Tras meses de negativa a posibles negociaciones, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aceptó dialogar con el líder opositor Juan Guaidó. Esta decisión la volvió a ratificar la jornada de este sábado a través de su cuenta de Twitter, en la cual afirmó que “hemos logrado convocar y vamos a sentar en la mesa a las oposiciones venezolanas”.
El problema es que esta decisión de participar en la negociación con intermediación internacional no estaría exenta de condiciones por parte del mandatario, pero algunas ya han sido rechazadas por el autoproclamado “presidente encargado”, Guaidó.
El primer requisito del jefe de Estado es el “levantamiento inmediato de toda las sanciones y medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela”. Sin embargo, el líder opositor ya anunció que, de aceptarse aquella medida progresivamente, el acuerdo tendrá que incluir la realización de unas elecciones “libres y justas”.
Luego, se refirió al “reconocimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y de los cinco poderes legítimos y constitucionales”, ya que son desaprobados tanto por la oposición como internacionalmente; a “la devolución inmediata de las cuentas bancarias (…), y de los activos venezolanos”; y, en cuarto lugar, aseguró que “si vamos a reunir la mesa, instalarla, tiene que ser un acto público, con cámaras, periodistas, transparencia informativa y foto pública de la reunión”. Este último requisito lo anunció esta semana, pero Guaidó ya afirmó que la presencia de la prensa le restaría seriedad al diálogo.
Tras las dificultades de llegar a acuerdo entre el Gobierno de Maduro y la oposición liderada por Guaidó, las negociaciones para buscar soluciones a la crisis política, económica y social que vive la nación petrolera aún no han podido iniciar su proceso. Sin embargo, lo que sí se sabe hasta el minuto es que México o Noruega podrían ser las sedes para realizar este acuerdo.