Tan solo 122 horas y 17 minutos alcanzó a estar en la Presidencia de Perú Manuel Merino, el exjefe del Congreso que asumió el poder el martes, después de la destitución del mandatario Martín Vizcarra salpicado por acusaciones de corrupción. Las masivas movilizaciones del sábado, que dejaron dos fallecidos y más de 100 heridos, acorralaron al Ejecutivo interino que comenzó a renunciar en un efecto dominó con la baja de al menos 13 ministros.

“En este momento, donde el país atraviesa una de las más grandes crisis políticas, quiero hacer de conocimiento a todo el país que presento mi renuncia irrevocable al cargo del Presidente de la República e invoco a la paz y a la unidad de todos los peruanos”, anunció ayer en cadena nacional Manuel Merino, mientras en las afueras del Palacio de Gobierno algunos manifestantes ya reunidos celebraron entre gritos y cacerolazos.

Horas antes, el presidente del Congreso, Luis Valdez, entregó el ultimátum a Merino de Lama: la carta de renuncia o un proceso de censura en el Legislativo.

“Las protestas de la última semana han sido las más grandes en 20 años. Las anteriores fueron para la caída de Alberto Fujimori, que era una dictadura con reelección inconstitucional. Esa es la magnitud de las movilizaciones actuales. Lo paradójico es que los congresistas que impulsaron la vacancia de Vizcarra y respaldaron a Merino ahora quieren elegir al nuevo mandatario”, sostiene a La Tercera Jeffrey Radzinsky, analista político peruano.

En menos de una semana, el país volvió a quedar sin gobierno y con una crisis política que golpea aún más debido a que se suma a los efectos de la pandemia que tiene 934 mil casos y más de 35 mil muertes en Perú. Sin embargo, la incertidumbre no es algo nuevo para los peruanos. Tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en marzo de 2018, su vicepresidente, Martín Vizcarra, asumió el cargo, pero a los pocos meses de gestión inició una lucha de poder con el Congreso.

Sin un partido político ni una bancada de su lado, Vizcarra transformó la lucha contra la corrupción en su puente para conectar con los ciudadanos hastiados de la política partidista, especialmente cuando los últimos cuatro expresidentes están involucrados con el caso Odebrecht: Alejandro Toledo (2001-2006) en libertad bajo fianza en Estados Unidos y con un proceso activo de extradición; Alan García (1985-1990 y 2006-2011) se suicidó en 2019 antes de ser detenido; Ollanta Humala (2011-2016) tras pasar nueve meses en prisión preventiva está a la espera del juicio, y PPK (2016-2018), con arresto domiciliario.

Tras la renuncia en mayo de la vicepresidenta, Mercedes Aráoz, el país quedó sin nadie en la línea de sucesión, por lo que la única opción que lidere el país hasta las elecciones de julio 2021 emerge del pleno.

Desde el frontis de su casa y casi una semana después de ser destituido, el expresidente Martín Vizcarra exigió un pronunciamiento del Tribunal Constitucional para definir si su vacancia fue legal o no.

“El lunes, de manera ilegal, inconstitucional, 105 personas que ocupan el cargo de congresistas maltrataron nuestra Constitución, adoptando una decisión para tomar por alto el Ejecutivo. Se pusieron de acuerdo para captar el Ejecutivo y pusieron a una persona y ahora resulta que dicen que la solución es que salga un congresista y que ellos van a dar la solución poniendo a otro”, criticó Vizcarra.

Tensas negociaciones

Los peruanos seguían este domingo atentos la discusión en el pleno del Legislativo. En la tarde, se aprobó una presentación “exprés” de listas, con plazo hasta las 20.30, para formar una nueva mesa directiva del Congreso, con quien la encabece como futuro mandatario. Una de las condiciones que establecieron era que el elegido tenía que salir de los 19 congresistas que votaron en contra de la vacancia de Vizcarra.

Así, en primera instancia se esperaba la presentación de una lista por parte del Partido Morado, la única bancada que votó en bloque en contra de la destitución de Vizcarra. Sin embargo, tras negociaciones, esta colectividad llegó a un acuerdo con el Frente Amplio, Acción Popular y Unión por el Perú, consensuando una lista conjunta, la única que fue presentada.

Con 42 votos a favor, 52 en contra y 25 abstenciones, se rechazó la única lista presentada.

En la tarde se había aprobado con amplia mayoría la presentación “exprés”, hasta las 20.30 de este domingo, de listas para formar una nueva mesa directiva del Congreso, con quien la encabece como futuro mandatario.

Durante ese plazo, varios nombres sonaron como posibles sucesores en el cargo. Una de las condiciones que establecieron en el Congreso es que el elegido tenía que salir de los 19 congresistas que votaron en contra de la vacancia de Vizcarra.

Así, en primera instancia se esperaba la presentación de una lista por parte del Partido Morado, la única bancada que votó en bloque en contra de la destitución de Vizcarra. Sin embargo, tras negociaciones, esta colectividad llegó a un acuerdo con el Frente Amplio, Acción Popular y Unión por el Perú consensuando una lista conjunta, que terminó siendo la única en ser presentada en el plazo estipulado.

Y así, la frenteamplista Rocío Silva Santisteban quedó encabezando la lista -con el moradista Francisco Sagasti como primer vicepresidente de la mesa y futuro timonel del Congreso-. Sin embargo, con la votación, Silva vio en esta instancia entrampada la posibilidad de convertirse en la primera mujer en llegar a la Presidencia de Perú.

Tras la votación, se suspendió la sesión y se convocó a una reunión entre los portavoces de las bancadas, negociaciones con continuaban durante la madrugada.

Según indicaron medios peruanos, hubo un “boicot” desde el interior de los partidos que componían la nueva lista.

Silva Santiesteban señaló a RPP que la votación fue “una sorpresa, porque en realidad costó mucho trabajo llegar a una lista de consenso (...) La gente de UPP (Unión por el Perú) iba a votar en bloque y no lo hicieron”.

“La lista no ha obtenido los votos, esta lista, ya no tiene una segunda vuelta", agregó más tarde en una conferencia de prensa, afirmando que las bancadas estaban armando una nueva lista para destrabar la situación.