En la ciudad portuaria de Mariupol, que lleva semanas sitiada por el Ejército ruso, las autoridades del municipio están denunciando que las tropas invasoras estarían evacuando a los civiles de la ciudad, llevándolos a su país en contra de su voluntad. Por su parte, los rusos consideran que estarían “llevando refugiados” a lugares seguros.
A pesar de que no hay pruebas aún, la Fiscalía general de Ucrania anunció la apertura de una investigación al respecto, mientras que la ministra de Relaciones Exteriores de Reino Unido, Elizabeth Truss, condenó el “secuestro y la deportación” de ucranianos.
Parte del método de deportación del Kremlin consistiría en enviar a los civiles a ciudades rusas, sin pasaporte pero con un permiso de residencia en el lugar. Con esto, señala el diario italiano Corriere della Sera, los refugiados se verían obligados a quedarse en el país, sin poder moverse de región o volver a Ucrania.
Este sábado, el municipio de Mariupol hizo público que las tropas rusas, que llevan semanas sitiando esta estratégica ciudad costera, estarían evacuando a los civiles en dirección a Rusia en contra de su voluntad.
El comunicado de la institución señala: “Se sabe que los residentes de Mariupol capturados fueron llevados a campos de filtración, donde los ocupantes revisaron los teléfonos y documentos de las personas. Después de la inspección, algunos residentes de Mariupol fueron redirigidos a ciudades remotas en Rusia, aunque se desconoce el destino del resto”.
El alcalde de la ciudad, Vadim Boychenko, comparó la situación con “los horribles acontecimientos” de la Segunda Guerra Mundial: “Es difícil imaginar que en el siglo XXI las personas sean deportadas a la fuerza a otro país. Las tropas rusas no solo están destruyendo nuestra pacífica Mariupol, sino que han ido aún más lejos y han comenzado a deportar a los residentes”.
Ayer, la fiscal general de Ucrania, Iryna Venedyktova, anunció que se abrirá una investigación sobre los posibles crímenes de guerra cometidos por el Ejército ruso, en especial en lo relativo al traslado forzoso de residentes. En Twitter, la funcionaria manifestó que bajo pretexto de evacuar a los locales de Mariupol, los rusos les estarían quitando los pasaportes.
Por su parte, el diario italiano Corriere della Sera detalló que, al menos en dos ocasiones, grupos de civiles ocultos en refugios colectivos habían sido forzados a dejar su país e irse a Rusia. En una ciudad que lleva semanas sin electricidad ni agua, los rusos estarían cargando a estos civiles en buses a cambio de sus pasaportes, para luego ofrecerles un permiso especial de residencia. El alcalde Boychenko señala que desde ese momento, ya son prisioneros de Rusia, porque no pueden moverse de una provincia a la otra ni pueden volver a Ucrania sin sus pasaportes.
La viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk criticó: ”Rusia no abre corredores humanitarios hacia territorio ucraniano y miles de personas son deportadas. Si quieren salvarse no tienen otra opción y este es otro crimen de (Vladimir) Putin”.
Para los rusos, sin embargo, se trata de un corredor voluntario. La agencia rusa Ria Novosti mostró en televisión la llegada a Jaroslav, ciudad rusa, de un tren con 458 refugiados de Mariupol. En la transmisión, la vicepresidenta del gobierno regional, Larisa Andreeva, habló del servicio que “gratuitamente” estaban ofreciendo a los refugiados de guerra.
Sin embargo, según el periódico de Milán, se trata de deportaciones en las que Moscú le dice a los civiles: “Váyanse a Rusia o están con ellos”. Los rusos están exigiendo a los civiles el usar una franja blanca en sus brazos, como símbolo de sus tropas, mientras que en la televisión rusa se muestra la distribución de cajas con productos de primera necesidad con una gran “Z” impresa, la señal de apoyo público ruso a la guerra de Ucrania.
En The New York Times se informó de 4.500 personas de la ciudad costera que habrían sido llevadas a Rusia. Residentes de Mariupol le contaron al diario norteamericano que habían estado en contacto con personas “que habían sido detenidas en sótanos”, y llevadas en contra de su voluntad a la frontera. Un médico entrevistado señaló haber estado con tres familias que fueron llevadas a la fuerza a la ciudad de Taganrog, en la costa de Rusia.
Desde Reino Unido, la ministra de Relaciones Exteriores, Elizabeth Truss, se declaró “horrorizada” por la situación, condenando “el secuestro y la deportación” de ucranianos. “Estoy consternada por las atrocidades rusas en Mariupol, incluidos los ataques a escuelas que albergan a civiles y el secuestro y deportación de ucranianos (...) Putin y su régimen tendrán que rendir cuentas”, expresó la diplomática británica en su cuenta de Twitter.
Por su parte, la embajadora de Estados UNidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, señaló que, aún sin poder confirmar la veracidad de las deportaciones, las encuentra inconcebibles. “Pero puedo decir que es molesto. Es inconcebible que Rusia obligue a los ciudadanos ucranianos a entrar en Rusia y los ponga en lo que serían esencialmente campos de concentración y prisioneros. Así que esto es algo que debemos verificar. Rusia no debe transferir ciudadanos ucranianos contra su voluntad a Rusia”.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), en los últimos días se ha desacelerado la salida de personas de Ucrania, pero advierten que podría volver a aumentar el flujo si los combates se producen en el oeste del país. Hasta el momento, 3,27 millones de personas han salido del país, mientras que otros dos millones de personas se han desplazado internamente. El movimiento es de este a oeste, de las ciudades asediadas como Kharkiv y Mariupol, a Lviv, urbe cercana a Polonia y en la que no han habido tantos combates como en las anteriores.
Entre los refugiados causados por la invasión, 1,45 millones son menores, y desde el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) aseguran que muchos han salido del país sin familiares. La ONU anunció que investigará las denuncias de deportaciones, y alertó sobre el alto número de niños muertos en la guerra, que hasta el momento llega a los 115, según cifras oficiales.