Bielorrusia afirmó el martes que había arrestado a la opositora María Kolésnikova, una de las líderes de la protesta contra el presidente Alexander Lukashenko, cuando huía del país, una versión que negó la vecina Ucrania asegurando que se trata en realidad de un intento fallido de exilio forzado.
“Kolésnikova está actualmente detenida”, dijo a la AFP el portavoz de la guardia fronteriza Anton Bychkovsky sobre la última de las tres figuras de la oposición durante la campaña presidencial que todavía estaba en Bielorrusia.
Las otras dos, la candidata Svetlana Tijanóvskaya y Veronika Tsepkalo, ya tuvieron que exiliarse.
Según Bytchkovski, otros dos miembros del Consejo de Coordinación de la Oposición, Antón Rodnenkov e Iván Kravtsov, cruzaron la frontera y se encuentran en Ucrania.
El viceministro del Interior de Ucrania, Antón Geráshchenko, afirmó en Facebook que las autoridades bielorrusas querían expulsar a los tres opositores pero que Kolésnikova se resistió y se negó a irse al exilio.
Según la agencia Interfax-Ucrania, rompió su pasaporte para bloquear la operación. Fue entonces cuando fue detenida.
Los guardias fronterizos bielorrusos rechazaron sin embargo estas acusaciones y dijeron en un comunicado que los opositores, al salir de Bielorrusia en automóvil, se dirigieron a toda velocidad hacia la frontera “poniendo en peligro a los soldados del servicio de guardias fronterizos”.
“Mi pueblo necesita ayuda”
Kolésnikova, de 38 años, desapareció el lunes en Minsk, “secuestrada” según sus partidarios y fue puesta en un vehículo contra su voluntad.
Tijanóvskaya, exiliada en Lituania, pidió su liberación inmediata y denunció una “situación absolutamente inaceptable” en Bielorrusia.
“Esta no puede ser la norma en Europa, ni en un mundo civilizado”, dijo en una intervención por videoconferencia ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. “Mi pueblo, mi nación necesita ayuda”, dijo Tijanóvskaya.
Por su parte, el portavoz Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que espera que la situación de Kolésnikova “se aclare pronto”.
Muchos opositores, ya sean o no miembros del Consejo de Coordinación, se vieron obligados al exilio o fueron encarcelados en las últimas semanas.
Las autoridades iniciaron acciones legales contra este organismo por “amenaza a la seguridad nacional”.
Lukashenko, en el poder desde hace 26 años, enfrenta una movilización sin precedentes en su contra.
Desde hace un mes, las manifestaciones semanales reunieron a más de 100 mil personas todos los domingos en Minsk para denunciar la reelección del jefe de Estado, considerada fraudulenta, el 9 de agosto pasado con el 80% de los votos frente a Tijanóvskaya.
Peligro real
El gobierno bielorruso ya recurrió en el pasado al exilio forzado para alejar a sus detractores. Tijanóvskaya se fue a Lituania inmediatamente después de las elecciones, según sus partidarios, luego de sufrir presiones.
La semana pasada, otra miembro del Consejo de Coordinación, Olga Kovalkóva, dijo que tuvo que irse a Polonia bajo amenaza después de que los servicios de seguridad la llevaran a la frontera.
El gobierno bielorruso también prohibió al jefe de la Iglesia Católica del país, Tadeusz Kondrusiewicz, a regresar a su país tras criticar la represión de la oposición.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, pidió a las autoridades bielorrusas la “liberación inmediata” de los opositores políticos y recordó que impondría sanciones “a los responsables” de la represión.
“Existe un peligro real de ver a Bielorrusia hundirse en la ilegalidad y la persecución política”, dijo el martes la secretaria general del Consejo de Europa, Marija Pejcinovic Buric.
Durante el verano se puso en marcha un movimiento de protesta histórico en Bielorrusia en torno a Tijanóvskaya, una profesora de inglés sin experiencia política que se lanzó a la carrera presidencial para reemplazar a su marido, un popular videobloguero encarcelado desde principios de año.
Al movimiento se unieron luego Kolésnikova, exdirectora de campaña de otro candidato de la oposición encarcelado, y Tsepkalo, cuyo esposo se exilió después de que su candidatura presidencial fue rechazada.
Las tres organizaron una campaña anti-Lukashenko que reunió a miles de personas.
Lukashenko, que dará el martes una entrevista con varios medios rusos, descartó hasta ahora cualquier concesión y habló de manera vaga de una posible revisión de la Constitución.