“Siempre que sea posible, considere andar en bicicleta o caminar: esto proporciona distancia física mientras ayuda a cumplir con el requisito mínimo para la actividad física diaria, que puede ser más difícil debido al aumento del home office y el acceso limitado al deporte y otras actividades recreativas”, recomendaba la Organización Mundial de la Salud (OMS) en abril.
Ahora, a medida que las ciudades van saliendo del confinamiento, las bicicletas se han convertido en el medio de transporte preferido por los ciudadanos. No solo son rápidas y prácticas, sino que también permiten respetar las medidas de distanciamiento social mientras la persona se mantiene activa.
Pero esta nueva tendencia necesitará infraestructura adicional. Por ello, más de 160 ciudades alrededor del mundo ya empezaron a adaptar sus calles.
Reino Unido lidera hasta ahora la transformación. El gobierno generó un fondo de emergencia de cerca de US$ 300 millones para crear nuevas ciclovías y cruces más seguros “en cuestión de semanas”. De hecho, ya se pidió a las ciudades que acomoden el espacio en las calles “para un número significativamente mayor de ciclistas y peatones”.
En la misma línea, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, y el Transport for London lanzaron hace dos semanas el programa Streetspace, que ayudará a adaptar las calles para un aumento de 10 veces en el número de ciclistas y de cinco veces en el de peatones una vez que empiecen a relajarse las restricciones.
Otras ciudades europeas han creado iniciativas similares. Milán, una de las urbes más contaminadas de Europa, planea convertir 35 km de calles en espacios para andar en bicicleta y caminar durante el verano. La iniciativa de esta ciudad italiana contempla ciclovías temporales, calles más anchas, límites de velocidad menores a los 30 km/h y vías donde los ciclistas y peatones tengan prioridad.
Francia también está instalando ciclovías temporales a lo largo de todo el país. París -que ya tenía más de mil kilómetros de ciclovías antes de la pandemia- tiene previsto abrir más de 640 km de carriles para bicicletas y convertirá la mayor ruta para atravesar urbe en una calle exclusiva para este tipo de transporte.
Bruselas no se quedó atrás. La capital belga está trabajando en agregar cerca de 40 km de ciclovías. “Sabemos que dos tercios de los viajes dentro de Bruselas son menos de tres millas (4,8 km). Queremos, entonces, alentar a las personas sanas a caminar o andar en bicicleta. Para eso, es nuestra responsabilidad tener infraestructuras aseguradas”, dijo la ministra de Transporte, Elke Van den Brandt, al diario belga Le Soir.
En los Países Bajos también se están implementando una serie de medidas enfocadas en resguardar la seguridad de peatones y ciclistas durante la vuelta a la normalidad y más a largo plazo. Así, se ha creado ciclovías, instalado nueva señalización para mantener la distancia social e incluso semáforos automatizados para evitar el contacto.
En EE.UU., varias ciudades han creado planes para cerrar las calles al tráfico de automóviles, intentando crear un espacio seguro para que ciclistas y peatones puedan circular manteniendo distancia. Sin embargo, algunos han ido más allá, tomando medidas que se mantendrán incluso después de la pandemia. Así, Seattle anunció que cerrará 32 km de calles a la mayoría del tráfico de manera permanente. Nueva York, por su parte, legalizó recientemente las bicicletas eléctricas y abrió más de 19 km de vías peatonales la semana pasada, además de más de 14 km de ciclovías exclusivas.
A nivel mundial, Google ha notado un aumento en las búsquedas de la “mejor bicicleta” y la “mejor bicicleta eléctrica” a partir del 22 de marzo, menos de dos semanas después de que la OMS declarara oficialmente el brote como pandemia.