Del Trópico de Cochabamba a Ciudad de México: la larga travesía de Evo Morales
El renunciado Presidente boliviano aterrizó en México, luego de un viaje en el que enfrentó la negativa de varios gobiernos sudamericanos para que cruzara sus respectivos espacios aéreos. En sus primeras declaraciones, dijo que en algún momento regresará a Bolivia.
Mientras esperaba abordar el avión Gulfstream G550 de la Fuerza Aérea mexicana, la tarde del lunes, Evo Morales subió a su cuenta de Twitter una imagen para mostrar cómo había dormido la noche anterior. En la fotografía se observa al renunciado Presidente boliviano recostado en el suelo, con pantalón y camisa manga corta, y encima una suerte de sábana morada, en una habitación semi abandonada. "Así recordé tiempos de dirigente. Muy agradecidos con mis hermanos de las Federaciones del Trópico de Cochabamba por brindarnos seguridad y cuidado", escribió desde algún lugar de Chimoré, la zona donde en los años 90 se alzó como dirigente cocalero. "Hermanos y hermanas, parto rumbo a México (...). Pronto volveré con más fuerza y energía", agregó poco después.
Pero el viaje a México estuvo repleto de sobresaltos, de situaciones de alta tensión, de complejidades inesperadas y señales políticas. Tal como recalcó el canciller mexicano Marcelo Ebrard: "Un viaje por la política latinoamericana". Ocurre que cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador envió la aeronave luego de otorgarle asilo al ex jefe de Estado boliviano, se encontró con una serie de dificultades de los países vecinos, incluso entre quienes se suponía cultivaban una buena relación con Evo Morales. El avión aterrizó primero en Lima, tras lo cual partió rumbo a Chimoré. Sin embargo, cuando estaba en pleno vuelo se encontró con la negativa de las autoridades militares de Bolivia, que en ese momento estaban al mando del país. Imaginarán ustedes el problema, en virtud de que están en medio de un proceso muy complejo y no se sabe muy bien quién decide qué", contó Ebrard en una conferencia de prensa.
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Foto: EFE[/caption]
Una vez que México logró el permiso para sacar a Evo de Bolivia, el avión aterrizó poco antes de las 19:00 (hora local) en Chimoré, donde en su momento el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) refaccionó una antigua base de la DEA -el organismo antidrogas de Estados Unidos al que tanto se opuso el renunciado mandatario- para utilizarla como aeropuerto en plena selva. Sin embargo, fue ahí cuando estallaron las mayores dificultades. Esto, porque la ruta prevista para el regreso era la misma: Bolivia-Perú-México. La idea era regresar a Lima para recargar combustible y luego volar directo a Ciudad de México. Sin embargo, el gobierno peruano de Martín Vizcarra decidió entonces que "por valoraciones políticas que se suspendía ese permiso par bajar en Lima". "Eso fue muy difícil y muy tenso porque en el aeropuerto donde estaba Evo Morales (ya abordo del avión mexicano) ya había una situación difícil (...) los simpatizantes de él estaban entorno al aeropuerto y en el interior del aeropuerto había elementos de las Fuerzas Armadas de Bolivia, entonces fue un período de los de mayor tensión para nosotros", relató Ebrard.
"Plan B"
De esta manera, la cancillería mexicana y los aliados de Evo Morales tuvieron que poner en marcha una suerte de "Plan B". Fue así como el Presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, activó sus lazos con el gobierno de Paraguay, al que pidió ayuda para que Morales pudiese aterrizar. La administración paraguaya no puso obstáculo alguno. Recién en ese momento el avión de Evo pudo partir rumbo a Paraguay. Antes de eso, se dio a conocer una imagen del ex mandatario arriba del avión junto a una bandera mexicana. Evo viajó junto a su hijo y en compañía del ahora ex Vicepresidente Álvaro García Linera, quien se llevó una bandera mexicana y un pedazo de tierra boliviana. "Me llevo este pedazo de mi tierra boliviana. La tendré al lado de mi corazón y más pronto que tarde la volveré a colocar en su lugar. ¡¡¡Volveremos y seremos millones!!!", escribió García Linera en sus redes sociales. En el avión también viajó Gabriela Montaño.
No obstante, hubo muchísimos más problemas: a la negativa de Lima también se sumó la de la propia Bolivia, que no autorizó que el avión mexicano sobrevolara su espacio aéreo. Para viajar de Paraguay a México el avión necesariamente debía volver a pasar por Bolivia. Así, a México no le quedó otra que pedir autorización al Brasil de Jair Bolsonaro y al Ecuador de Lenin Moreno. El gobierno brasileño respondió de manera afirmativa, mientras que Quito vaciló, aunque luego dio permiso. Según Ebrard, lo de Brasil fue casi un "milagro". "Nos ayudó mucho el Presidente electo de Argentina porque él también habló con el presidente de Paraguay", Mario Abdo, complementó el canciller mexicano.
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"Hubo que rodear Ecuador porque ya estando en vuelo les dijeron que no les permitían sobrevolar el espacio aéreo y que lo iban a revisar, entonces hubo que rodear y entrar a aguas internacionales", agregó Ebrard.
"Me salvó la vida"
Finalmente, Evo Morales aterrizó en México a las 11:15. "Quiero decirles que estamos muy agradecidos porque el Presidente de México y el pueblo boliviano me salvó la vida", dijo a la prensa tras bajar del avión militar que lo trasladó a Ciudad de México. "Mientras tenga la vida, seguimos en política, mientras tenga la vida, sigue la lucha", agregó en un breve mensaje.
https://twitter.com/m_ebrard/status/1194302686369325062
"Gracias a México, a sus autoridades, pero también quiero decirles que mientras tenga la vida seguimos en política, mientras esté en el tren de la vida sigue la lucha, y estamos seguros que los pueblos tienen todo el derecho de liberarse", dijo desde el hangar del Ejército en el aeropuerto internacional de Ciudad de México. "No por este golpe voy a cambiar ideológicamente", agregó. Luego partió en helicóptero rumbo a un destino desconocido, por ahora.
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Evo Morales, acompañado del exvicepresidente Álvaro García Linera, habla con la prensa en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. FOTO: EFE[/caption]
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