Un equipo de rescate francés dijo el jueves que ha detectado señales de vida bajo los escombros de un hotel en el centro de la isla indonesia de Célebes, casi una semana después de haber sido azotada por un sismo de magnitud 7,5 y un tsunami, mientras la cifra oficial de muertos aumentó a 1.558.

Philip Besson, miembro de la organización francesa Pompiers de l'urgence, dijo que los sensores de alta tecnologí­a del equipo "detectaron la presencia de una ví­ctima" entre los escombros del Hotel Mercure de Palu, pero no tení­a información sobre si la persona está consciente. El sensor puede detectar señales de vida, como la respiración y el ritmo cardiaco, comentó.

Nita Hamaale, cuya hermana de 20 años se cree está enterrada bajo los escombros del hotel, dijo que un traductor del equipo de rescate francés le dijo que no querí­a darle mucha esperanza. El traductor le explicó que es posible que otros factores, como gas entre los escombros, puedan resultar en una falsa señal de vida, comentó Hamaale a The Associated Press.

Besson señaló que el equipo de cinco personas solo tení­a un taladro manual que no era lo suficientemente potente para llegar a la ví­ctima, que estaba atrapada bajo grueso hormigón, por lo que tuvieron que suspender la excavación al caer la noche. Besson agregó que el viernes por la mañana traerán maquinaria pesada para tratar de rescatar a la persona.

"Tenemos que taladrar a través del concreto para poder verificar y tener acceso a la ví­ctima", dijo Besson a la AP.

Desde que el terremoto sacudió la isla el viernes pasado, las labores de rescate se han visto obstaculizadas por la escasez de maquinaria pesada. La agencia de desastres del paí­s informó el jueves por la tarde que la cifra de muertos habí­a aumentado a 1.558 personas.

Supoto Purwo Nugroho, portavoz de la agencia de desastres, dijo que el cadáver de un surcoreano estaba entre los ocho muertos que fueron sacados el jueves de los escombros de otro hotel, el Roa Roa, que se derrumbó de costado. La televisora local indicó que el hombre, el único extranjero que se sabe falleció a causa de los desastres, era un parapentista que participaba en un evento que se llevaba a cabo en la zona.

Mientras continuaba la búsqueda de ví­ctimas, los trabajadores humanitarios se apresuraban a conseguir refugio, alimentos, medicinas y otros suministros sumamente necesarios para los supervivientes.

El Ejército de Indonesia trasladó cientos de elementos para que ayudaran con las labores de búsqueda y rescate y mantuvieran el orden entre los sobrevivientes que han comenzado a desesperarse seis dí­as después de que sus vidas se sumieron en caos. Cientos de heridos y otros residentes se formaron en la pista del dañado aeropuerto de Palu con la esperanza de escapar de la zona a bordo de un avión militar.

Habí­a señales de progreso a medida que llegaban los suministros y la ayuda. Los camiones llevaban nuevos postes eléctricos para reemplazar los que se dañaron y poder reinstalar el cableado. Los trabajadores dijeron que quieren reparar todo el daño en el tendido eléctrico y reconectarlo a la red en los próximos dí­as.

Las Naciones Unidas anunciaron una asignación de 15 millones de dólares para las labores de recuperación y dijeron que más de 200.000 personas necesitaban ayuda urgentemente.

Se cree que más de 70.000 viviendas fueron destruidas por el sismo, el tsunami o por aludes. Miles de personas duermen en tiendas de campaña o en refugios improvisados hechos con los escombros sin tener la certeza de que podrán reconstruir sus hogares. Muchos pasan los dí­as tratando de conseguir productos básicos como agua limpia y combustible para los generadores.