Desplazamientos forzados en el mundo registran alza de 21% y llegan a nuevo récord de 108,4 millones de personas
Así lo dio a conocer el informe de Tendencias Globales de 2022 publicado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.
Producto de la guerra en Ucrania, la permanencia y reactivación de algunos conflictos en otras partes del mundo, el año pasado se registró un aumento de 21% de las personas desplazadas forzosamente ya sea por persecución, conflicto, violencia, violaciones de los derechos humanos y sucesos que alteran gravemente el orden público. Así lo dio a conocer el informe de Tendencias Globales 2022 de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), publicado hoy, el cual señaló que la cifra de desplazados forzosos alcanzó un récord de 108,4 millones a finales del año pasado.
“Efectivamente, el número de personas refugiadas y en necesidad de protección internacional (registradas por ACNUR) incrementó nuevamente durante el año 2022. Se trata de una desafortunada tendencia, que viene arrastrándose desde hace algunos años, a causa de un mundo cada vez más convulsionado y, específicamente, por agravamiento de algunas crisis y conflictos internacionales, los cuales tienen un impacto directo en la vida de las personas. Esto no se trata solamente de cifras, sino sobre todo de personas a las cuales los conflictos les cambiaron su realidad y cotidianidad de forma abrupta y muy dolorosa. Este tipo de situaciones nos hacen reflexionar y pensar que cualquiera de nosotros, en algún momento, podríamos estar en una situación similar”, dijo a La Tercera, Rebeca Cenalmor, Jefa de Oficina Nacional de Acnur.
El 76% de los desplazados forzosos fueron acogidos en países de ingresos bajos y medios. El total de finales de año representa un aumento de 19 millones en comparación con la cifra de fines de 2021 y representa un poco menos que la población de Chile, pero más que la de Ecuador, Países Bajos o Somalia. Se trata del mayor aumento interanual, según las estadísticas recogidas por Acnur sobre desplazamientos forzosos.
“Se trata de un tema no menor en la medida en que, precisamente, son estos países de ingresos bajos y medios los que poseen más brechas internas y desafíos, los cuales se ven incrementados aún más por la presión que genera la llegada repentina de un gran número de personas en situación de vulnerabilidad. Es por ello fundamental desde una etapa inicial pensar en cómo ir más allá de la respuesta humanitaria, y trabajar en una visión a mediano y largo plazo que apueste hacia el desarrollo. Desde Acnur tenemos muy presente que es muy importante incorporar en nuestras respuestas y proyectos a las comunidades de acogida en la búsqueda de soluciones para abordar la movilidad humana”, añadió Cenalmor.
Más de mitad del aumento se debió a cifras récord de refugiados, solicitantes de asilo y otras personas que necesitan de protección internacional que fueron obligadas a huir durante 2022. Durante los cinco primeros meses de 2023, los desplazamientos forzosos han seguido aumentando y Acnur estimaba que la cifra mundial probablemente habría superado los 110 millones de personas en mayo de 2023, cuando fue redactado este reporte.
La invasión a gran escala de Rusia en Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022, gatilló la mayor y más rápida crisis de desplazamiento desde la Segunda Guerra Mundial. Así, durante los primeros días de la guerra, más de 200.000 personas por día buscaron refugio, inicialmente, en las fronteras de los países vecinos de Ucrania. Ante esta situación, a finales de 2022, había 11,6 millones de ucranianos desplazados, entre los que se incluían 5,9 millones dentro de su país y 5,7 millones que huyeron a países vecinos y otros.
El reporte indicó que aunque la invasión a gran escala de Ucrania provocó sin duda la mayor crisis de desplazamiento forzado en términos de magnitud y velocidad en 2022, los conflictos y la inseguridad en otras partes del mundo continuaron o se reavivaron. Además, destacó el informe, en esta oportunidad se dispuso de estimaciones de población actualizadas sobre el número de desplazados forzosos afganos en Irán, muchos de los cuales habían llegado en años anteriores.
En general, la población mundial de refugiados bajo el mandato del Acnur aumentó en más de un tercio, es decir, 8,1 millones, alcanzando los 29,4 millones. Además, a finales de 2022 había 5,2 millones de personas que se encontraban en necesidad de protección internacional, y provenían principalmente de Venezuela.
