“Los demócratas radicales están intentando capturar los escaños del Senado en Georgia para que puedan ejercer un poder absoluto, desenfrenado y sin control sobre cada aspecto de su vida”, dijo el Presidente Donald Trump en un mitin en el estado sureño la noche del lunes.
Un día antes, The Washington Post publicó una llamada telefónica de una hora en la que Trump instaba al secretario de estado de Georgia, Brad Raffensperger, a “encontrar” los más de 11 mil votos que necesitaba para revertir el resultado de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, que dieron por ganador al demócrata Joe Biden.
Pese a que la discusión en los últimos días se ha centrado en esta llamada, algunos expertos piensan que no tendría mayor influencia en los resultados. “El impacto probablemente será mínimo, ya que sospecho que la mayoría de los votantes en Georgia tomaron una decisión sobre las dos elecciones al Senado hace semanas”, señaló a La Tercera W. Joseph Campbell, profesor de la American University.
Dos meses después de las elecciones presidenciales, los votantes de Georgia decidían en las elecciones de segunda vuelta sobre qué partido controlará finalmente el Senado. Esto determinará cuánto puede lograr el Presidente electo Joe Biden durante sus primeros dos años en la Casa Blanca.
Debido al retiro por motivos de salud del senador republicano Johnny Isakson a fines de 2019, había dos escaños en juego en Georgia. Si los candidatos demócratas Jon Ossoff y el reverendo Raphael Warnock ganaban, su partido controlará el Senado por un solo voto. En cambio, si cualquiera de los dos candidatos republicanos -los senadores David Perdue y Kelly Loeffler- e imponían, el partido de Trump mantendría su mayoría en el Senado.
Perdue se enfrenta a Ossoff por el cupo vacante, y Loeffler, quien fue designada tras la salida de Isakson, competía contra Warnock, quien dirige la histórica Iglesia Bautista Ebenezer en Atlanta, desde donde predicaba Martin Luther King.
Perdue, que adoptó por completo el lema “America First” de Trump, es un exejecutivo corporativo que ganó millones de dólares subcontratando empleos estadounidenses en el extranjero.
Ossoff, de 33 años, nunca ha ocupado un cargo público, pero ha demostrado ser un candidato fuerte, capaz de recaudar fondos enfatizando su compromiso con una agenda progresista multirracial. Además, el joven candidato ha hecho campaña junto al expresidente Barack Obama, Biden y la vicepresidenta electa Kamala Harris. El joven productor de documentales ha dicho que si Georgia elige senadores demócratas, Biden puede aprobar sin dificultad su agenda legislativa, empezando por el aumento de los cheques de estímulo de US$ 600 a US$ 2.000.
Loeffler es una empresaria novata en la política, elegida por el gobernador republicano Brian Kemp para reemplazar a Isakson, pese a que los republicanos conservadores y Trump apoyaban a otro candidato. Para probar que estaban equivocados, Loeffler adoptó una postura más conservadora -llegando a autocalificarse como “más conservadora que Atila”- y se convirtió en una de las figuras más leales al mandatario republicano. De hecho, el lunes anunció que votaría en contra de certificar la victoria de Biden en el Colegio Electoral.
Aunque el reverendo Raphael Warnock tampoco se ha postulado nunca para un cargo público, ha estado activamente involucrado en política como un defensor del derecho a voto. Su publicidad se centró en la controversia sobre las transacciones de millones de dólares en acciones de Loeffler el año pasado, en los primeros días de la pandemia.
Para obtener el cargo, los candidatos necesitan lograr el 50% más uno de los votos, un umbral que ninguno alcanzó en noviembre.
Según los resultados de encuestas de segunda vuelta recopiladas por el sitio FiveThirtyEight, Ossoff tenía un 49,1% de intención de voto, frente al 47,4% de Perdue. Warnock, en tanto, alcanzaba un 49,4%, superando a Loeffler, que obtenía un 47,2%.
“Es posible que algunos independientes que votaron por Biden estén abiertos a votar por los republicanos aquí, pero la intervención de Trump en las elecciones del estado podría acercar más a los candidatos al Senado. Para algunos votantes blancos rurales, eso podría ser útil. Pero para los votantes moderados de los suburbios a los que Biden apeló, el hecho de que los candidatos al Senado estén estrechamente vinculados a Trump podría inclinarlos a apoyar a los demócratas”, señala Steven White, experto en política de la Universidad de Syracuse.
La campaña más cara
La carrera entre Perdue y Ossoff, incluido el gasto antes de la segunda vuelta, fue la más cara de la historia, con casi US$ 470 millones en gastos, según el Center for Responsive Politics. El segundo puesto lo ocupa la contienda entre Loeffler y Warnock, que suma más de US$ 362 millones. Ambos montos aumentarán cuando se informen las cifras finales de gastos de campaña. A modo de referencia, solo una carrera por el Senado había superado los US$ 200 millones antes de 2020.
La participación también fue inédita. Incluso antes de que se abrieran las urnas, ambas carreras habían atraído un interés sin precedentes por lo que representaban. Hasta la mañana de este martes, ya habían votado más de tres millones mediante papeletas de voto ausente y votación anticipada, rompiendo el récord de la segunda vuelta del Senado en Georgia en 2008, cuando votaron 2,1 millones de personas.