Con más sanciones sobre Moscú, más armas a Ucrania y una investigación sobre presuntos crímenes de guerra cometidos por soldados rusos, Estados Unidos busca subir la presión sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, dijeron funcionarios de Washington este lunes.
Mientras Rusia se retira de las inmediaciones de Kiev, la guerra se concentra en las regiones más al este donde Moscú ya controla el territorio y busca expandirse.
Rusia está “reposicionando sus fuerzas para concentrar sus operaciones ofensivas en el este y partes del sur de Ucrania”, afirmó este lunes el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
“Rusia ha tratado de subyugar a toda Ucrania y ha fracasado. Ahora intentará someter a partes del país”, dijo Sullivan, estimando que esta nueva fase de la ofensiva militar “podría durar meses o más”.
Pero mientras los rusos se retiran de algunas franjas del norte de Ucrania, al parecer abandonando su plan de derrocar rápidamente al presidente, Volodimir Zelenski, el hallazgo de un gran número de cadáveres en el territorio que controlaban aumenta la determinación de Washington de presionar más fuerte.
El presidente estadounidense, Joe Biden, llamó a Putin “criminal de guerra” por los cuerpos encontrados en la de Bucha.
Debería haber un “juicio por crímenes de guerra”, dijo Biden a la prensa.
Por su parte, Sullivan agregó que Estados Unidos y sus aliados europeos trabajan conjuntamente en nuevas sanciones económicas contra Rusia dirigidas a debilitar el rublo, a las élites rusas y la capacidad del país de importar componentes tecnológicos.
Según el asesor “vendrán sanciones adicionales esta semana” y las opciones “relacionadas con la energía”, lucrativo negocio de los rusos, están sobre la mesa.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, estará en Bruselas el miércoles y jueves para una reunión de ministros de Exteriores de los países de la OTAN.
Armas avanzadas
En el terreno, Estados Unidos trabaja en aumentar el volumen y el poder del armamento entregado a las fuerzas ucranianas.
Durante varias semanas, Zelenski solicitó armas capaces de golpear a distancia al ejército ruso y para defenderse mejor de los ataques aéreos, de la marina y de la artillería de Moscú. De forma insistente el líder de Ucrania pidió en particular aviones de combate, tanques y defensas antiaéreas.
Mientras los occidentales fallaron en ponerse de acuerdo en cómo proveer de estos sistemas de armas a Ucrania, en parte por miedo de provocar a Rusia, Sullivan destacó que la administración Biden ya ha contribuido con 2.300 millones de dólares en armas.
El consejero añadió que Washington y los aliados trabajaban con los aliados en proveer “sistemas antiaéreos de mayor alcance, de artillería y de defensa costera”, al parecer en referencia a la idea de usar armamento de diseño ruso en manos de países de Europa del este.
El funcionario no dio detalles de los nuevos sistemas que podrían sumarse a las enormes cantidades de cohetes de corto alcance, drones y armas ligeras ya provistas. Sullivan se limitó a decir que “no es posible anunciar algunos de estos sistemas”.
Sin embargo “la extensión y profundidad de los esfuerzos por adquirir y transferir armas y capacidades avanzadas es extraordinaria y sin precedentes”, explicó.
Rusia indicó hace unos días que se centrará en el este de Ucrania y ha redoblado sus esfuerzos en esa parte del territorio, así como en el sur.
En esa zona están ciudades portuarias claves para crear un enlace terrestre entre la península de Crimea -anexionada en 2014 por Rusia- y las regiones separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk.