El pasado 12 de mayo, en su primera proyección de contagios y muertes por Covid-19 para América Latina, el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington fue en extremo conservador para Chile. Por entonces solo estimaba que nuestro país tendría 687 decesos para el 4 de agosto, con un rango que iba de 421 a 1.417. A tres meses de ese pronóstico, la entidad ha extendido sus proyecciones hasta el 1 de diciembre, con un balance final de 16.655 fallecidos, con extremos que se sitúan entre 13.922 y 22.937. Sin embargo, en este lapso el IHME ha efectuado varias actualizaciones en las cifras, con fluctuaciones dramáticas.
En el segundo informe donde se incluyó a Chile, el 25 de mayo, el IHME elevó a 11.970 la cifra total de muertos a comienzos de agosto, con rangos de 4.050 a 31.118. Poco después, el 6 de junio, publicó nuevas proyecciones, con resultados que mostraron una ligera mejora para nuestro país. Así, para el 4 de agosto se estimaba un total de 8.331 fallecimientos, con rangos que iban de 5.684 a 12.731.
Finalmente, las cifras oficiales del Ministerio de Salud (Minsal) mostraron que para el 4 de agosto la cifra de decesos se situó en 9.745.
En ese mismo reporte del 6 de junio, el IHME proyectaba que para el 4 de agosto las muertes diarias en Chile llegarían a 318, mientras que los contagios diarios para esa jornada se elevarían a 127.154. Las estadísticas del Minsal de ese día, sin embargo, mostraron un escenario muy distinto. Hubo 1.462 casos diarios y 38 decesos en esa jornada.
En una entrevista con La Tercera del 30 de mayo, Ali L. Mokdad, profesor de ciencias de la métrica de la salud en el IHME y director de estrategia de salud de la población de la Universidad de Washington, ya se había referido a los razones de tan amplios rangos en las proyecciones de su institución. A su juicio, básicamente se debía “a los datos”. “Si la gente en Chile logra disminuir su movilidad, el número se acercará al mínimo (de ese rango); si la movilidad, por el contrario, aumenta, los números suben”. “Es el factor humano el que lo determinará. El mensaje clave aquí es que sí estamos proyectando 12 mil muertes para el 4 de agosto. Pero ese no es un número que esté escrito en la frente de cada chileno”, insistió.
El entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, restó importancia al estudio de la Universidad de Washington, indicando que publicaciones como aquellas “generan incertidumbre”. “Qué seguridad podemos darle a un estudio que navega entre el margen de error de los 3.000 a los 41 mil fallecidos, eso genera incertidumbre (…). Cómo se hace para planificar”, acotó, insistiendo que “mantenemos una letalidad estable del 1% que ha tendido a la baja”.
“Situación cambiante”
Tras el reporte del 6 de junio, el IHME extendió las fechas de sus proyecciones. Así, en el informe del 24 de junio, estimó que la cifra de muertos en Chile alcanzaría a 25.344 el 1 de octubre, con rangos que van de 18.093 a 34.508.
En su última actualización, realizada el 6 de agosto, pronosticó 16.655 decesos para el 1 de diciembre, con extremos que fluctúan entre 13.922 a 22.937. Según la última información revelada por el Minsal, al jueves 13 de agosto, los decesos confirmados por el virus alcanzaron los 10.395. A su vez, las muertes que podrían estar asociadas al coronavirus, pero que aún no han sido ratificadas, llegaron a 4.012 a la misma fecha. Así, de acuerdo con el DEIS, la cifra de fallecidos confirmados y sospechosos por Covid-19 suman 14.407.
Consultado respecto de los últimos ajustes en las estimaciones del IHME, Mokdad dijo a La Tercera que “las proyecciones para Chile han cambiado con el tiempo debido a nuevos datos y actualizaciones del modelo. Por ejemplo, al principio el modelo utilizaba mandatos de distanciamiento social para estimar la movilidad, y ahora incorpora datos de movilidad de teléfonos móviles como una medida de cuánta gente se mueve. Hemos incorporado el uso de mascarillas, que es muy alto en Chile, el efecto de la estacionalidad en la transmisión y mejores datos sobre las pruebas y los recursos hospitalarios”.
“La pandemia no es estática, por lo que el modelo responde a una situación cambiante”, comentó Mokdad. “Cambia según los nuevos datos y los cambios en el comportamiento de las personas. El equipo de investigación evalúa y actualiza constantemente en función de lo que aprendemos sobre la pandemia, y continuaremos trabajando para proporcionar los mejores pronósticos posibles para el futuro”, concluyó.