A nivel mundial, Turquía, Irán, Colombia, Alemania y Pakistán eran los países que habían acogido a las mayores poblaciones de refugiados hacia fines de 2022, incluidas personas en situación similar a la de refugiado y otras personas que necesitan protección internacional. Más del 87% de todos los refugiados y otras personas que necesitan de protección internacional proceden de tan solo 10 países.
Por otro lado, a finales de 2022, 800.600 refugiados y 5,2 millones de otros necesitados de protección internacional residían en países de la región de las Américas, la mayoría de los cuales eran venezolanos. El total de 6 millones refleja un aumento del 17% desde finales de 2021, debido en gran parte a las estimaciones actualizadas del número de otras personas que necesitan protección internacional en Colombia, que aumentó en 611.500, y en Perú, que creció en 178.400. Colombia (2,5 millones), Perú (976.400) y Ecuador (555.400) acogieron a las mayores poblaciones de refugiados y otras personas necesitadas de protección internacional de la región.
Las autoridades venezolanas han informado que, desde septiembre de 2018, más de 30.000 personas en necesidad de protección internacional han regresado a su país en el marco de un plan de retorno organizado por el gobierno denominado “Plan Vuelta a la Patria”. En total, incluidos retornos auto organizados, unos 300.000 venezolanos han vuelto a su país durante el mismo período.
Aunque la mayoría de las personas que se han visto obligadas a huir quieren regresar a sus hogares, esto sólo puede ocurrir en condiciones de seguridad y dignidad si se logra una paz duradera. En cuando a las situaciones de desplazamiento en todo el mundo en 2022, sólo 339.300 de los refugiados regresaron a su casa. Esto significa que por cada refugiado que regresó, 22 personas se convirtieron en refugiados durante el año.
“Creemos que, en un escenario ideal, toda persona refugiada debiese poder volver algún día a su país de origen cuando la situación que provocó su salida mejore o ya no le ponga en riesgo ¿quién no quisiera volver algún día a casa? Lo importante para ACNUR, es que estas personas hayan vuelto siempre bajo su propia voluntad y en un escenario en donde su vida e integridad física ya no esté en riesgo. La protección y voluntad de las personas son el componente central que deben ser evaluados”, sostuvo Cenalmor.
Entre las soluciones planteadas en el reporte para los refugiados se encuentran el reasentamiento en terceros países. El reasentamiento en 2022 se duplicó hasta alcanzar los 114.300 de personas, recuperando los niveles anteriores a la pandemia del Covid-19. Sin embargo, advierte Acnur, esto representa una fracción, ya que se estima que 1,5 millones de refugiados necesitan un reasentamiento.
El reporte advierte que los conflictos nuevos y en curso siguen obligando a que las personas huyan este año. Durante 2023, más de 1 millón de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en Somalia debido al conflicto, las inundaciones y la sequía. Mientras que en abril estalló un conflicto entre fuerzas armadas rivales en Sudán y ya está teniendo efectos devastadores sobre población civil, incluidos los más de 3,5 millones de desplazados internos sudaneses y 1,1 millones de refugiados acogidos en el país. Al menos 190 niños han muerto en los combates, y el número de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda en el país aumentará en más de 2 millones en los próximos tres a seis meses.
La jefa de Acnur en Chile se refirió a la situación en el país y destacó la “tradición histórica de solidaridad y acogida de personas refugiadas y en necesidad de protección internacional”, que junto a su “estabilidad económica y democrática, han resultado muy atractivas para personas extranjeras, entre ellas, las personas refugiadas”. “Sabemos que, desde algún tiempo a la fecha casi todos los países del mundo, incluido Chile, están enfrentado escenarios económicos, políticos y sociales complejos. A esto se suma que la llegada de un gran número de personas en situación de vulnerabilidad, en corto periodo de tiempo, ha aumentado aún más los desafíos ya existentes previamente en las comunidades. Por ello es que creemos que, respecto de la movilidad humana y sus soluciones, es muy importante incorporar las opiniones y miradas de las comunidades de acogida. La inclusión real solamente podrá darse en la medida en que las comunidades de acogida también se sientan bien. En este marco, los Estados tienen el derecho y el deber de proteger y controlar sus fronteras, al tiempo que garantizan que casos muy específicos, de personas con necesidad de protección internacional, puedan encontrar vías para solicitar aquella protección en el país, en base a los compromisos que han asumido en materia de derechos humanos y de protección de personas refugiadas”, concluyó.
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