Mientras el soldado ucraniano Volodymyr se preparaba para entrar en territorio ruso, la adrenalina corría por sus venas. Él y los demás uniformados de la 82ª Brigada de Asalto Aéreo siguieron las instrucciones de su comandante: ojos abiertos, moverse con rapidez y tener a su país en sus pensamientos. Después de una breve oración y un grito de guerra de “¡Gloria a Ucrania!”, se dispusieron a invadir Rusia, siendo el primer Ejército extranjero en hacerlo desde la Segunda Guerra Mundial.
Pronto se encontraron con una unidad rusa “sentada en el bosque, tomando café en una mesa”, recordó Volodymyr. “Entonces nuestro vehículo de combate Stryker se estrelló contra su mesa. Matamos a muchos de ellos el primer día, porque estaban desarmados y no nos esperaban”, le contó el soldado al diario Financial Times. Durante los siguientes días, las tropas ucranianas avanzaron rápidamente y tomaron varias aldeas, parte de una línea ferroviaria y un punto clave de tránsito de gas.
Cuando llegaron hasta las instalaciones de la compañía de gas natural Gazprom, publicaron los videos y mostraron casi con entusiasmo la facilidad con la que habían cruzado la frontera y las líneas de defensa rusas durante la última semana, según describió The New York Times. En la ciudad rusa de Sverdlikovo, en la región de Kursk, un soldado ucraniano se subió a los hombros de otro, rompió el mástil de madera anclado a un edificio del consejo municipal y arrojó la bandera rusa al suelo.
El ataque relámpago del pasado 6 de agosto fue planeado y ejecutado en secreto, con el objetivo de cambiar la dinámica de una guerra que Kiev parecía estar perdiendo, ciudad por ciudad, a medida que las tropas rusas avanzaban en el este. Un militar en esa zona que participó en el ataque aseguró a la Agencia France-Presse (AFP) que “los rusos huyeron” con su entrada en Kursk, y, lleno de optimismo, prometió que van a “mantener el terreno”.
Tomash, un soldado ucraniano que regresó de la misión transfronteriza junto con su amigo “Accord”, señaló con indiferencia a la cadena BBC que la incursión fue “genial”. Ambos contaron que su unidad de drones estuvo dos días allanando el camino para la ofensiva en suelo ruso. “Teníamos órdenes de venir aquí, pero no sabíamos lo que eso significaba”, admitió Tomash. “Suprimimos los medios de comunicación de nuestros enemigos y su vigilancia con antelación para despejar el camino”, agregó.
Y otro soldado ucraniano, que continúa en Rusia, contó al medio británico que se necesitaron meses de planificación para obligar a Moscú a trasladar tropas desde otras partes de la línea fronteriza con Ucrania. “El elemento sorpresa funcionó”, dice. “Entramos fácilmente y sin apenas resistencia. El 6 de agosto, los primeros grupos cruzaron de noche en varias direcciones”. “Casi de inmediato llegaron a las afueras occidentales de la ciudad de Sudzha”, relató.
La operación sorprendió incluso a los aliados más cercanos de Kiev, incluido Estados Unidos, cuyos funcionarios dijeron al Times que no recibieron ningún aviso formal sobre la misión de alto riesgo, posiblemente porque los funcionarios ucranianos temían que Washington intentara persuadir a Ucrania para que la cancelara. Asimismo, se refirieron a la obsesiva preocupación de Ucrania por las filtraciones.
Así, el Ejército ucraniano adoptó lo que se denomina un “régimen de silencio” para la seguridad operativa, una táctica que Kiev utilizó durante su contraofensiva en Kharkiv en 2022, según explica The Washington Post. Aunque, los soldados que luchan en Rusia han comenzado a publicar cada vez más vídeos y fotografías en redes sociales donde se les ve en Kursk y en la región fronteriza rusa de Belgorod, los funcionarios ucranianos se han negado repetidamente a hacer comentarios sobre el asalto.
Por otro lado, han estado usando vehículos, armas y municiones proporcionadas por Estados Unidos, a pesar de que el presidente Joe Biden advirtió en mayo que Ucrania solo podría usar armas estadounidenses dentro de Rusia para ataques de autodefensa limitados. Sin embargo, los funcionarios estadounidenses indicaron que la ofensiva transfronteriza de Ucrania no infringe esa política. “Están tomando medidas para protegerse de los ataques”, declaró el jueves pasado Sabrina Singh, subsecretaria de prensa del Pentágono.
