Desde que el erudito británico Thomas Malthus escribiera en 1798 su "Ensayo sobre el principio de la población", donde plantea que la progresión poblacional es geométrica y la de los medios de subsistencia solo aritmética, la idea de que la capacidad del mundo para albergar personas era limitada ha permanecido en el imaginario colectivo.
Con todo, en los últimos 100 años la población de la Tierra prácticamente se cuadruplicó, pasando de unos 2.000 millones en 1920 a los casi 8.000 millones de hoy. Los científicos y políticos de todo el mundo temen que esta tendencia continúe por lo menos hasta finales de este siglo, con efectos potencialmente catastróficos sobre el medio ambiente, la seguridad alimentaria y la paz mundial.
Un nuevo libro afirma, sin embargo, que esta amenaza no sería tal. Ello, porque en breve el planeta comenzaría a vaciarse de personas. Esta es la premisa de Empty Planet: The Shock of Global Population Decline ("Planeta vacío: El shock de la disminución de la población mundial"), escrito por dos canadienses, el cientista político Darrell Bricker, CEO de Ipsos Public Affairs, y el periodista John Ibbitson, reportero especial del diario The Globe and Mail.
En un artículo publicado en ese periódico, los autores del libro recuerdan que el Programa de Población de las Naciones Unidas proyecta que la población global aumentará a más de 11.000 millones de habitantes para fines de este siglo, casi cuatro mil millones más de los que viven hoy en el planeta (7.600 millones). Pero Bricker e Ibbitson aseguran que "un creciente número de demógrafos cree que la ONU está equivocada". "No llegaremos a los 11.000 millones para el 2100. En cambio, la población humana alcanzará los 8.000 o 9.000 millones, en algún punto a mediados del siglo, y luego comenzará a disminuir. Para el 2100, podríamos volver a donde estamos ahora y cada vez menos", agregan.
Entre los demógrafos que Bricker e Ibbitson citan se encuentra Jorgen Randers, un académico noruego que hace décadas advirtió sobre una posible catástrofe global provocada por la sobrepoblación. Pero Randers, según los autores del libro, ha cambiado de opinión. "La población mundial nunca llegará a los 9.000 millones de personas", dice ahora. "Alcanzará un máximo de 8.000 millones en 2040, y luego declinará".
Población estable
En la misma línea, Wolfgang Lutz y sus colegas demógrafos en el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) de Viena predicen que la población humana se estabilizará para mediados de siglo y luego comenzará a disminuir. El Deutsche Bank, en tanto, reporta que la población planetaria alcanzará un máximo de 8.700 millones en 2055 y luego disminuirá a 8.000 millones hacia finales de siglo.
Pero el punto de partida para la investigación de Bricker e Ibbitson fue, según admiten ellos mismos, el poner a prueba los datos de población de la ONU que advertían de una "gran explosión demográfica". "Cuando salimos y hablamos con personas reales en el mundo sobre las decisiones que están tomando, ahí es cuando las estadísticas que estábamos viendo cobraron vida", señalan. "Hicimos encuestas en 26 países preguntando a las mujeres cuántos hijos querían tener, y no importa a dónde fueras, la respuesta solía ser alrededor de dos", destacan.
Y los autores tienen sus explicaciones para las notorias diferencias observadas entre las proyecciones de la ONU y las de otras instituciones. "El modelo de población de Naciones Unidas se basa en una lista limitada de solo tres variables: mortalidad, fertilidad y movilidad. La ONU no tiene en cuenta nada más. Para nosotros, el gran factor que les falta es la cultura. El punto de Empty Planet es que la cultura importa. Estamos decidiendo tener menos hijos, y esto sucede más rápido y en más lugares de lo que la mayoría de los demógrafos creían posible. Esta es la primera vez en la historia de la humanidad en que hemos decidido ser menos", explica Bricker a La Tercera.
"La fórmula de la ONU no toma en cuenta la aceleración de la urbanización en el mundo en desarrollo", agrega Ibbitson. "La urbanización suprime la fertilidad, por cuatro razones: 1) Los niños pueden ser un activo económico en el campo -otro par de manos para trabajar-, pero se convierten en una responsabilidad económica en la ciudad, otra boca que alimentar; 2) las mujeres tienen acceso a la educación, lo que les otorga una mayor independencia, causando que ellas declaren que quieren menos hijos de los que sus madres tuvieron; 3) el poder de la religión organizada, que llama a las mujeres a estar subordinadas a los hombres, se debilita en la ciudad, y 4) el poder del clan también. Los recuerdos de la familia son reemplazados por compañeros de trabajo, a los que no les importa si usted se casa y se establece", comenta a La Tercera el periodista de The Globe and Mail.
"El impacto de la disminución de la población ya se está sintiendo en unas dos docenas de países", apunta Ibbitson. "La disminución de la población está ocurriendo sobre todo en Europa. Pero, también en algunos países asiáticos, incluido Japón", agrega Bricker. Según Ibbitson, "Japón perdió a casi 450.000 personas el año pasado. Este impacto pronto se extenderá a China, que comenzará a perder población en la próxima década. Pero a mediados de siglo, muchos países latinoamericanos podrían estar perdiendo población, incluidos Chile y Brasil".
Este declive, apunta Bricker, sucede cuando los países se ubican por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1 hijos por mujer necesaria para que una población se mantenga. "India ahora ha alcanzado la tasa de reemplazo de 2,1, por lo que las únicas partes del mundo donde la población continuará aumentando serán el África subsahariana y partes de Medio Oriente", comenta Ibbitson. "Pero incluso en estas regiones, las tasas de natalidad están bajando", advierte.
Los autores de Empty Planet abordan también el "inevitable declive" poblacional de China y los efectos que ello tendrá en la economía global. "Creemos que uno de los grandes desafíos geopolíticos de este siglo podría ser enfrentar la creciente inestabilidad en China, que se espera pierda entre 300 y 600 millones de personas en este siglo", dice Ibbitson. Y Bricker agrega: "A pesar de que abandonaron su Política de Hijo Único hace un par de años, no ha habido un significativo boom del segundo hijo. Están atrapados en una trampa de baja fertilidad, lo que significa que comenzarán a perder población en algún momento entre 2020-2030. Una vez que comienza el declive, es muy poco probable que se detenga".
En el caso de A. Latina, Bricker asegura que la región "está a punto de caer en la disminución de la población". "Esto conducirá a una reducción de la migración y menos disturbios cívicos ('menos jóvenes de cabeza caliente'). Pero al igual que otras regiones, A. Latina enfrentará desafíos para preservar el crecimiento económico, porque cada año habrá menos jóvenes para impulsar el crecimiento basado en el consumo y para pagar los impuestos que satisfagan las necesidades de atención médica y de pensiones de las personas mayores", concluye Ibbitson.