Los líderes de la Unión Europea participan este jueves y viernes en una cumbre en Bruselas con una agenda cargada y centrada en política exterior, pero que parece eclipsada por la controversia con la nueva ley húngara que veta las referencias al colectivo LGTBI.
Desde hace semanas los diplomáticos europeos preparan una densa agenda que incluye una discusión sobre las difíciles relaciones con Rusia y Turquía, entre otros temas recurrentes, como las variantes del coronavirus.
La importancia global de la agenda quedó en evidencia con la confirmación de la presencia de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, quien el jueves compartirá un almuerzo de trabajo con los líderes europeos.
Sin embargo, una fuente de la UE dijo que el agrio debate sobre la controvertida nueva legislación en Hungría se había tornado “bastante importante” y probablemente sería discutida durante la cena del jueves.
La UE ya veía con preocupación la tramitación de esa nueva ley pero el escándalo se tornó central después que la UEFA negara la autorización para iluminar con los colores del arcoíris el estadio en Múnich durante un partido de la Eurocopa entre Alemania y Hungría.
La ciudad reaccionó decorando monumentos, inclusive próximos al estadio, con los colores del arcoíris, símbolo del movimiento LGTBI y en apoyo a esa comunidad en Hungría.
Cruce de declaraciones
En ese contexto, la normativa húngara generó un temporal de críticas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que “esa ley es una vergüenza” ya que “discrimina claramente a personas por su orientación sexual”.
En respuesta, el gobierno húngaro emitió una nota donde señaló que los comentarios de Von der Leyen eran “vergonzosos” y “basados en acusaciones falsas”.
Así, el primer ministro de Hungría, el derechista Viktor Orban, estará ahora frente a frente con sus pares. Será una oportunidad para que escuchar personalmente las críticas, y tratar de presentar una explicación.
Este jueves, los líderes de varios países europeos firmaron una declaración conjunta que no menciona explícitamente a Hungría pero pide de forma inequívoca que se respeten “los derechos fundamentales” de la comunidad LGTB.
La declaración hace referencia a “las amenazas a derechos fundamentales y en particular al principio de no discriminación con base a la orientación sexual”.
El miércoles, el Parlamento Europeo enarboló ante su sede una enorme bandera con los colores del arcoíris, y el presidente, David Sassoli, envió una dura carta a Von der Leyen para pedir acción urgente con los países que atentan contra el estado de derecho.
Rusia y Turquía
Más allá de la controversia con Hungría, los líderes europeos tienen una agenda delicada.
Entre los temas apremiantes está la discusión sobre una definición de las futuras relaciones con Rusia, un vecino con el que la UE tiene difíciles relaciones y que según ambas partes se encuentran en un bajísimo nivel.
Este jueves, la jefa del gobierno de Alemania, Angela Merkel, dijo ante el Parlamento que la UE debía propiciar un “contacto directo” con Rusia.
Poco después, una fuente del gobierno ruso dijo que el presidente Vladimir Putin es “partidario” de un refuerzo del diálogo con la UE. Putin mantuvo hace una semana una cumbre con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Sin embargo, el miércoles se registró un peligroso incidente en el Mar Negro, donde de acuerdo con Moscú sus fuerzas hicieron “disparos de advertencia” contra un buque de guerra británico que habría ingresado a aguas territoriales reclamadas por Rusia.
Aunque el Reino Unido ya no es parte de la UE, sigue siendo parte de la OTAN y por lo tanto está en coordinación permanente con los países del bloque.
Turquía también es un tema candente en la agenda. La UE examina un plan para proporcionar 3.500 millones de euros (4.200 millones de dólares) a Turquía durante los próximos tres años como parte de un paquete de apoyo más grande, de 5.700 millones de euros, a países que acogen a refugiados de Siria.