Corría agosto de 1987 y el entonces Presidente peruano, Alan García, aplazaba una de las medidas más polémicas de su primer mandato: la nacionalización de la banca. La misma que, tras una oleada de protestas lideradas por el escritor y futuro premio Nobel Mario Vargas Llosa, finalmente se tornó fallida, marcando un punto de inflexión en su administración.
La noche del 7 de agosto de ese año, García, en un discurso ante una multitud reunida en la céntrica plaza de Armas de Lima, anunciaba la suspensión inmediata de la intervención estatal en 10 bancos, seis financieras y 16 aseguradoras, que recientemente habían quedado bajo control del gobierno peruano.
Según informó en esa época el diario español El País, la medida no suponía la marcha atrás en el propósito de nacionalización anunciado a finales de julio de 1987 por García, sino su aplazamiento hasta que el Parlamento aprobara el proyecto de ley sobre este tema presentado por su administración.
Al contrario de otros actos realizados en ese mismo lugar, el mandatario no improvisó su discurso. García habló con tono mesurado pero decidido para reafirmar el carácter irrevocable de las nacionalizaciones y del camino iniciado por su gobierno. Mientras hablaba, varios atentados con dinamita se sucedían en distintos sectores de Lima. Pero el Presidente, desde la tribuna construida especialmente para el acto, recalcaba que no tenía chaleco antibalas, ni grupos de amigos para defenderlo, sino que su "defensa y fuente era la Constitución", y su "deber, la justicia social".
Más tarde en una entrevista por radio, de madrugada, García recurría a la figura de Salvador Allende para ejemplificar el momento que vivía. "A Allende le pedían avanzar sin concesiones, pero yo no voy a caer en eso, porque soy un Presidente que responde al pueblo, creo en el socialismo, defiendo los principios apristas pero no soy tonto y no voy a caer en las trampas de la derecha", dijo el mandatario peruano, según consignó en ese entonces el periódico español.
"No vamos a caer en precipitaciones o ilegitimidad, los ejemplos dramáticos de América Latina no pueden repetirse, pero no vamos a retroceder en lo fundamental. La derecha no pasará", agregó García en esa oportunidad. "No caeremos en trampitas leguleyas para que esta revolución se detenga", insistió