La frase que mejor ejemplifica la situación del PRO, el partido fundado en 2002 por el expresidente de Argentina Mauricio Macri, la recogió el periódico La Nación. “Esto es un sálvese quien pueda, no es el PRO”, dijo un militante al comprobar el presente de la colectividad que en 2015 logró llegar a la presidencia del país. Es que la derrota que Juntos por el Cambio sufrió en la primera vuelta del 22 de octubre aún genera olas en la colectividad.
Luego de que Patricia Bullrich, candidata del bloque, fuera derrotada por Javier Milei y Sergio Massa, la exministra de Seguridad salió rápidamente a convencer a sus correligionarios del partido de que había que plegarse de manera rauda a La Libertad Avanza (LLA), la tienda libertaria. Sin mucha conversa interna, la entonces excandidata dijo estar a disposición del economista libertario, pese a haberla llamado “montonera tirabombas” en la campaña.
Mauricio Macri secundó la idea, convirtiéndose en un seudomentor del electo mandatario. Sin embargo, ahora la tensión entre ambos líderes derechistas crece con miras al rol del partido en la posible nueva alianza con LLA. Mientras Milei ofreció repetir el cargo de ministra de Seguridad a Bullrich –pese a que esta no quería volver al mismo puesto–, Macri intenta posicionar al PRO como una fuerza con peso en el próximo gobierno libertario, detallaron medios locales.
Mientras él ya puso a un hombre suyo en Economía, con Luis Caputo, su exministro de Finanzas, virtualmente confirmado, además de impulsar el nombramiento de Cristián Ritondo como presidente de la Cámara de Diputados, ella busca salir de la subordinación del expresidente, pues cree que el 24% que sacó su fórmula en la primera vuelta son de ella, y no de Macri. El ingeniero cree lo contrario, consignó Clarín.