El enviado climático de EE.UU., John Kerry, planea proponer un nuevo programa de créditos de carbono que tiene como objetivo aumentar el financiamiento de empresas y gobiernos en economías ricas para ayudar a los países en desarrollo a reducir los combustibles fósiles.
Kerry dijo en una entrevista que planea hacer la propuesta en la conferencia sobre cambio climático de las Naciones Unidas en Egipto el miércoles, y agregó que todavía estaba consultando con representantes de otros países sobre el tamaño y la estructura del programa.
Un funcionario estadounidense familiarizado con el asunto dijo que el programa tiene como objetivo recaudar decenas de miles de millones de dólares al aumentar la capacidad de las regiones y los países del mundo en desarrollo para vender créditos cada vez que cierren las fuentes de energía de combustibles fósiles, como las minas de carbón, o aceleren la construcción de las de energía renovable.
Los países en desarrollo han exigido US$ 1,3 billones en fondos anuales para 2030 de los países más ricos para financiar su transición energética y ayudarlos a adaptarse a los efectos del cambio climático. Las naciones más ricas hasta ahora no han cumplido su compromiso más pequeño de entregar US$ 100 mil millones al año en fondos.
“Ningún gobierno en el mundo tiene suficiente dinero para afectar la transición”, dijo Kerry. “La entidad que más podría ayudar es el sector privado con la estructura adecuada”.
El plan tiene como objetivo permitir que el dinero fluya hacia los esfuerzos de reducción de emisiones para regiones enteras en el mundo en desarrollo. Eso abordaría una de las debilidades del sistema actual, que otorga créditos para la construcción de proyectos individuales de energía renovable, pero no garantiza que se produzcan reducciones netas de emisiones en un área más amplia.
La mayoría de los créditos de carbono en el mercado actual están vinculados a la construcción de proyectos eólicos, solares u otros proyectos renovables individuales. Esa generación de energía renovable podría llevar al cierre de una planta de combustión de carbón en un área de un país en desarrollo, pero no impide que el país ponga en funcionamiento nuevas plantas de combustión de carbón en otros lugares que superarían las reducciones de emisiones de un solo proyecto renovable.
Mientras los líderes mundiales se reunían en Sharm El Sheikh el lunes al comienzo de dos semanas de conversaciones sobre el clima, los mayores emisores del mundo, China y EE.UU., se vieron presionados a hacer más para ayudar a los países en desarrollo con su transición energética.
“Estados Unidos y China realmente deben dar un paso al frente”, dijo el Presidente francés, Emmanuel Macron, al margen de la conferencia, y pidió a los “países ricos no europeos... que paguen su parte”.
Los líderes de la cumbre, conocida como COP27, enfrentan el desafío de generar consenso en un momento de tensión geopolítica y turbulencia en el mercado energético. La decisión de Rusia de invadir Ucrania y cortar el flujo de gas natural a Europa ha obligado a las capitales de todo el mundo a centrarse en la seguridad de sus suministros energéticos. Europa está quemando más carbón y absorbiendo suministros de gas natural licuado de todo el mundo.
“La invasión de Rusia a Ucrania y la manipulación despreciable de los precios de la energía solo han reforzado la importancia de poner fin a nuestra dependencia de los combustibles fósiles”, dijo el primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak.
Los delegados de más de 190 países se esforzarán por lograr que las naciones implementen sus compromisos existentes para reducir las emisiones de carbono de acuerdo con las promesas que hicieron en la cumbre de París de 2015. Ausentes de la cumbre están los líderes de China y Rusia, países que tienen un papel fundamental en la configuración del mapa energético global. El Presidente Joe Biden se unirá a las conversaciones más adelante en la semana.
Las conversaciones también abordarán el complicado tema de si los países industrializados deberían compensar financieramente a los países más afectados por las graves inundaciones, sequías y tormentas que, según los científicos, empeoran por los efectos del cambio climático. El lunes, los delegados acordaron que los diplomáticos debatirían oficialmente el tema, conocido como “pérdida y daño”.
También se espera que Estados Unidos publique una propuesta largamente esperada para reducir las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero que atrapa 85 veces más calor en la atmósfera que el dióxido de carbono.
Los créditos de carbono suelen ser emitidos por proyectos que preservan los bosques, que absorben gases de efecto invernadero, o por proyectos de energía renovable que reemplazan los combustibles fósiles. Cada crédito representa la reducción o remoción de una tonelada de dióxido de carbono de la atmósfera. Estos créditos forman parte de los llamados mercados voluntarios de carbono. Hay mercados obligatorios en lugares como Europa y California que funcionan de manera diferente.
Los créditos vinculados a energías renovables y conservación de bosques, que en conjunto representan la mayor parte de los créditos, tienen límites para su crecimiento. El riesgo es que la creciente demanda lleve a los desarrolladores a producir créditos que hacen poco para reducir las emisiones de carbono.
El funcionario estadounidense dijo que la cantidad de dinero recaudado bajo el programa propuesto dependerá del nivel de participación de las empresas y los gobiernos, y agregó que el programa será voluntario.
El mercado voluntario de créditos de carbono no tiene un sistema formal de regulación, y los créditos producidos para uso voluntario son en gran parte incompatibles con los sistemas regulados establecidos por los gobiernos de Europa, California y otras regiones donde los contaminadores pueden comprar créditos si superan los límites de contaminación.
Los proyectos de energía limpia encontraron apoyo financiero en los mercados de carbono hace más de una década. Los desarrolladores privados que construyen parques eólicos, plantas solares y represas que intentan recaudar capital trabajaron con programas de acreditación administrados por la ONU y organizaciones sin fines de lucro para emitir créditos de carbono.
Los programas de acreditación de carbono fueron un éxito y crecieron para respaldar más de US$ 2.000 millones en transacciones el año pasado entre productores de crédito, corredores, bolsas y compradores finales, según el proveedor de datos de finanzas ambientales Ecosystem Marketplace. Los desarrolladores de proyectos que trabajan para proteger bosques, restaurar humedales y capturar metano de vertederos y ganado, entre otros, han emitido más de US$ 1.500 millones de créditos hasta abril de 2022, según la base de datos de créditos de carbono de la Universidad de California Berkeley.
Los proyectos de energía renovable son la segunda fuente más grande de créditos en el mercado voluntario y han caído en desgracia en los últimos años porque no están reduciendo las emisiones donde se producen la mayoría de los créditos, según muestran los informes de The Wall Street Journal. Dos programas de acreditación líderes en 2020 se movieron para limitar la emisión de créditos de nuevos proyectos a menos que estén alojados en un país de bajos ingresos reconocido por la ONU.