La investigación para determinar por qué un Boeing 737 nuevo de la compañía Ethiopian Airlines se estrelló el domingo al sur de Adís Abeba, dejando 157 muertos, continuaban este lunes, día de luto nacional en Etiopía.
Por su parte, Kenia, adonde se dirigía el vuelo, vivía un doble duelo: por una lado, con 32 nacionales a bordo, es el país más afectado por la tragedia y por otro, Nairobi, su capital, es la sede regional de Naciones Unidas, muy afectada por la catástrofe.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUE), que tiene su sede en la capital keniana, inaugura este lunes su conferencia anual, que reúne a cientos de delegados procedentes de todo el mundo. Según el director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Antonio Vitorino, 19 empleados de la ONU fallecieron en el accidente. Entre ellos figuran al menos un miembro del PNUE, otro del Programa Mundial de Alimentos (PAM) y varios de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Los investigadores de la Agencia etíope de Aviación Civil trabajan desde el domingo por la tarde en el lugar de la catástrofe para recuperar el máximo de escombros y pruebas y buscar las cajas negras del aparato, algo que aún no lograron, según una fuente de la compañía. Un equipo técnico se sumará próximamente a las tareas.
El presidente ejecutivo de Ethiopian Airlines, Tewolde GebreMariam, confirmó que la investigación se llevará a cabo de forma conjunta entre investigadores etíopes y estadounidenses. El organismo norteamericano encargado de la seguridad en los transportes, la NTSB, anunció el envío de un equipo de inspectores.
Por otra parte, Ethiopian Airlines anunció este lunes que inmovilizó todos sus aviones Boeing 737 MAX. "Ethiopian Airlines decidió inmovilizar toda la flota de B-737-8 MAX a partir de ayer, 10 de marzo, hasta nuevo aviso", dijo la empresa en un comunicado publicado en Twitter.
Beijing pidió el lunes a las aerolíneas chinas que suspendan los vuelos de sus Boeing 737 MAX 8, que podrán volver a utilizar cuando las autoridades estadounidenses y Boeing confirmen "las medidas tomadas para garantizar efectivamente la seguridad de los vuelos", informó la Administración china de Aviación Civil.
Avión en llamas
El vuelo ET 302 despegó el domingo a las 08H38 (05H38 GMT) de Adís Abeba y desapareció de los radares seis minutos después. El aparato, un Boeing 737-800 MAX que la compañía había recibido en 2018, lo pilotaba Yared Getachew, quien contaba con 8.000 horas de vuelo, y había sido objeto de labores de mantenimiento el 4 de febrero. Al estrellarse, el avión provocó un cráter enorme. La nave se desintegró con el impacto, y no se distinguía la forma del aparato, solo pedazos esparcidos de la carlinga. Según un testigo, Tegegn Dechasa, "el avión ya estaba en llamas cuando cayó" "El avión parecía intentar aterrizar en un campo abierto cercano, pero se estrelló antes de llegar allí", contó otro testigo, Sisay Gemechu.
35 nacionalidades
Las víctimas del accidente eran de 35 nacionalidades diferentes, según cifras provisionales de la compañía: 32 kenianos, 18 canadienses, nueve etíopes, ocho italianos, ocho chinos, ocho estadounidenses, siete franceses, siete británicos, seis egipcios, cinco alemanes y cuatro indios. Un pasajero viajaba con pasaporte de la ONU. También había dos españoles.
Los mensajes de condolencia a las víctimas llegaron durante toda la jornada del domingo, desde el primer ministro etíope al presidente de Kenia, y de la Unión Africana al secretario general de la ONU.
También empezaba a salir a la luz la identidad de algunos pasajeros: un diputado eslovaco, Anton Hrnko, perdió a su esposa y dos hijos; entre los chinos fallecidos había turistas, empleados de empresas y un miembro del PNUE. También había un arquitecto italiano.
La compañía Ethiopian Airlines, 100% propiedad del Estado etíope, vivió una gran expansión en los últimos años. Su flota cuenta con más de 100 aparatos, lo que la convierte en la mayor de África.
El 29 de octubre de 2018, un Boeing 737-800 MAX perteneciente a la aerolínea indonesia Lion Air, cayó al mar de Java, dejando 189 muertos. Una de las cajas negras apuntó a problemas del indicador de velocidad, un duro golpe para este avión, una versión modernizada del exitoso 737.