también marcó un récord- han concurrido a unas elecciones generales en las que el actual primer ministro, el socialista António Costa, partía como favorito.

La jornada transcurrió con normalidad en las casi 6.200 mesas electorales repartidas por el país en un día en el que se desplegaron 5.000 agentes de la Guardia Nacional Republicana (GNR).

Las autoridades registraron apenas percances menores, como en Perehal -al norte de Portugal- donde la mesa abrió con retraso porque el colegio fue cerrado en protesta por la instalación de una línea de alta tensión.

La protesta contra una mina de litio a cielo abierto en Montalegre (en el norte del país, en la frontera con la región española de Galicia) también fue parte de lo que ocurrió durante la jornada.

Vecinos de la zona mostraron pancartas de rechazo a la mina y anunciaron su intención de no votar, como ocurrió en las últimas elecciones cuando sólo votaron 4 de los 325 censados.

De los 10,8 millones de portugueses llamados a las urnas, 1,5 millones son residentes en el extranjero, y elegirán a 230 diputados para componer la próxima Asamblea de la República.