Las potencias occidentales y sus aliados denunciaron el domingo en una cumbre celebrada en Lucerna, Suiza, la invasión rusa de Ucrania, pero no lograron convencer a los principales Estados no alineados para que se sumaran a su declaración final, y ningún país se ofreció a acoger una segunda parte.

Más de 90 países y organizaciones asistieron a las conversaciones de dos días en un complejo alpino suizo a instancias del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, anunciadas como una “cumbre de paz” a pesar de que Moscú no estaba invitado.

Rusia ridiculizó el acontecimiento desde lejos. La decisión de China de no asistir a la cumbre prácticamente garantizó que no se lograra el objetivo ucraniano de convencer a los principales países del “Sur Global” de que se unieran para aislar a Rusia.

De acuerdo con un recuento efectuado por la agencia Bloomberg, 13 países asistentes se negaron a estampar su firma. Además del Vaticano, fundamentalmente del “Sur Global”, aunque no solo: India, Brasil, Sudáfrica (del bloque BRICS), México, Colombia, Indonesia, Libia, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Tailandia y Armenia.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky camina con Wiliame Katonivere, presidente de Fiji, durante la Cumbre sobre la Paz en Ucrania, en Suiza, el 16 de junio de 2024. Foto: Reuters

En respuesta, el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, reiteró que este evento quería impulsar “un diálogo franco” para “alcanzar las decisiones correctas”. “Reunir a todo el mundo para que hablen al unísono sobre Rusia es precisamente la clase de evento que no gusta a Moscú”, indicó.

En la conferencia de prensa final, Zelensky describió la cumbre como un “un gran éxito para Ucrania y para todos los socios” del país. También aseguró que “hay países que han manifestado su interés” en celebrar en su territorio una segunda cumbre de paz. “Estoy seguro de que la elección tendrá un significado verdaderamente global”, indicó.

Eso sí, Zelensky lamentó la ausencia de China en la Cumbre para la Paz. “Ucrania nunca ha dicho que China sea nuestro enemigo. Nuestro único enemigo es (Vladimir) Putin, porque él fue quien nos atacó. Creo que los amigos son los que ayudan, y me gustaría que China lo fuera”, declaró el mandatario ucraniano en la conferencia de prensa final de la cumbre de Lucerna.

China ha defendido que lo ocurrido en Ucrania es una agresión contra la integridad territorial, pero nunca ha condenado en firme la invasión rusa y en su lugar ha preferido apostar por su propia iniciativa de paz.

Rusia, como viene haciendo desde hace semanas, se burló de la reunión. “Ninguno de los participantes en el ‘foro de la paz’ sabe qué hace allí y cuál es su papel”, dijo Dmitri Medvedev, expresidente de Rusia y ahora vicepresidente del Consejo de Seguridad del país.

El presidente Volodymyr Zelensky durante la Cumbre sobre la Paz en Ucrania, en Suiza, el 16 de junio de 2024. Foto: Reuters

Los países adheridos a la declaración final reafirmaron su compromiso con el derecho internacional y la Carta de Naciones Unidas y, en particular, con su negativa a recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado. El documento, por otra parte, hace referencia a la “guerra” iniciada por Rusia contra Ucrania, y no a la “agresión”.

Asimismo, coincidieron en declarar como “necesaria” la inclusión de Rusia en futuras conversaciones de paz, al tiempo que instaron a que las centrales nucleares del país queden completamente al margen del conflicto, comenzando por la de Zaporiyia, abogando además que “operen de manera segura bajo el completo control soberano de Ucrania y bajo su supervisión”.

La declaración también llama al “retorno de los niños ucranianos desplazados de manera ilegal y deportados, así como el regreso del resto de civiles detenidos de manera ilegal y la liberación de sus prisioneros de guerra a través de un intercambio completo”.

Considera además “fundamental la navegación comercial libre, plena y segura, así como el acceso a los puertos marítimos de los mares Negro y Azov” y condena que los ataques a buques mercantes en los puertos y a lo largo de toda la ruta, así como contra puertos civiles e infraestructuras portuarias civiles, son inaceptables.

“La seguridad alimentaria no debe convertirse en un arma de ninguna manera. Los productos agrícolas ucranianos deben entregarse de forma segura y gratuita a terceros países interesados”, añaden.