Aún persisten los coletazos por la polémica cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin en Helsinski, en la que el Presidente estadounidense fue duramente criticado por su complacencia ante su homólogo ruso al poner en duda los reportes de la inteligencia norteamericana sobre la interferencia de Moscú en las elecciones de noviembre de 2016. En Washington la conversación de ayer giraba en torno a la invitación que Trump hizo al jefe del Kremlin para que visite el país para "continuar el diálogo", en lo que sería su cuarto encuentro, luego del primero en Hamburgo en julio de 2017 y en Vietnam en noviembre del mismo año.
En medio de este tenso clima, existe una creciente suspicacia entre analistas y expertos por la relación entre Trump y Putin. A continuación las claves para entender esta compleja trama.
La trama rusa
Un reporte emitido por altos funcionarios de inteligencia estadounidense en enero de 2017 concluyó que operativos rusos, que reportaban a Putin, interfirieron en la elección presidencial de 2016 en favor de Trump. "El objetivo de Rusia eran socavar la fe pública en el proceso democrático, denigrar a (Hillary) Clinton, y dañar su elección y potencial presidencia", señala ese reporte.
El documento indica que la estrategia consistió en operaciones encubiertas, entre éstas maniobras cibernéticas, trolls, publicidad en redes sociales, entre otros. En el libro Conspiración, del periodista británico Luke Harding, se indica que entre las "actividades" se incluía seducir a funcionarios estadounidenses. Esto ocurrió, por ejemplo, con Michael Flynn, que cuando era director de la agencia de inteligencia de la Defensa visitó a su homólogo ruso GRU, en 2013. El uniformado luego fue nombrado consejero de Seguridad Nacional de Trump y ahora está acusado de mentirle al FBI.
¿Posible chantaje?
La actitud que Trump ha tenido con Putin ha instalado la idea de que el mandatario estadounidense podría estar siendo chantajeado por Moscú, supuestamente al tener estos últimos información comprometedora. Según el diario The Washington Post, esa idea fue deslizada por dos senadores demócratas, incluyendo el líder de la minoría en la Cámara Alta, Charles E. Schumer.
Entre las especulaciones sobre este material, se encuentra la información que en 2016 recopiló el exagente del servicio de inteligencia británico MI6, Christopher Steele, y en el que se señalaba que en 2013 Trump viajó por negocios a Moscú y se alojó en la suite presidencial del hotel Ritz Carlton, la misma que había ocupado Barack Obama. Allí, según Steele, habría contratado a varias prostitutas para que orinaran sobre la cama. Algo que, según el dossier, habría sido grabado por los servicios de inteligencia rusos FSB.
Este tema volvió a destaparse en el libro A Higher Loyalty del exdirector del FBI James Comey, en el que relata que a Trump le molestaba que su esposa Melania pensara que la historia fuera cierta.
Así, le pidió a Comey que investigara el asunto para probar que era mentira, algo que nunca se concretó.
Relación con Rusia
"Los rusos componen una muestra muy desproporcionada de todos nuestros activos. Vemos mucho dinero que fluye desde Rusia", dijo Trump en 2008 en una entrevista con un diario ruso. En ese sentido, el profesor de política de la Universidad de Toronto que ha estudiado la relación entre Trump y Moscú, Seva Gunitsky, dijo a La Tercera que "las raíces de la relación no son a través de Putin y no comienzan con la elección de 2016, sino que con las relaciones financieras que Trump ha desarrollado con personas adineradas de la elite rusa durante años, desde la década de los 80".
De acuerdo con el reporte de inteligencia de Steele, a Trump se le habría ofrecido hacer proyectos inmobiliarios en Rusia, pero no los aceptó. Algo que concuerda con reportes de prensa que señalan que el oligarca ruso Aras Agalarov habría intentado llevar adelante estos proyectos, pero finalmente no se concretaron.
Futura intervención
En un foro el jueves en Aspen, Colorado, el director nacional de inteligencia de EE.UU., Dan Coats, dijo que la intervención rusa "continuaba". El máximo "espía" estadounidense señaló que teme un ciberataque masivo, una suerte de 11 de septiembre, pero computacional. Esto de cara a las elecciones legislativas de noviembre. "Tengo gran confianza que los rusos tratarán de socavar la democracia de Occidente en 2017, 2018, 2019 y por un tiempo espantoso", dijo el secretario de Estado, Mike Pompeo, en una entrevista ayer con Fox News.
En la misma línea, un artículo de la publicación Politico indica que la intervención rusa en las elecciones de 2016, que impulsó la candidatura del aspirante republicano Trump en desmedro de la demócrata Hillary Clinton, fue un "asalto asimétrico casi perfecto". Esto, porque si bien fue una operación cara, tuvo un costo político pequeño para Rusia y un mínimo riesgo para el personal que la llevó adelante. Ante esto plantea que la intervención podría continuar en las elecciones de medio mandato y las de 2020.
Investigación
El fiscal especial Robert Mueller es quien se encuentra investigando, desde mayo de 2017, la posible colusión entre miembros de la campaña de Trump y agentes rusos. El funcionario depende del Departamento de Justicia y puede ser despedido por Trump.
Hasta el momento más de 40 personas han sido acusadas, más de 20 rusos. Además hay tres empresas a las que se le han formulado cargos. Los últimos en entrar en la lista negra de Mueller fueron 12 ciudadanos rusos, quienes están acusados de hacer "un esfuerzo sostenido por hackear los correos electrónicos de los demócratas y sus redes computacionales".