El régimen de Nicolás Maduro está nuevamente en el punto de mira luego que la emisión de una orden de arresto contra Edmundo González Urrutia por parte de la justicia venezolana obligara al excandidato presidencial de la oposición a buscar asilo político en España. “Mi salida de Caracas estuvo rodeada de episodios, de presiones, coacciones y amenazas de no permitir mi salida”, reconoció el exdiplomático de 75 años, en un mensaje de audio publicado por su coalición, la Plataforma Unitaria Democrática.
En Madrid, lo esperaban ya varios exdirigentes políticos venezolanos de oposición, que en su momento también cruzaron el Atlántico con ese destino, escapando del chavismo. Son parte de la diáspora venezolana que hoy se refugia allí y que suma unas 390.000 personas, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). España es el sexto país que ha recibido a más venezolanos durante el primer semestre, con 44.000 migrantes, lo que supone un promedio de 241 ingresos al día o 1.692 a la semana.
Sobre la salida de González Urrutia de Venezuela, la prensa española asegura que jugó un papel crucial de mediador el expresidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y que el actual jefe del Ejecutivo, el socialista Pedro Sánchez, estaba enterado y había dado su respaldo. Aunque, el ministro de Relaciones Exteriores español, José Miguel Albares, negó cualquier “negociación política” con las autoridades venezolanas.
Pese a ello, fuentes del oficialismo venezolano indicaron que el chavismo sí aceptó una propuesta, delegando las negociaciones a los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, los principales operadores políticos de confianza de Maduro. Y la misma vicepresidenta refutó la versión de Albares, asegurando que “amplias conversaciones y contactos tuvieron lugar para operativizar la partida del opositor González Urrutia del país”.
“Ellos (el gobierno de Sánchez) negociaron la salida de Edmundo González a España. No sabemos cuál fue la negociación, pero evidentemente hubo una, porque vino un avión militar. Nadie compra un pasaje en un avión militar”, comenta a La Tercera Miguel Henrique Otero, periodista venezolano, presidente y director del periódico El Nacional, que dirige desde Madrid.
Otero lleva seis años viviendo en España. ¿La razón? En 2015, fue demandado por Diosdado Cabello, el número dos del chavismo, tras publicar una nota en El Nacional sobre una investigación de narcotráfico basada en una exclusiva del diario español ABC. Aunque la demanda no avanzó, la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos emitió una orden de captura contra Cabello, confirmando que la publicación era verídica.
Tras las amenazas, Otero debió refugiarse en Bogotá, Miami y Washington, pero finalmente decidió ingresar como turista a España y obtuvo la nacionalidad española por decreto del expresidente Mariano Rajoy. “Con todas las ciudades que yo he vivido, España es el país más amigable de todos para un venezolano. Porque tú aquí te integras a la sociedad muy fácilmente. No siento ningún tipo de rechazo, uno se puede integrar muy fácilmente. Y la vida en Madrid es muy amigable”, afirmó a este medio.
Hoy, Otero se dedica a participar en varias organizaciones españolas, principalmente en foros constitucionales de derecha. Ha organizado grandes concentraciones con el apoyo de fuerzas políticas locales como Vox y el Partido Popular (PP), movilizando a cientos de miles de personas en Madrid. También forma parte de una organización contra los delitos de odio, según cuenta.
Jorge Rodríguez Virgili, profesor de Comunicación Política de la Universidad de Navarra, comentó a la cadena BBC sobre las razones que explicarían el frecuente asilo español a los opositores venezolanos. “Es un país con la misma lengua, la misma religión y una cultura similar, por lo que somos muy próximos y también por la emigración española que hubo a Venezuela a mediados del siglo XX, la cual hizo que muchos venezolanos tengan una que otra conexión familiar o afectiva con España”, apuntó.
Asimismo, lo que resulta atractivo para los dirigentes venezolanos perseguidos es que “España es un estado de derecho consolidado, donde hay libertad de expresión y de reunión y seguridad jurídica, en la que hay unos derechos que se respetan”, añadió el académico.
Algo en lo que coincide Antonio Ledezma, exalcalde de Caracas que fue arrestado por el gobierno de Maduro bajo cargos de conspiración. Esta situación lo obligó a escapar a Madrid en noviembre de 2018, residiendo en la capital española desde entonces.
Actualmente Ledezma continúa desde allá la causa por la libertad de Venezuela, participando en foros y conferencias, escribiendo semanalmente para medios, y ha publicado varios libros. “Desde luego sentí que España podía ser un centro de operaciones para mi lucha”, explica Ledezma a este medio.
En su caso, la partida de Venezuela fue distinta a la de González Urrutia. “No estuve en mediación absolutamente con nadie de ese régimen. No tuve apoyo de ninguna figura política de rango internacional que haya metido la mano. Conté simplemente con gente muy amiga, que asumieron el riesgo conmigo”, señala a La Tercera.
Para Julio Borges, dirigente opositor venezolano y expresidente de la Asamblea Nacional, su decisión de irse a España fue “fundamentalmente” porque su familia es española, aclara a La Tercera. Hoy, se dedica a trabajar en un bufete de abogados en EE.UU., una consultoría política en América Latina, además de académico en dos universidades de Valencia. En el plano político, se desempeña como vicepresidente de Relaciones Internacionales del partido opositor venezolano Primero Justicia.
Consultado respecto a cómo evalúa la decisión del gobierno español de ofrecer asilo a González Urrutia, Ledezma expresa que “el rescate del presidente electo es un gesto que también agradecemos porque era evidente que él estaba sometido a todo tipo de presiones y chantajes, incluso amenazando su libertad y su propia integridad física. La suerte es tener a Edmundo vivo, nosotros no queremos un mártir para llevarle flores a la tumba, necesitamos a un presidente electo para llevarlo el 10 de enero a jurar como presidente legítimo”.
Discrepa Borges, quien asegura a este medio que “a mí me preocupa que lo que se quiera vender como un gesto humanitario de España al final termine siendo algo muy perverso, que es una jugada, llamémoslo así, macabra, de Zapatero y Sánchez”. Ello, porque “ahora vamos a tener a un presidente electo que desde fuera de Venezuela va a poder tener una voz de legitimidad mundial, pero que, junto con (la líder opositora) María Corina (Machado), va a estar luchando por la presión interna”, advierte.