Críticas a magistrados, pedido de ayuda a Trump y división de aliados: las claves del juicio contra Bolsonaro por el intento de golpe contra Lula

El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Foto: Archivo

El expresidente brasileño arriesga una pena de más de 40 años si se comprueba que encabezó un intento de golpe de Estado. La decisión de enjuiciarlo o no está en manos de la Corte Suprema, que este martes inició el debate para definirlo.


Este martes, la Primera Sala del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil inició el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro y otras siete personas por un presunto intento de golpe de Estado y asesinato contra el ahora mandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Será la Corte Suprema la que examinará si abrirá formalmente la judicialización del caso donde, de ser declarado culpable, el exmilitar de extrema derecha podría enfrentar una larga pena de prisión cuyo resultado se sabría antes de finalizar este año.

Según la Procuraduría General de la República (PGR), el exmandatario que gobernó Brasil entre 2019 y 2022 habría liderado una organización criminal que tenía como objetivo impedir la investidura de Lula, quien asumió el 1 de enero de 2023.

Este martes, el episodio entró a una fase crucial. Si los 5 de los 11 magistrados designados de la Corte Suprema consideran que la denuncia cuenta con los elementos mínimos probatorios para ser aceptada, Bolsonaro y sus siete aliados -según la Fiscalía- se convertirán en imputados. Y la amenaza no es menor: de ser declarado culpable, el expresidente se expone a una pena de hasta 43 años de prisión. Considerando que actualmente tiene 70 años, podría pasar el resto de sus días tras las rejas.

El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro vota en un colegio electoral durante los comicios municipales en Río de Janeiro, el 6 de octubre de 2024. Foto: Archivo

Durante la tarde, Bolsonaro dijo confiar en la justicia, pese a sus constantes críticas a uno de los jueces de la Corte Suprema al que, según los investigadores, fue víctima de un intento de envenenamiento. “Se trata de la mayor persecución político judicial de la historia de Brasil”, dijo a TV Globo, añadiendo que la investigación tiene “claros intereses políticos para impedir que participe y gane las elecciones presidenciales de 2026″.

¿Brasilzuela?

Una de las claves del juicio ha sido el intento de Jair Bolsonaro de internacionalizar el caso. Según el diario Financial Times (FT), incluso hizo un llamado de “apoyo del exterior”, puntualmente del mandatario estadounidense, Donald Trump, con el fin de que este rescate a Brasil de lo que definió como un deslizamiento hacia una dictadura izquierdista al estilo venezolano.

En una entrevista con el medio financiero, el excapitán del Ejército aseguró que “la ayuda estadounidense es muy bienvenida” y agradeció a Trump por cerrar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ya que supuestamente esta había “interferido” en la democracia brasileña.

“Tenemos un problema de dictadura, una verdadera dictadura”, dijo a FT desde las oficinas de su Partido Liberal. La retórica se hizo evidente en la extensa entrevista al periódico británico, que calificó al exmandatario como un político de derecha dura. “Brasil no puede salir de esta situación por sí solo. Necesita apoyo del exterior”, continuó.

El entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estrecha la mano del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, antes de asistir a una cena de trabajo en el resort Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, el 7 de marzo de 2020. Foto: Archivo

Sin embargo, contrario a la tesis del exmandatario, la ONG Freedom House, que promueve la democracia, la libertad política y los derechos humanos desde Washington, no ha marcado ningún cambio en el nivel de libertades democráticas en Brasil desde que Lula asumió el poder en 2023, consignó FT.

Es en la citada ciudad estadounidense donde el hijo de Jair Bolsonaro, Eduardo, ha pasado gran parte de los últimos meses intentando presionar a los miembros del Congreso de EE.UU. y la administración Trump para que actúen frente a lo que el bolsonarismo califica de amenazas a la libertad de expresión en Brasil. El diputado, tercer hijo del exmandatario, tachó de “Gestapo” a la Policía Federal.

En la conversación con FT, el exmandatario comparó su situación con la de la oposición venezolana, y señaló que “la única bandera que tiene Lula es la falsa bandera de la defensa de la democracia”.

Cuestionando a jueces

Si bien se negó a explicitar qué quería exactamente que Trump hiciera, sí cargó directamente contra el juez de la Corte Suprema, Alexandre de Moraes, de quien dijo “tenía prisa por declararme culpable”. Además de que el plan contemplaba envenenar a Lula, estaba considerado asesinar a tiros a Moraes, aseguran los fiscales a cargo de la investigación.

Pero Bolsonaro no cree “que me quieran en la cárcel, me quieren muerto. Eso es lo que está en juego en Brasil”, añadió.

Según el ultraderechista, Moraes inclinó las elecciones anteriores para ayudar a Lula a retornar al poder tras prohibir algunos de sus anuncios de campaña, además de emitir medidas cautelares contra partidarios del exmilitar. “Hubo interferencia en el Tribunal Supremo Electoral a favor de Lula”, declaró.

Pero el ataque al ministro de Justicia no es nuevo. Además del supuesto ataque mortal en su contra, la Corte Suprema ya había rechazado un intento de los abogados de Bolsonaro para sacar a Moraes del caso. Si bien acusaban motivos de imparcialidad, el máximo ente judicial desestimó la acusación.

La defensa de los acusados, incluido el expresidente, apunta a negar cualquier intento de golpe de Estado y a cuestionar la participación de Moraes en el juicio, pero también de Cristiano Zanin y Flávio Dino, otros de los ministros que deliberarán en el caso, consignó el periódico Folha de Sao Paulo. Zanin fue abogado de Lula durante el caso Lava Jato, mientras que Dino se desempeñó como ministro de Justicia durante la administración del petista.

“Los abogados de Bolsonaro pretenden centrarse en cuestiones técnicas y procesales para justificar la inocencia del expresidente, manteniendo contactos entre bastidores con ministros del Supremo”, añadió el medio brasileño.

Críticas de aliados

“Por el momento, soy candidato”. Esa fue la posición de Bolsonaro durante marzo, pese a que fue inhabilitado políticamente hasta 2030 debido a su papel sembrando dudas respecto al sistema de votación electrónica en las últimas elecciones presidenciales, en una estrategia similar a la utilizada por Trump.

Y es precisamente al magnate republicano a quien mira para guiar su actual proceso judicial, pues confía en que su pena será anulada o disminuida para 2026, aseguró el medio Swissinfo. Es más, llegó a comparar su situación con la del ahora presidente estadounidense, quien logró retornar al poder pese a sus problemas judiciales.

Simpatizantes del expresidente de Brasil Jair Bolsonaro participan en una protesta en la Avenida Paulista, en Sao Paulo, el 25 de febrero de 2024. Foto: Archivo

La máxima, sin embargo, no parece convencer a todos sus aliados. Al contrario, algunos se muestran reacios a que sea Bolsonaro quien enfrente -potencialmente- a Lula da Silva en 2026, puesto que no ha definido un eventual sucesor en caso de que no pueda postularse, indicó O Globo.

La preocupación es mayor, pues si se suma una nueva condena por sobre la inhabilitación, las posibilidades de que el exmilitar llegue a la papeleta se reducen considerablemente. Por ello, el sector está trabajando en distintas medidas para contraatacar.

“Acorralados, los partidarios de Bolsonaro intentan actuar en varios frentes para movilizar aliados. Buscan, por ejemplo, presionar al Congreso y movilizar a la opinión pública para una amnistía para los involucrados en los atentados del 8 de enero (de 2023 en Brasilia). También buscan denunciar presunta persecución por parte del Poder Judicial”, indicó el citado medio.

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