“Si queremos que el Covid-19 pase a ser un mal recuerdo y no una pesadilla permanente, se debe priorizar el asesoramiento científico en todas las decisiones políticas. Punto final”, dice enfática Sara Belich, especialista en política de salud pública en la Universidad de Harvard, citada por France Press. Y es que la pandemia por el nuevo coronavirus ha enfrentado a los gobiernos a espinosas preguntas, entre ellas, el peso que debe tener la opinión de los expertos en las decisiones políticas. “Como científicos, intentamos arrojar luz, pero al final, son los políticos los que deben decidir”, asegura Simon Cauchemez, especialista en modelos matemáticos y miembro del comité que asesora a las autoridades francesas.

En el caso de España, a fines de abril, la prensa local dio a conocer la conformación del panel multidisciplinario de 15 sabios que asesora al gobierno de Pedro Sánchez para trazar el “Plan para la transición hacia una nueva normalidad”. Si bien entre ellos se cuentan expertos en epidemiología, salud pública, deuda, nuevas tecnologías, filosofía, desigualdad, inteligencia artificial, economía y relaciones internacionales, José Apezarena, editor del diario El Confidencial, repara en que “la gran mayoría de esos especialistas ocupan o han ocupado cargos políticos en gobiernos socialistas”. “O sea, parece que Sánchez ha optado por garantizarse el alineamiento, la fidelidad ideológica, más que asegurar la máxima cualificación técnica y profesional, a la altura del durísimo problema planteado”, critica.

Creado por el Presidente francés Emmanuel Macron el 11 de marzo, el Consejo Científico Covid-19 congrega a 11 expertos provenientes de áreas tan variadas como la inmunología, la sociología y la antropología. Infectólogos, virólogos, epidemiólogos, médicos generalistas, reanimadores, modelizadores, una socióloga y un antropólogo completan el equipo. Este comité se reúne cada día por videoconferencia para analizar la situación y hacer llegar sus consejos al Ejecutivo. Pero Macron no siempre sigue sus recomendaciones, como cuando el 13 de abril anunció la apertura gradual de ciertas escuelas a partir del 11 de mayo. Cinco días antes, el presidente del comité, el respetado inmunólogo Jean-François Delfraissy, había enfatizado que “nuestra indicación es que el confinamiento se mantenga por varias semanas más”. Incluso, el médico tildó de “suicidio colectivo” el no respetar la cuarentena.

Compuesto por 20 miembros, todos especialistas en el sector de la salud y la medicina, el Comité Científico Técnico (CTS) fue creado por decreto el 5 de febrero y aconseja al gobierno del primer ministro italiano Giuseppe Conte a hacer frente a la pandemia. Entre las personalidades más mediáticas del CTS se encuentran Silvio Brusaferro, presidente del Instituto Superior de Sanidad, así como el epidemiólogo Giovanni Rezza, que trabaja en la misma institución. En comparecencia ante un comité del Senado esta semana, Brusaferro advirtió que podría haber una segunda ola de infecciones por coronavirus tras la reanudación gradual de las actividades públicas en Italia. En entrevista con el diario La Repubblica, Rezza también se mostró cauto. “No estamos fuera de la epidemia. Todavía estamos en eso. No quiero que la gente piense que no hay más riesgo y volvamos a la normalidad”, alertó.

El “tipo malvado”

En Alemania, la canciller Angela Merkel, cuyos estudios de física la habituaron a razonar como una científica, enfrenta el desafío de la pandemia con la asesoría de la Academia Leopoldina, la misma que aconseja a los gobiernos alemanes desde su creación en 1652. Célebres investigadores como Albert Einstein, Charles Darwin, Max Planck y Marie Curie han formado parte de esta institución, que desde 2008 pasó a llamarse Academia Nacional de Ciencias de Alemania.

Además, Merkel cuenta con el consejo de Christian Drosten, director de Virología del Hospital Charité en Berlín, quien fue uno de los investigadores que identificó el virus del SARS en 2003. “Para muchos, soy el tipo malvado que está paralizando la economía”, afirmó Drosten en una reciente entrevista con el diario británico The Guardian, la misma donde admitió que teme un rebrote de la pandemia. “Me temo que la tasa de reproducción aumentará de nuevo y seremos testigos de una segunda ola de contagios”, afirmó.

En Reino Unido, el Grupo Asesor Científico para Emergencias (SAGE) fue reactivado tras su intervención en otras crisis, como la epidemia de Ébola en 2014. Según The New York Times, el SAGE funciona como una “caja negra virtual”, ya que, entre otras cosas, su lista de miembros es secreta.

Sin embargo, la entidad encabezada por Patrick Vallance, consejero científico en jefe del gobierno de Boris Johnson, reveló esta semana la identidad de la mayor parte de sus 50 miembros, tras la polémica desatada por la presencia del asesor de Downing Street, Dominic Cummings, en sus reuniones. Pero el SAGE hizo noticia también por la salida de uno de sus miembros. El epidemiólogo Neil Ferguson, el hombre que convenció a Johnson para que aplicara el lockdown, renunció a su puesto de asesor del gobierno luego que el diario The Daily Telegraph revelara que permitió que su amante -burlando el confinamiento- atravesara Londres al menos en dos ocasiones para ir a su domicilio.

En Estados Unidos, la Fuerza de Tareas de la Casa Blanca para combatir al Covid-19 se estableció el 29 de enero. Casi un mes después, el vicepresidente, Mike Pence, fue nombrado para presidirlo, mientras que la doctora Deborah Birx asumió como coordinadora de respuesta. Según el diario The Hill, senadores republicanos animaron al Presidente, Donald Trump, a nombrar al epidemiólogo Anthony Fauci “al frente de la respuesta del gobierno federal” debido a su “credibilidad” y el “respeto” con que cuenta en la comunidad médica.

Anthony Fauci habla en una conferencia sobre el Covid-19 en la Casa Blanca. Foto: AFP

Con ello, apunta The Wall Street Journal, el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, pasó a tener menos peso dentro de la comisión. Según The New York Times, Azar advirtió directamente a Trump de la posibilidad de una pandemia durante una llamada el 30 de enero, la segunda advertencia que le entregó al mandatario sobre el virus en dos semanas. Pero Trump ignoró su consejo, calificándolo de alarmista.

El martes, Trump confirmó que planea desmantelar su equipo de respuesta al Covid-19, lo que dejará al gobierno sin su sala de crisis cuando los expertos advierten que el número de muertes por coronavirus en el país podría duplicarse hasta agosto. Se espera que la Fuerza de Tareas reduzca gradualmente sus operaciones en el próximo mes y finalmente las distribuya entre distintas agencias gubernamentales, explicó Pence.