Los gobiernos abandonaron la cumbre climática de las Naciones Unidas este mes con nuevas dudas de que las alzas de la temperatura global puedan limitarse a 1,5 grados centígrados desde los niveles preindustriales, pero también con la esperanza de que un objetivo más realista, 1,7 grados, esté al alcance.

El objetivo de 1,5 grados centígrados, o 2,7 grados Fahrenheit, ha sido la estrella polar de las negociaciones climáticas de la ONU desde que se consagró en el acuerdo de París de 2015. El acuerdo pide a los gobiernos que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero a niveles que los climatólogos estiman que pueden limitar el calentamiento muy por debajo de los 2 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales, con la ambición de mantenerlo por debajo de los 1,5 grados.

La Tierra ya se ha calentado alrededor de 1,1 grados desde 1850, según el último informe de ciencia climática de la ONU. Eso se debe en gran parte a un aumento de los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, causado por la industrialización, dice el informe.

Limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados requiere que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero se reduzcan en un 43% para 2030 en comparación con 2019, según la ONU. Esto supone una reducción media del 5% cada año, desde ahora hasta 2030, dijo Pierre Friedlingstein, un científico del clima que coordina el Proyecto Global del Carbono, un consorcio de investigación que proporciona las estimaciones utilizadas por la ONU. Eso no incluye las emisiones de la deforestación o del metano, otro potente gas de efecto invernadero.

Humo sale de la chimenea de una planta de incineración de residuos. Foto: Archivo

En la cumbre en Sharm el-Sheikh, Egipto, Estados Unidos, Europa y otras naciones desarrolladas buscaron nuevos compromisos para reducir las emisiones en esta década mediante la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Fueron rechazados por grandes naciones en desarrollo, como China, India y Arabia Saudita.

Al final, las dos partes se decantaron por el lenguaje de un acuerdo alcanzado en la reunión de la ONU del año pasado en Glasgow que instaba, pero no exigía, a los países a acelerar sus planes de reducción de gases de efecto invernadero. “En Glasgow dije que el pulso de 1,5 grados era débil”, dijo Alok Sharma, el enviado del Reino Unido para el clima. “Desgraciadamente, sigue con respiración asistida”.

Sin embargo, las grandes economías han hecho planes a más largo plazo para reducir las emisiones que, según los analistas, podrían limitar el calentamiento en línea con el acuerdo de París. China, el mayor emisor del mundo por lejos, e India, el tercero, se comprometieron el año pasado a ser emisores netos de gases de efecto invernadero para 2060 y 2070, respectivamente. Si se cumplen, estos compromisos podrían limitar el calentamiento a 1,8 grados por encima de los niveles preindustriales, según la Agencia Internacional de la Energía, un club de países grandes consumidores de energía.

Antes de Sharm el-Sheikh, la AIE redujo su estimación a 1,7 grados, con base en las nuevas promesas de reducción de emisiones de varios países, en particular Indonesia y Australia, y los nuevos acuerdos para reducir la deforestación.

“Ese es un viaje, de más de 2 grados a 1,8 y ahora a 1,7, del que podemos estar orgullosos, aunque reconocemos que recién estamos comenzando”, dijo el enviado climático de EE.UU., John Kerry.

Simon Stiell, jefe de clima de la ONU, habla durante una sesión plenaria de clausura de la Cumbre del Clima de la ONU COP27, el domingo 20 de noviembre de 2022, en Sharm el-Sheikh, Egipto. Foto: AP

El mundo tiene alrededor de 18 años más de emisiones de dióxido de carbono a las tasas actuales para llegar a 1,7 grados, en lugar de los nueve años restantes para 1,5 grados, según el Proyecto Global de Carbono.

Llegar a 1,7 también sería mucho más barato. La AIE estima que alcanzar el objetivo más cálido requeriría que la inversión global en energía limpia aumentara de US$ 1,3 billones anuales a US$ 3 billones para 2030. Alcanzar los 1,5 grados requeriría gastar US$ 4,2 billones para 2030, duplicando efectivamente la inversión representada por el sector energético del 2 % del producto interno bruto anual mundial al 4%.

Aparte del dinero, hay una razón científica poco conocida por la que 1,7 grados es mucho más fácil que 1,5 grados. Los recortes drásticos en la quema de combustibles fósiles, particularmente carbón, también reducen la contaminación por dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Esos compuestos se transforman en pequeñas gotas llamadas aerosoles que han ayudado a enfriar la Tierra, aproximadamente, 0,5 grados, al reflejar la luz solar de regreso al espacio.

“Gran parte de la reducción de CO2 se compensa con la reducción de aerosoles, específicamente dióxidos de azufre”, dijo Daniel Crow, modelador de clima y energía de la IEA.

Los científicos del clima dicen que limitar el calentamiento a 1,7 grados aún sería un logro significativo. El umbral de 1,5 grados no es un punto de inflexión por encima del cual se aceleran los daños causados por el cambio climático, incluido el aumento del nivel del mar, la sequía o las olas de calor. Más bien, el daño crece constantemente con cada incremento de calentamiento. Por ejemplo, los últimos informes científicos de la ONU estiman que se espera que entre el 70 % y el 90% de los arrecifes de coral del mundo desaparezcan con 1,5 grados de calentamiento, una estimación que aumenta a más del 99% con 2 grados de calentamiento.

“El sistema climático no es como un precipicio: antes de 1,5 todo está bien, tan pronto como llegas a 1,5, es el fin del mundo”, dijo Friedlingstein. “Necesitamos reducir las emisiones lo más rápido posible y luego ver dónde estamos”.

Incluso un objetivo de 1,7 grados plantea enormes desafíos. El problema, dicen funcionarios y científicos, es que las promesas de cero neto hechas en los últimos dos años son en su mayoría promesas vagas que pocos países han tomado medidas para consagrar en la ley. “La evidencia actual no brinda confianza de que se lograrán los objetivos netos cero determinados a nivel nacional”, dijo el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en un informe de octubre.