Está claro que las tropas dirigidas por el presidente ruso Vladimir Putin ya no tienen el control, coinciden algunos analistas. El ataque obligó a Rusia a reubicar sus tropas de la línea del frente en el este, en la región ucraniana de Donetsk, donde lograr avances es el principal objetivo bélico del Kremlin. Esta fue la primera señal de que la ofensiva sin precedentes de Kiev está forzando a Moscú a reajustar su fuerza de invasión, lo que representa un duro golpe para los planes de Putin.
“Rusia trajo la guerra a otros, y ahora está regresando a casa”, dijo el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, en su discurso del lunes por la noche. Y este miércoles, en tanto, se reunió con altos funcionarios para discutir la situación humanitaria y el posible establecimiento de administraciones militares en un área ocupada que, según Ucrania, supera los 1.000 kilómetros cuadrados.
También se refirió al creciente número de prisioneros de guerra rusos tomados en la región de Kursk -donde continuaron avanzando este miércoles- que podrían ser intercambiados por combatientes ucranianos, según informa Reuters. Y señaló que los avances de las tropas proporcionarían una zona de amortiguación estratégica para proteger sus áreas fronterizas de los ataques rusos.
Para las fuerzas de Kiev, después de meses a la defensiva y cediendo terreno ante un enemigo más numeroso y mejor armado, la operación es una inyección de moral. “No hubo victorias significativas en Ucrania en los últimos meses. Solo los rusos avanzaban”, dijo a la AFP bajo anonimato un comandante en un descampado en la región de Sumy, rodeado de tanques listos para entrar en acción.
Ahora, Ucrania ha avanzado 11 kilómetros en Rusia a lo largo de un frente de 40 kilómetros y ha tomado como prisioneros a decenas de soldados rusos, según afirman analistas y funcionarios rusos. Este miércoles, se declaró el estado de emergencia en la región rusa de Belgorod, que colinda con la región de Kursk. Kiev afirma que ya controla 74 asentamientos en el suroeste de Rusia.
“La situación en nuestra región de Belgorod continúa siendo extremadamente difícil y tensa. (...) Se destruyeron casas, civiles murieron y resultaron heridos”, escribió su gobernador Viacheslav Gladkov en Telegram, y añadió que solicitará al gobierno de Rusia que declare la región en estado de emergencia a nivel federal.
De hecho, las tropas ucranianas lanzaron durante la madrugada de este miércoles su mayor ataque con drones de largo alcance desde el inicio de la guerra, que estuvieron dirigidos a cuatro aeródromos militares rusos. Específicamente, las maniobras se produjeron en las bases aéreas enemigas de Voronezh, Kursk, Savasleyka y Borisoglebsk.
El mando militar ruso ha anunciado el envío de refuerzos a la región de Kursk para hacer frente a la ofensiva ucraniana, el primer ataque de fuerzas terrestres en territorio de Rusia en casi dos años y medios de guerra. Rusia ha trasladado tropas desde el aislado enclave europeo de Kaliningrado a la región fronteriza de Kursk para ayudar a defenderse de una incursión ucraniana, según Lituania.
“Ahora estamos viendo cómo están redistribuyendo sus tropas de Kaliningrado a Kursk”, dijo el ministro de Defensa lituano, Laurynas Kasčiūnas, al presidente Volodymyr Zelensky, en una reunión el martes.
“No es una redada, es algo diferente”, dijo Andriy Zagorodnyuk, exministro de Defensa y presidente del Centro de Estrategias de Defensa de Ucrania, un grupo de expertos independiente, a The Washington Post. “No se trata de quedarse allí para siempre o por mucho tiempo, sino de intentar extender sus fuerzas”, añadió. “Dudo que los dirigentes ucranianos tengan planes de ocupar territorio ruso y mantenerlo indefinidamente”.
Zelensky dijo querer elaborar un plan antes de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, su principal aliado, que sirva de base para una futura cumbre de paz que incluya al Kremlin. Por su parte, Putin puso como condición para negociar que Kiev ceda los territorios ocupados por las tropas de Moscú y renuncie a ingresar en la OTAN, unos requisitos inaceptables para Ucrania y sus aliados occidentales.