Cuatro días después de reanudar los diálogos de paz suspendidos desde hace casi cuatro años, el gobierno colombiano y la guerrilla Ejército de Liberación Nacional alcanzaron el viernes sus primeros acuerdos sobre la voluntad mutua de ampliar el número de países garantes y acompañantes de las conversaciones.
En un comunicado conjunto las partes ratificaron a Cuba, Noruega y Venezuela -actual sede del diálogo- y acordaron invitar a Brasil, Chile y México para “definir su participación en este proceso como países garantes”.
Horas más tarde, en un comunicado conjunto, los presidentes Gustavo Petro, de Colombia y Andrés Manuel López Obrador, de México, informaron que México acepta la invitación de ser un país garante en la mesa de diálogo con el ELN.
En Caracas, los negociadores también formalizaron la presencia como acompañantes del secretario general de las Naciones Unidas a través de su representante en Colombia y la Conferencia Episcopal de Colombia.
Acordaron además invitar a Alemania, Suecia, Suiza y España para que consideren su participación en el proceso como países acompañantes, indicó el escrito leído por Marie Brandsen, miembro de la delegación noruega en Caracas.
Ambas partes ya habían adelantado que el diálogo se retomaría a partir de los puntos avanzados en los diálogos durante el gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos (2010-2018) en Quito y que luego se trasladaron a La Habana.
El equipo negociador del gobierno colombiano lo encabezan el Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, y Otty Patiño, cofundador de la extinta guerrilla M-19 donde militó en su juventud el ahora mandatario colombiano Gustavo Petro, el primer jefe de Estado de izquierda en la historia de Colombia.
El resto de la delegación del gobierno de Petro representa a sectores de la sociedad colombiana.
Israel Ramírez Pineda, el segundo comandante del ELN conocido con el alias de “Pablo Beltrán”, lidera la mesa de diálogo por el grupo rebelde nacido en 1964 como un proyecto político antiimperialista inspirado en la revolución cubana.
“Aspiramos a no fallar”, dijo Ramírez Pineda en declaraciones difundidas por la estatal Venezolana de Televisión. Agregó que en esta primera semana de reuniones el foco estuvo en organizar la mesa, cómo serán las comunicaciones y cómo se concretarán los llamados “alivios humanitarios” en el corto plazo.
La mesa va a trabajar en una agenda en el mediano y largo plazo, pero en el corto plazo se va a enfocar en algunas regiones donde “el conflicto es más agudo para llevar medidas de alivio sobre todo a la gente” y de “desescalamiento” de la violencia.
El ELN aspira a que Estados Unidos tenga una “actitud proactiva y de apoyo” a los diálogos. En ese sentido, se acordó adelantar acciones diplomáticas con el gobierno de ese país para conocer su disposición a participar en el proceso mediante un enviado especial.
Al respecto, Patiño destacó que los temas que se tratan en la mesa de diálogo interesan a Washington, tales como el narcotráfico y en consecuencia su presencia, sin intermediarios, sería importante. Agregó que el ELN está interesado “en mostrar que es una organización ante todo política” y que catalogarla como una organización narcoterrorista, “como en algunos casos se le ha querido tachar”, ha dificultado en el pasado el desarrollo de un diálogo político con esa organización guerrillera.
El gobierno de Petro reanudó el diálogo con la guerrilla como parte de un proyecto mayor llamado “paz total” con el que procurará negociar con grupos armados, narcotraficantes y disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que continuaron delinquiendo luego del histórico acuerdo de paz firmado en 2016 con el Estado colombiano.
En septiembre de 2018 el gobierno del presidente Iván Duque (2018-2022) suspendió las negociaciones y condicionó su reanudación a que el ELN liberase a los secuestrados que tenía en su poder y frenara los atentados. En enero de 2019 se cerró definitivamente el diálogo cuando esa guerrilla atacó una escuela de policía en Bogotá causando la muerte de 22 personas.