Emilio José Archila Peñalosa es consejero presidencial de Colombia para la Estabilización y Consolidación.
La presencia en Colombia el pasado mes de noviembre del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, motiva y reconforta. La trascendental visita se ha sumado a las voces internacionales que destacan a Colombia como una inspiración para el mundo en la construcción de paz.
Teniendo en cuenta la trascendencia del papel que cumple la ONU en la implementación de la política de Paz con Legalidad, que fue el camino señalado por el Presidente Iván Duque no solo para el cumplimiento de las obligaciones derivadas del Acuerdo, sino para solucionar tantos problemas que debieron resolverse hace tiempo con o sin ese Acuerdo, entendimos esta visita como una muestra más de que estamos dando respuestas eficaces.
También nos llena de energía que la implementación del Acuerdo haya alcanzado el primer nivel en la agenda del país, con voces que tienen diversas opiniones pero que coinciden en que no podemos dar marcha atrás en esta oportunidad y debemos construir sobre lo construido para hacer de Colombia un mejor país.
“La implementación de la paz aquí echó raíces profundas”, dijo el Secretario al terminar la visita, coincidiendo en la misma semana con la ratificación del apoyo a la implementación del Acuerdo de Paz, en el marco de la política de Paz con Legalidad, por parte de Eamon Gilmore, Representante Especial de la Unión Europea (UE) para los Derechos Humanos y Enviado Especial de la UE para el Proceso de Paz en Colombia.
Los tres años de la actual administración nos han permitido ratificar la voluntad política, fortalecer el trabajo con planeaciones serias, acelerar la búsqueda de recursos y lograr la articulación de las entidades del Estado, en lo que respecta, entre otros a: garantías políticas y jurídicas y con un compromiso de gobierno que permite advertir fortalezas en aspectos vitales para la paz, el respaldo a las víctimas de la violencia, el apoyo a más de 13 mil excombatientes que dejaron las armas, las acciones para avanzar en el desarrollo rural, la vigencia del programa de sustitución de cultivos ilícitos que vincula a 100 mil familias, unos 400 mil colombianos que le dijeron “no” a la coca, y la tarea de tener un campo más inclusivo, con obras y oportunidades, a través de los 16 Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET.
El esfuerzo realizado se refleja en resultados y ha valido la pena. Por eso, celebramos que ya 10 departamentos se hayan sumado a este empeño adoptando sus propias políticas de Paz con Legalidad. Y, con el mismo patriotismo, invitamos a los futuros gobernantes -la administración Duque termina en agosto del 2022- para que se “Construya sobre lo ya Construido” y no se desaproveche esta oportunidad única de mejorar la vida de millones de colombianos.
Colombia ha dado un salto importante en la implementación del Acuerdo, en el marco de la política de Paz con Legalidad, a pesar de que en lo firmado no quedó el compromiso eficaz de erradicar el flagelo narcotráfico, principal combustible de la violencia. En este contexto, es fundamental que en Colombia no se limite solo a la implementación, sino en el trabajo permanente del Estado y de la sociedad colombiana en lograr más progreso, más desarrollo en las zonas rurales, más inversión, más empleos, pero por encima de todo la corresponsabilidad y la cooperación permanente de la comunidad internacional para la lucha contra el narcotráfico.
Agradecemos la visita del secretario Guterres, quien nos acompañó en Antioquia en reuniones con víctimas de la violencia, excombatientes, familias en sustitución de cultivos ilícitos y comunidades que apoyan la construcción de un nuevo escenario, en el consenso del apoyo de la comunidad internacional.
En el mundo se han dado procesos de paz que se extinguen durante los primeros cinco años por la falta de compromiso y otras razones. El nuestro superó su prueba de fuego y pasó de una idea a un camino irreversible por y para Colombia. Gracias, señor Guterres. Seguimos adelante y somos conscientes de que quienes nos van a suceder, van a trabajar sobre lo ya construido.