Las torrenciales lluvias que azotan al estado de Río Grande do Sul desde hace cuatro días han dejado al menos 29 muertos y 60 desaparecidos, mientras 10.000 personas han sido evacuadas de sus hogares y 138 ciudades se encuentran en estado de emergencia.
Las intensas precipitaciones provocaron este jueves el colapso de una represa y otras cuatro están bajo riesgo, por lo que las autoridades pusieron a 19 ciudades en alerta de evacuación, informó el diario O’Globo.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva inspeccionó el epicentro de la tragedia, pero no pudo sobrevolar la zona a causa del mal tiempo. “El Gobierno federal estará al 100% con el pueblo de Rio Grande do Sul para atenderlo con recursos y que podamos reparar los daños”, afirmó Lula.
Por su parte, el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, dijo que la región se encuentra en “estado de calamidad pública” por las inundaciones y advirtió que la situación es dramática.
Leite dijo que este es “el peor desastre de la historia” en el estado que gobierna.
La Defensa Civil, Bomberos y unidades militares trabajaban en desalojar los pobladores de las áreas próximas a represas en peligro de ruptura. Un alerta fue emitida para las ciudades de Bento Gonçalves y Pinto Bandeira ante el peligro inminente de un colapso de la Represa Miguel.
Esta tarde, la represa de la Usina Hidroeléctrica 14 de Julio sufrió quiebres en su estructura, lo que aumentó el riesgo de inundaciones en las ciudades de la Sierra Gaúcha.
También las autoridades están muy atentas al río Guaíba, que ha subido tres metros y empezó a desbordarse a su paso por la capital estatal, Porto Alegre.
El temporal ha afectado a más de 150 municipios de un ese estado, que tiene diez millones de habitantes. Las autoridades estatales han ordenado a los vecinos de 10 municipios que viven a las orillas de los ríos que dejen sus viviendas y se refugien en locales públicos o en zonas altas. Más de medio millón de hogares están sin agua y unos 330.000 sin electricidad.
Los fenómenos climáticos extremos también afectaron en el último año en Río Grande do Norte, donde el pasado septiembre un ciclón mató a unas 30 personas.