De los casi 7 millones de personas que esperan un tratamiento en el sistema de salud pública británico (NHS), más de 5.700 son menores de 18 años que cuestionan su identidad sexual.
En los últimos años, estos casos se han incrementado. El tiempo de espera promedio para una primera cita con un especialista en género puede ser de 100 días.
Pero el Dr. Aidan Kelly, director de Gender Plus y de la clínica de hormonas del mismo servicio de salud, advierte que estos “siguen siendo superiores a los cinco años”.
La razón por la que las cifras están disparadas es el aumento de menores que cuestionan su identidad sexual y la falta de infraestructura adecuada para cumplir con la creciente demanda, le explicó a RFI la psicóloga clínica y experta en estos tratamientos, Anna Hutchinson.
Actualmente, solo hay dos centros especializados, uno en Londres y otro en Liverpool para atender a estos niños. Se anunció la apertura de otros seis que darán una tratamiento más integral y pediátrico.
Según la agencia de noticias PA, un menor de cinco años es el más joven dentro de quienes esperan, pese a que el NHS establece que nadie menor de 7 años debe ser sometido a un tratamiento de este tipo.
Contraria a la tendencia de hace 20 años cuando eran más los hombres jóvenes que buscaban tratamiento, hoy el 75% de los casos son mujeres que cuestionan su género.
“¿Por qué tantos niños cuestionan su género? Supongo que es multifactorial. No creo que nadie tenga una respuesta definitiva en este momento. Al mismo tiempo que ha aumentado el número de niños que cuestionan su género, la sociedad se ha vuelto muy organizada en torno a los derechos de las personas trans y su protección, correctamente, por lo que existe la presión de no ofender, no herir a las personas que no se ajustan a las normas de género”, resalta Hutchinson.
“Un factor puede estar relacionado con una mayor visibilidad de las personas de género diverso y el acceso a un discurso que antes no había estado disponible. Una mejor comprensión de las diferencias de género puede haber llevado a más personas a poder articular sus experiencias y buscar apoyo para gestionarlas”, sostiene Kelly.
Mientras que el presidente de la Sociedad Británica de Psicólogos, Roman Raczka, dijo que “estas últimas cifras son preocupantes. Es imperativo que los niños y los jóvenes tengan acceso oportuno a la atención y el apoyo profesional que necesitan”.
“Falta de evidencia científica”
En abril se publicó el reporte de la expresidenta del Colegio de Pediatras, Hilary Cass, quien cuestionó la “evidencia notablemente débil” de los soportes científicos con los que se estaban formulando los tratamientos hormonales para el cambio de género en menores.
Este reporte, solicitado por el NHS, para mejorar sus servicios y atención, entregó 32 recomendaciones.
Entre ellas, no ofrecer tratamientos hormonales a menores porque no hay suficiente evidencia científica sobre el real impacto que pueden tener.
Y antes de un tratamiento debe haber una “evaluación holística” que incluya valoración a la salud mental del paciente.
Al celebrar el reporte Cass, Anna Hutchinson afirma que este demandará más recursos del NHS, un sistema de salud que hace años está en cuidados intensivos.
“Eso lleva mucho tiempo. Para hacer terapia no se puede escribir un guion, se puede escribir una receta en una o dos sesiones, pero la terapia, el aporte psicosocial, suele llevar mucho tiempo, por lo que, lamentablemente, es posible que todo se ralentice a menos que haya más servicios disponibles.”, sostiene Hutchinson.
¿Agenda contra el reporte Cass?
El asunto es mucho más profundo. Un grupo de médicos acusa a su sindicato, la British Medical Association (BMA), que reúne a 192.000 profesionales, de rechazar el reporte Cass y evitar implementarlo.
Como protesta, algunos médicos han renunciado al BMA, argumentando que sus decisiones no representan a todos sus miembros. Esta es la única asociación médica que se opone al reporte Cass.
La radióloga Jacky Davis y miembro del consejo de la BMA le dijo a RFI que hay una agenda ideológica detrás de esa oposición.
“Hay un grupo de personas en el Consejo de la BMA que no está contenta con las conclusiones del estudio Cass. Ellos creen en un tratamiento afirmativo de disforia de género. En otras palabras, ninguna terapia, ninguna restricción de tratamientos hormonales. No parecen preocupados por la poca o nula base empírica que respalda este enfoque”, explicó Davis.
El gobierno británico prohibió prescribir bloqueadores de pubertad para los menores que cuestionan su identidad sexual por falta de evidencia y efectividad. Esta medida se acaba de extender a Irlanda del Norte.