A pesar de que el hielo entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner parecía haberse terminado a finales de junio, cuando se nombró a Silvina Batakis como ministra de Economía en Argentina, la disputa interna en el Frente de Todos no termina. Hasta el momento, el tercero más silencioso del peronismo había cumplido funciones de “mediador”, en medio de un gobierno en creciente fractura. Como presidente de la Cámara de Diputados, y con suficiente distancia de las figuras del Ejecutivo, Sergio Massa no es percibido ni como cristinista ni como albertista.
Candidato a presidente en 2015, en comicios en los que quedó tercero, Massa fue, entre otros cargos, director de la Administración Nacional de la Seguridad Social entre 2002 y 2007 y jefe de gabinete de ministros entre 2008 y 2009, cuando gobernaba Cristina Kirchner, cargo que dejó en medio de diferencias con la entonces mandataria.
Desde la informalidad de los rumores en el oficialismo, se habló que, consultado en un almuerzo sobre la posibilidad de que Massa asumiera como “superministro”, Alberto Fernández habría asentido con la cabeza. Durante la mañana de este jueves, después de reuniones del mandatario con Batakis y Massa se terminó por confirmar que el último asumirá el “superministerio” de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca.
Luego de muchos rumores, por fin salió un comunicado de la Casa Rosada: el presidente de la Cámara Baja, Sergio Massa, asumirá un “superministerio”. “El Presidente Alberto Fernández decidió reorganizar las áreas económicas de su gabinete para un mejor funcionamiento, coordinación y gestión. En ese sentido, se unificarán los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, incluyendo además las relaciones con los organismos internacionales, bilaterales y multilaterales de crédito”, señaló el documento.
Sergio Massa es un político con historia en el peronismo: salió en 2013 del Partido Justicialista y fundó el Frente Renovador, enfrentando así a Cristina Fernández cuando esta era presidenta. Dos años después quedó tercero en las elecciones que terminó ganando Mauricio Macri, y desde entonces su liderazgo es la tercera pata del Frente de Todos, con suficiente distancia para tener canales abiertos con ambos Fernández.
Massa lleva meses apostando a entrar al gobierno de Alberto Fernández, atento al río revuelto que ha sido la interna del Frente de Todos. Ya en la Cumbre de las Américas y en la reunión del G7 en Munich, donde acompañó al mandatario, el fundador del Frente Renovador le había planteado hacerse cargo de una redirección del gobierno.
En ese entonces, el puesto de Martín Guzmán en el Ministerio de Economía era la causa del conflicto entre Alberto y Cristina, pero su sorpresiva renuncia el 2 de julio dio paso a una jornada de intensas reuniones en la Quinta Presidencial de Olivos. En las discusiones con el presidente, Massa reatacó y llegó a pedir un protagonismo mayor en su gestión: “En las 24 horas en las que fue un virtual jefe de gabinete, pidió el control político del Ministerio de Economía, el de Producción, Agricultura, la presidencia del Banco Central, la dirección de Anses, la de la AFIP y la secretaría de Energía, que maneja Cristina sin que Alberto haya podido reemplazar allí ni siquiera a un subsecretario de Estado. Parecía mucho y lo dejaron sin nada”, comenta Roberto García en una columna de Perfil.
Al final fue Silvina Batakis, una economista considerada por el bando “cristinista”, la que fue llamada a ocupar el puesto de Guzmán, sellando la tregua en el Frente de Todos con una cena entre el presidente y la vicepresidenta esa misma semana. Al día siguiente, Massa se sumaría a esto con otra cena, junto a los Fernández, en la Quinta de Olivos.
La ya dos veces frustrada entrada de Massa al Ejecutivo tuvo el inicio de su revancha la noche del miércoles, cuando los diarios argentinos empezaron a dar por hecha la salida de Batakis de la cartera de Economía. Según el diario Ámbito Financiero, las versiones sobre la llegada de Massa al gabinete se volvieron a disparar la tarde del miércoles, luego del almuerzo de Alberto Fernández con gobernadores peronistas. “Allí, el mandatario asintió con la cabeza ante la consulta de uno de los ‘caudillos’ provinciales sobre la posibilidad de que el actual titular de la Cámara de Diputados asuma como ‘superministro’ de Economía”.
Mientras los medios y las redes sociales estaban en eso, nadie confirmaba nada, y el vuelo de la ministra Batakis se retrasaba en Estados Unidos, donde venía de reuniones con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, David Lipton del departamento del Tesoro de Estados Unidos, y el director gerente de Operaciones del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg. De hecho, días antes Batakis había dicho en Washington que contaba con el apoyo de la coalición de gobierno para seguir en su cargo e implementar las medidas económicas fijadas junto al FMI.
Y a pesar de lo que tanto Georgieva como Batakis en redes sociales señalaron como reuniones productivas, en el lado norteamericano no se veía tanto optimismo. “Ella escucha, es inteligente y muy amable también, pero no tiene idea de cómo resolver los temas macroeconómicos…”, señaló, según Infobae, uno de los funcionarios que se reunió con la ministra argentina.
Con solo 24 días en el cargo, Batakis llegó la mañana de este jueves a Buenos Aires, donde se reunió con el presidente. En tal encuentro, la ministra había puesto su cargo a disposición de Fernández, pero este rechazó el ofrecimiento en un principio.
Antes de eso, Massa estuvo con Fernández en la Casa Rosada, y Ámbito Financiero señala que “el legislador busca garantías de poder tener control sobre todo el gabinete económico antes de sumarse al equipo de ministros”. Esto incluye juntar bajo su control el Ministerio de Economía, el de Agricultura y el de Producción. Por otra parte, para ajustar el gasto público, Massa tendría entre sus condiciones bajar la cantidad de ministerios a 12. Finalmente, el diario La Nación informó que Fernández designó a Batakis como presidenta del Banco Nación.
En medio de esta crisis de gobierno, uno de los asesores más cercanos a Alberto Fernández le presentó su renuncia este jueves. Es el caso de Gustavo Beliz, que hasta el momento ejercía como secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, y que fue ministro de Interior de Carlos Menem entre 1992 y 1993, además de ocupar otras carteras en gobiernos posteriores.
Además de recibir críticas desde el Frente de Todos -cosa habitual estando en el bando albertista del gobierno-, había sido uno de los funcionarios que estuvo presentes en la Quinta de Olivos el domingo posterior a la salida de Martín Guzmán de Economía, ayudando al presidente a decidir los pasos a seguir. “Con la salida de Beliz, el Presidente pierde a otro de los colaboradores de mayor confianza que lo acompañaba desde el inicio de la gestión”, apuntó Clarín. Beliz será reemplazado por la actual titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Mercedes Marcó del Pont.
Mientras Fernández aceptó la renuncia de Julián Domínguez al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, le pidió a Daniel Scioli volver a la embajada argentina en Brasil, “donde realizó un excelente trabajo”, anunció el gobierno en un comunicado. Scioli tuvo un paso fugaz por el gabinete donde estuvo 44 días al frente de la cartera de Desarrollo Productivo.