La carrera por la presidencia colombiana lleva meses con un podio estático: el candidato del izquierdista Pacto Histórico, Gustavo Petro, está a la cabeza con intenciones de voto que rodean el 40%, mientras que entre el 20 y el 25%, el derechista Federico “Fico” Gutiérrez lo acompañaría en el balotaje.
Con esa distancia, la campaña de Fico mira con necesidad los votos de quienes lo siguen en las encuestas, el empresario Rodolfo Hernández y el centrista Sergio Fajardo. En la probable segunda vuelta, a realizarse el 19 de junio, se espera que la campaña se articule como un referéndum a favor o en contra de Petro. Su eventual victoria conformaría el primer gobierno de izquierda pura en toda la historia de Colombia.
Uno de los últimos sondeos complica más al derechista. Petro mantiene su ventaja con 40%, mientras que Fico llega al 23,9%. De a poco, quien parece ser la sorpresa de la campaña, Rodolfo Hernández, se acerca con un preocupante 21,9%, mientras que Sergio Fajardo se hunde en el 4,5%. El resto de los candidatos –John Rodríguez y Enrique Gómez– no alcanzan el 2%.
A principios de mes, cuando la situación entre Hernández y Fajardo estaba más peleada, ambos candidatos se habían hecho visitas mutuas y entablado conversaciones en miras a una posible alianza, ya que juntos era más fácil llegar a segunda vuelta y superar a Fico. Finalmente, esa unión se descartó, y a una semana de la elección es cada vez más difícil: el candidato de Centro Esperanza, Sergio Fajardo, aseguró que por ahora “ambos están haciendo su campaña”. “Hemos conversado, tenemos una buena relación personal y coincidimos en la lucha contra la corrupción. Pero yo estoy concentrado en mi campaña y él en la suya. Él presentará sus propuestas, sus ideas para cambiar el país, y yo voy por este camino luchando, porque este mes es crucial y no nos podemos distraer”, aseguró entonces el originario de Medellín.
El politólogo de la Universidad de los Andes en Colombia, Felipe Botero, comentó estas especulaciones: “Tanto Fajardo como Hernández han señalado tener trayectorias políticas distantes. Fajardo ha sido reacio a hacer alianzas con otros candidatos más allá de su coalición. Hernández ha sido mucho más radical: ha dicho que no hará alianzas con nadie, y eso forma parte de su postura como outsider. Él dice que es quién es, y que no se quiere juntar con la clase política tradicional, y eso sería traicionar lo que dice representar”.
En este contexto, la irrupción del “viejito de TikTok”, el millonario Rodolfo Hernández, tiene justo aquello de lo que Fico carece: novedad y diferencia de los gobiernos anteriores. Ubicado en plena derecha política, el líder de la Liga de Gobernadores Anticorrupción llega a la carrera con un mensaje simple: acabar con la corrupción, en un país donde el 80% la considera el mayor problema.
A sus 77 años, la candidatura de Hernández se ha centrado en las redes sociales, memes de Betty la Fea y parodias a canciones de Rosalía. Sus propuestas implican “grandes recortes presupuestales”, como terminar con el uso de aviones y helicópteros presidenciales, e incluso donar el dinero que reciba como presidente, alegando que no necesita plata, “porque esa ya la trabajé”. Su experiencia en política no es tan amplia como la de sus contrincantes: fue electo como alcalde de Bucaramanga en 2015.
“A diferencia de Fajardo, que ya tiene un recorrido político regional, y una presencia, digamos, constante, en la política nacional como varias veces candidato, Rodolfo Hernández irrumpe. En ese sentido es un típico outsider que irrumpe en la vida política, y como irruptor tiene la ventaja de ser muy renovador, de generar una serie de reflexiones a partir del pragmatismo político puro, y tiene la ventaja acumulada de ser un empresario exitoso. Por lo tanto, independiente de cuál sea su certificado ideológico y personal, lo cierto es que él refleja con toda claridad los valores del emprendimiento, del libre comercio, de la libre empresa e iniciativa individual: es decir, los típicos valores liberales de la democracia occidental”, comenta Vicente Torrijos, profesor de asuntos estratégicos en la Academia de Guerra de Colombia.
Visto por muchos como un outsider, una de las bases de la campaña del originario de Santander tiene que ver con presentarse como empresario, habiendo hecho fortuna con su trabajo. “Se presenta como una persona que se ha construido, y que es recto, y que le gustan las cosas claras, y ese es el tipo de votante al que llama: votantes a los que les gusta su desparpajo, a los que les gusta su candidez, o las refrescantes posiciones que toma”, apunta Botero.
Frente al alza de Hernández, la candidatura de Sergio Fajardo va en una baja sostenida: si hace un par de meses las encuestas le daban entre 10% y 15%, las últimas de esta semana ya lo acercan más a los candidatos del fondo que al balotaje. En 2018, Fajardo consiguió un tercer lugar en las presidenciales, por detrás de Gustavo Petro e Iván Duque.
Como Fico, Fajardo también fue alcalde de Medellín, ambos tienen mismos orígenes políticos en el Partido Liberal y hasta cierto parecido físico los acerca. Sin embargo, Fajardo es un candidato de centro, y eso puede significarle un escape de votantes a Gutiérrez, en caso de llegar a segunda vuelta. “Han coincidido en muchos temas los dos cuando estuvieron al mando de Medellín, pero hay una distancia ideológica importante. Fajardo se ha distanciado de la derecha, Fajardo ha construido su carrera política en el centro, presentándose como una persona socialdemócrata, que quiere gobernar para un público más amplio”, considera Botero.
“El verdadero factor diferencial es el ideológico: Fico Gutiérrez está asociado de manera muy clara y no oculta su perfil de centroderecha, mientras que Fajardo sufre el síndrome de estar siempre en el medio, y a veces no se caracteriza ni se identifica bien, y por lo tanto no toma partido”, señala Torrijos. Según el profesor de asuntos estratégicos, esta tibieza por parte de Fajardo puede terminar siendo su principal debilidad: “Cuando el país está tan polarizado, aunque el país ha estado polarizado durante casi todo el siglo, pero en donde las posibilidades de que la izquierda radical llegue al poder son tan altas, lo que menos quiere pensar un colombiano es en dubitación, ambigüedad o en tartamudeos o timideces. Lo que en este momento quiere un colombiano, más que en otro momento, es un candidato con ideas muy definidas, con opciones de manejo de problemas muy concretas, y con un catálogo ideológico muy especificado”.