Este fin de semana Israel empezó a sentir la presión no solo de sus ciudadanos, sino también la de sus aliados occidentales. Luego de que soldados israelíes mataran accidentalmente a tres rehenes, israelíes también, que iban semidesnudos para mostrar que no estaban armados, y enarbolando una bandera blanca, el primer ministro Benjamin Netanyahu enfrenta crecientes pedidos para que negocie un nuevo alto el fuego en su guerra con Hamas en Gaza.
La cifra de muertos en el enclave palestino, civiles o no, ya alcanza cerca de los 20 mil, de los cuales 10 mil serían mujeres y menores de edad, según las autoridades sanitarias palestinas. En ese contexto, y con una comunidad internacional que ya lleva tiempo pidiendo un fin a la operación de Israel en Gaza, de a poco los aliados de Netanyahu parecen estar tomando distancia.
A pesar de que constantemente Estados Unidos ha vetado las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, impidiendo que este apruebe un “alto el fuego humanitario” en el territorio palestino, la presión aumenta también para Washington: en la última votación de la Asamblea General, de los 193 miembros de la ONU, 153 se mostraron a favor de la medida.
Por eso mismo, este lunes el Consejo de Seguridad volvía a votar una resolución que llama por un “urgente y sostenible cese de actividades”. La resolución a votar fue introducida por los países árabes, luego del enorme apoyo que recibieron en la Asamblea General. En otras cosas, apoya una solución de dos Estados y “enfatiza la importancia de unificar la Franja de Gaza con Cisjordania bajo la Autoridad Palestina”.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha pospuesto una votación que pedía un cese sostenible de las hostilidades en Gaza para dar más tiempo a los diplomáticos para responder a las objeciones de Estados Unidos a la redacción del proyecto de resolución.
La votación estaba prevista para el lunes en Nueva York, pero Estados Unidos dijo que no podía apoyar una referencia a un “cese de hostilidades”, pero que podría aceptar un llamado a una “suspensión de hostilidades”
De todos modos, se esperaba que Estados Unidos vetara de nuevo esta resolución: el Consejo de Seguridad, desde el 7 de octubre, ha aprobado solo una resolución, de cinco que fueron rechazadas, incluida dos por vetos norteamericanos.
En tanto, este domingo se vio el modo en que dos de los principales aliados de Israel en Europa, Reino Unido y Alemania, comenzaron a modificar su posición contraria a la tregua. Tanto el ministro de Relaciones Exteriores británico, David Cameron, como su homóloga alemana, Annalena Baerbock, publicaron este domingo un artículo en The Sunday Times pidiendo un “alto el fuego sostenible” en Gaza.
El cambio de posición es fuerte, porque antes estos gobiernos solo pedían “pausas humanitarias”. También recalcaron en el texto la necesidad de que Israel “respete” el derecho internacional humanitario.
Los llamados a un cese el fuego inmediato, apuntan Baerbock y Cameron, “son una reacción entendible frente a un sufrimiento tan intenso, y compartimos la visión de que este conflicto no puede continuar y continuar”. Por eso mismo, ambos gobiernos “presionan en el esfuerzo diplomático para llegar a futuras pausas para que entre más ayuda humanitaria y salgan más rehenes”, se lee en la columna de los ministros.
“El gobierno de Israel debe hacer más para discriminar los suficientemente bien entre terroristas y civiles, asegurando que su campaña golpee a Hamas, sus líderes y operativos”, indica la carta.
Del mismo modo, Francia elevó más el tono, y condenó el bombardeo israelí sobre un edificio residencial en Rafah, donde murió un trabajador de la Cancillería gala. París pidió a Israel una explicación “en el menor tiempo posible” sobre el ataque.
Desde Estados Unidos también comienzan a presionar a Israel: el secretario de Defensa, Lloyd Austin, acaba de llegar a Israel, donde, según indica The New York Times, la idea es convencer a Netanyahu de que abandone la actual campaña aérea y terrestre a gran escala en Gaza. Según el medio, la idea sería pasar a una nueva etapa de conflicto, con fuerzas de élite que hagan incursiones puntuales en Gaza, para combatir de manera quirúrgica y así evitar las víctimas civiles.
Según Austin, a causa del modo en que ha ido llevando Israel su campaña, podría incluso enfrentar una “derrota estratégica”, que podría dejar a Netanyahu aún menos protegido, si no llega a hacer algo para proteger a los civiles palestinos. Lloyd Austin tiene experiencia en otras guerras urbanas, como fueron las que tuvieron lugar en Afganistán en 2004, en Irak en 2007, y el plan que terminó liberando Mosul, Irak, de las manos del Estado Islámico en 2016.
“Deben saber, he aprendido una o dos cosas de la guerra urbana, de mi tiempo peleando en Irak y liderando la campaña para derrotar al Estado Islámico”, había dicho en un discurso este mes Austin. “La lección no es que se pueda ganar una guerra urbana protegiendo a los civiles. La lección es que solo se puede ganar una guerra urbana protegiendo a los civiles”, enfatizó.
Asimismo, la muerte de los rehenes israelíes provocó el sábado decenas de manifestaciones por todo Israel. Al frente de las protestas se encontraban los familiares de los retenidos, que reclaman la negociación de una tregua que permita un nuevo intercambio de rehenes por prisioneros palestinos, como el que se produjo durante el paréntesis que acabó el pasado 1 de diciembre, cuando 105 rehenes fueron liberados a cambio de 240 presos palestinos.
“Hace 10 días me reuní con el gabinete de guerra y les dije que todos temíamos que los rehenes pudieran resultar heridos durante los combates; desgraciadamente tenía razón”, dijo el sábado Rez Ben Hami, secuestrado en el kibutz Beeri y liberado durante la última tregua, en conversación con las familias, indicó el diario El País.
“Si el (anterior) acuerdo se hubiera retrasado una semana, yo no estaría aquí”, añadió. “Cada día, cada hora, cada minuto, es crítico. Israel tiene que llegar ya a otro acuerdo para liberar prisioneros a cambio de secuestrados. Porque solo la operación militar no salvará sus vidas”.
Pero pese a la presión de las familias, el sábado, en un discurso televisado, Netanyahu siguió con su retórica belicista habitual, refiriéndose a la guerra como un activo de cara a unas posibles conversaciones. “Sin la presión militar no habríamos logrado la liberación de 110 rehenes”, dijo, citado por El País. “Solo con presión militar continua conseguiremos la liberación de todos. Mi orden al equipo de negociación está basada en esta presión sin la que no obtendremos nada”.